lunes, 5 de enero de 2009

Coma según su tipo






Coma según su tipo

Sabía usted que el grupo sanguíneo al que pertenece puede influir en la manera como su cuerpo digiere los alimentos? Los hallazgos del doctor Peter D'Amado, que se hicieron populares hace ya algunos años, han cobrado nuevo valor al combinarse con la bondades de la dieta mediterránea.

A principios de los 90, un médico naturalista llamado Peter D'Amado hizo públicas unas conclusiones que tuvieron grandes repercusiones en el mundo de la nutrición. D'Amado aseguraba que no todas las personas digieren de igual manera los alimentos y que tales diferencias estaban condicionadas por la pertenencia a los distintos grupos sanguíneos. Así, los seres humanos requieren de una alimentación diferente de acuerdo a si la sangre que corre por sus venas es del tipo O, A, B o AB. Como era de esperarse, con el tiempo, y una vez identificados y clasificados los alimentos más convenientes para cada quien según su grupo sanguíneo, el experto desarrollaría una dieta que se hizo bastante popular en Estados Unidos, y que él mismo se encargaría de difundir a través de un libro llamado Eat Right 4 Your Type. Pues bien, dos autores, Sylvie Hinderberger y Christopher J. Hammond, han retomado los lineamientos de la dieta por grupos sanguíneos, sólo que los han enriquecido con la incorporación de los alimentos que suelen encontrarse en el saludable régimen alimentario de los pueblos del Mediterráneo. Su propuesta la han presentado en un libro titulado, originalmente, La dieta mediterránea por grupos sanguíneos, si bien en español se conoce como Adelgazar según los grupos sanguíneos. Lo que leerá a continuación es un resumen de los principios básicos que justifican este original régimen que poco a poco encuentra más seguidores.

¿Qué descubrieron los D'Amado?
Se habla en plural, pues la verdad es que quien primero estableció una relación entre alimentos y grupos sanguíneos, fue James D'Amado, el padre de Peter, allá por los años cincuenta. Este médico e investigador descubrió que radicaba en el tipo de sangre la razón por la que algunos individuos toleraban mejor ciertas comidas, al estudiar a un grupo de pacientes en un sanatorio donde trabajaba. D'Amado, el padre, determinó el grupo sanguíneo de cada uno de ellos, y lo relacionó con la reacción que mostraban a distintas clases de alimentos. Los resultados fueron sorprendentes. Con el tiempo, Peter retomaría el trabajo del padre, mejorándolo y sistematizándolo al punto de proponer toda una dieta basada en los principios por ambos estudiados.

Antes de explicar las diferencias en la tolerancia de los alimentos de acuerdo al grupo sanguíneo al que se pertenece, es conveniente recordar algunos asuntos relacionados con la roja sangre. Como bien lo explican en el libro, "todas las personas pertenecen a uno de los cuatro grupos sanguíneos existentes: O, A, B y AB. Estos grupos se diferencian principalmente a partir de la estructura superficial de los glóbulos rojos, los denominados antígenos. Por ejemplo, si mediante una transfusión se juntan dos grupos sanguíneos diferentes, se puede producir de inmediato una fuerte reacción de los anticuerpos".

Los autores aseguran, también, que del grupo sanguíneo original, O, surgieron, gracias a la evolución (durante este proceso el ser humano ha ido adaptándose a nuevos medios y adquiriendo nuevos hábitos alimentarios que requirieron cambios en sus sistemas digestivos e inmunológicos), tres nuevos grupos que se adaptaban mejor a las nuevas condiciones de vida. Ello explicaría por qué determinados alimentos no son tolerados, y es que si se ingiriera algo que no resulta adecuado para el grupo sanguíneo, podría producirse una reacción de los anticuerpos, porque el sistema inmunológico confundiría, por ejemplo, determinadas proteínas desconocidas (como las lectinas) con los antígenos de un grupo sanguíneo diferente, lo que causaría trastornos digestivos.

