domingo, 19 de octubre de 2008

LA FELICIDAD COMPARTIDA



Son varias las razones por las cuales nos mantenemos cerrados a la presencia de otros en nuestra vida: por alguna experiencia negativa, por la desconfianza, el egoísmo; por pensar que en lugar de darnos, nos van a quitar; por la comodidad; la verguenza o el temor de pensar que no tenemos nada que dar; por el estrés o por un exceso de formalidad y perfeccionismo...cualquiera de ellas hará que nos sea más difícil el contacto, el compartir y el intercambio con otras personas.

Los egoístas nunca comparten con otros lo que tienen y, además, se guardan lo mejor para ellos, pensando que, de esta manera, podrán conservarlo por más tiempo. En cambio, las personas generosas dan lo mejor de lo que tienen, sin temor a perderlo, a sabiendas de que el universo siempre se los devolverá.

¡Abramos las puertas de nuestra vida para darles a otros la bienvenida! Que seamos un hogar donde puedan descansar, recuperarse y sentirse queridos y aceptados de forma incondicional. Construyamos para nosotros, para nuestros hijos y los hijos de ellos una red espiritual de amor incondicional, donde todos nos sintamos bienvenidos, aceptados y acompañados, con respeto, confianza, consideración, lealtad, conciencia y amor.

¡Lo que das a otros, será lo que recibas multiplicado muchas veces!
"Te invito a que seas tú quien dé la bienvenida a otras personas a tu vida. La hospitalidad se basa en el amor, el respeto y el reconocimiento de la importancia que tienen otras personas para nosotros"

J. : )


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