jueves, 22 de enero de 2009

Evitemos suponer

Muchas veces asumimos que los demás interpretarán y resolverán las situaciones, de la misma manera en la que lo haríamos nosotros. Generalmente esperamos que nuestros hijos se comporten de la misma manera en la que lo hicimos nosotros con nuestros padres, esperamos que actúen de la misma forma en la que lo hicimos nosotros cuando tuvimos esa edad, suponemos que disfrutarán de las mismas cosas que nosotros y por eso hacemos tantos sacrificios para darles aquello que valoramos y deseamos tanto.

Tengo una amiga que tiene sus hijos ya grandes, uno de ellos siempre le ha reclamado la falta de cariño y compañía... y ahora ella ha descubierto, a través del proceso de comprender la necesidad de su hijo, que nunca recibió cariño por parte de sus padres y que por eso creció sin la capacidad de expresarlo y compartirlo. Hoy, esta trabajando en ello, para acercarse más a sus hijos. Lo mismo nos sucede con nuestra pareja: esperamos tanto de ella, que muchas veces la expectativa que tenemos nos impide disfrutar de lo que nos entrega.

¿Cuántas veces te molestas y discutes con tu pareja porque no supo resolver una situación como tú lo hubieras hecho o simplemente te desanimas y te frustras cuando ella no aprecia y valora como esperabas, el detalle que tuviste? ¿Estarán nuestros seres queridos en capacidad de comportarse tal y como a nosotros nos gustaría que lo hicieran..? No podemos asumir que así será, pues cada uno de nosotros es un individuo único y especial con características, gustos, intereses y necesidades completamente personales.

Si tuviéramos presente este pensamiento, al momento de relacionarnos con los demás, tendríamos menos roces y vacíos, porque estaríamos dispuestos a aceptarlos como son, con sus diferencias. Estamos a tiempo de revisar nuestras relaciones, en especial las que mantenemos con nuestros seres queridos, para preguntarnos si realmente les hemos permitido exponer sus ideas y deseos.

Otro aspecto importante de esta reflexión es que necesitamos enseñar a nuestros hijos desde pequeños, los valores y el significado que para nosotros tiene cada aspecto importante de la vida. No podemos obviar la tarea que implica nuestra responsabilidad de formarlos a través del ejemplo, las palabras y los sentimientos que compartimos con ellos.

Recordemos que para que la relación de pareja funcione y nos sintamos a gusto, debemos aprender a exteriorizar nuestros verdaderos sentimientos, deseos y necesidades pues sólo así, la otra persona podrá conocernos y darnos aquello que realmente queremos. De lo contrario, nos sucederá que viviremos la relación, sólo desde nuestro punto de vista y con poca probabilidad de compartirla realmente con la pareja.

Estar abiertos para conocer, aceptar y respetar el punto de vista del otro, nos llevará a ser más tolerantes y comprensivos, al mismo tiempo nos permitirá aprender , crecer y enriquecer nuestra vida.

Estrategias

Escucha con atención. La próxima vez que algún ser querido quiera hablar contigo, escúchalo sin interrumpirlo y hazlo con tu mente limpia de toda idea preconcebida, pues solo así lo escucharás realmente.

Evita suponer. No te hagas juicios o imágenes

mentales de la actitud que supones tendrán las demás personas. Háblales claramente acerca de tus ideas, necesidades o expectativas, así evitarás los desacuerdos y los conflictos que normalmente mantienes con ellos.

Usa la franqueza afectuosa. Aun cuando haya temas difíciles de tratar, es importante que te atrevas a hablar sobre ellos siempre de forma franca y afectuosa. Evita subir o alterar el tono de tu voz y recuerda manejar la expresión de tu rostro para que en todo momento, manifiestes el deseo de compartir o de llegar a acuerdos sin agredir.

Expresa lo que tienes guardado. Deja de esperar o de suponer que los demás adivinarán o sabrán realmente lo que tú quieres o necesitas de ellos. Conversa sincera y abiertamente sobre tus sentimientos, ideas, temores y experiencias. Pero, sobre todo, hazlo para compartir con los demás los valores esenciales que conducen tu manera de vivir.

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