Hecha esta breve explicación previa, se puede pasar a explicar lo que más conviene de acuerdo a cada grupo sanguíneo:

El grupo sanguíneo O
Quién lo diría, pero los primeros seres humanos sobre el planeta, esos que vivían por Africa hace unos cuarenta mil años, tenían sangre del tipo O. Como es fácil imaginar, la dieta de estos lejanos antecesores estaba integrada especialmente por carnes, de allí que quien pertenezca a este grupo sanguíneo no tenga mayores problemas para digerir

as. Su estómago, al igual que el de aquellos hombres, posee una gran concentración de ácidos que son muy importantes para la digestión de las proteínas. Una buena noticia es que estas personas toleran muy bien el pescado; una mala, que no ocurre lo mismo con la leche de vaca y otros productos lácteos. Tampoco les resulta fácil la digestión de los hidratos de carbono, por la misma razón de la alta concentración de ácidos en el estómago. Frutas y verduras son una clave importante para estos individuos, si bien la col y las berenjenas, al igual que las frutas ácidas, no son recomendables.

El grupo sanguíneo A
Este grupo sanguíneo surgió hace unos veinticinco mil o quince mil años en Oriente Próximo y Asia. El hombre había abandonado las sabanas africanas unos cuantos miles de años antes y se había visto en la necesidad de adaptarse a zonas donde la caza no era tan fácil. Los cazadores nómadas pasaron a ser agricultores sedentarios, y frutas y vegetales empezaron a jugar un papel cada vez más importante en sus dietas. Esto explica por qué las personas con sangre del grupo A toleran en menor medida las carnes. En su caso, el aparato digestivo se encuentra preparado para digerir los hidratos de carbono. Leche y productos lácteos tampoco son bienvenidos. Por el contrario, el pescado es una buena opción; al igual que el arroz y los cereales. No es aconsejable que estas personan consuman trigo, papas y algunos tipos de legumbres como los garbanzos. Tampoco tomates. Muchas personas de este grupo son consciente o inconscientemente vegetarianas.

El grupo sanguíneo B

Es todavía más reciente que el A, pues se estima que surgió entre los seres humanos hace unos quince mil años entre el Himalaya e India. Como las condiciones de vida en esta región eran particularmente difíciles, las personas se acostumbraron a comer prácticamente de todo, incluso productos lácteos fermentados. Los aparatos digestivos de estos afortunados seres les permiten comer una rica y variada cantidad de alimentos. A ellos les sienta bien la leche y sus derivados, las carnes, el pescado y casi toda la gama de vegetales y frutas. Sólo deben tener cuidado con mejillones y cangrejos; también con lentejas, maíz y tomates.

El grupo sanguíneo AB

Este grupo existe sólo desde hace mil años. Es por ello que es el menos frecuente entre los seres humanos. Surgió en la época de las migraciones cuando personas con sangre tipo A se mezclaron con las del tipo B. Esta mezcla condiciona la combinación de características. Esto quiere decir que, al igual que las del grupo A, estas personas tienen una baja concentración de ácidos en sus estómagos por lo que debe reducir el consumo de carnes; pero de la misma manera que las del B, maíz y lentejas les son perjudiciales. Lo bueno es que pueden comer tomates (un ingrediente muy frecuente en la dieta mediterránea) y casi todo tipo de verduras y frutas, especialmente las ricas en vitamina C, salvo las naranjas. Pescado, y carnes como las del pavo, cordero y conejo, también son para ellos.

¿Y dónde está la cocina mediterránea?

No hay que desesperar. Conocidos los lineamientos de la dieta según los grupos sanguíneos, lo único que le faltaba a los autores era adaptarlos a uno de los regímenes alimentarios más saludables del planeta. Todos saben que la cocina mediterránea, con sus buenas raciones de verduras y frutas, de pescado e hidratos de carbono, de aceite de oliva y, con mesura, de vino tinto, era la responsable de lo bien y mucho que viven los habitantes de países como Italia, Francia, Turquía y Grecia. Los que siguen este tipo de dieta, no sólo le están dando un gustazo a su paladar, sino que están previniendo afecciones cardíacas y ayudando a reducir los niveles de colesterol, y por si fuera poco, a reducir la tensión y combatir el sobrepeso.

Sólo restaba, entonces, establecer las conexiones. Decirles a cada quien, según su tipo de sangre, cuáles alimentos de la dieta mediterránea les va mejor. He aquí algunos de sus consejos:

En relación con las pasta y arroces:

Hay que prestaratención a la selección de los hidratos de carbono según el tipo de sangre. Solamente las personas de los grupos sanguíneos B y AB pueden comer pasta y papas, mientras que el arroz resulta indicado para cualquier grupo sanguíneo.

Si se trata de frutas y vegetales:

Todos deben incluir estas dos categorías en sus dietas. Hortalizas y frutas proporcionan vitaminas, minerales y fibras, así como abundante energía. El ajo, importante condimento de la dieta mediterránea, es particularmente beneficioso pues contiene flavona, ingrediente que reduce el nivel de colesterol.
El perejil es ideal para todos los grupos sanguíneos (sólo es neutral para el A). Ayuda a prevenir afecciones cardíacas.

Coma sardina... y todo tipo de pescado:

En la cocina mediterránea el pescado ocupa lugar privilegiado. Y es bueno que así sea en su caso, sin importar a cuál grupo sanguíneo pertenece. Los ácidos grasos no saturados Omega-3 son altamente beneficiosos. Sardinas, atún y salmón los contienen en alta cantidad. Así que dese banquete con ellos por lo menos dos veces a la semana.

Aceite de oliva:

Le llaman oro líquido, pues contiene ácidos grasos no saturados (esos son los buenos) que contribuyen a reducir el colesterol. Esta recomendación vale para todas las personas.

Una copita de vino tinto:

En casi todos los países mediterráneos la gente acostumbra cenar con una copita de vino tinto. Esta costumbre debería hacerla suya (el vino debe tomarse con la comida y no después), pues este líquido también tiene flavonoides, con alto poder antioxidante. Brinde, entonces, por su salud.

Este trabajo no podíaestar completo sin una receta adecuada para cada grupo sanguíneo. He aquí una de las tantas que en el libro aparecen:

Grupo Sanguineo O
Ensalada de garbanzos
Ingredientes
l 500 g de garbanzos
l 100 g de atún
al natural (en lata)
l 2 huevos
l 4 tomates
l 4 cucharadas de aceite de oliva
l 3 cucharadas de jugo de limón
l sal marina
l pimienta
l 2 dientes de ajo
l 1 cebolla
l 1 manojo de perejil

Preparación
Deje escurrir los garbanzos y el atún. Cocine los huevos hasta que estén duros. Lave los tomates y córtelos en cuadritos no muy pequeños.
Prepare una salsa mezclándole aceite, el jugo de limón, la sal y la pimienta. Añádale los ajos. Mezcle los garbanzos, los tomates y el atún con la salsa y deje reposar durante 30 minutos. Mientras tanto pele las cebollas y córtelas en finas rodajas. Pele los huevos y córtelos en ocho trozos. Lave el perejil, escúrralo y trocéelo un poco con las manos. Coloque las rodajas de cebolla sobre una fuente. Condimente la ensalada con sal y pimienta y colóquela sobre la cebolla. Los huevos van por encima y también el perejil.



Grupo Sanguineo A
Sardinas en su jugo
Ingredientes
l 8 cucharadas de aceite de oliva
l 3 cucharadas
de jugo de limón
l Sal marina
l Pimienta
l 20 sardinas frescas
l 1 manojo de tomillo
l 20 hojas de radicchio
l 1 limón

Preparación
Mezcle las seis cucharadas de aceite de oliva, el jugo de limón, la sal y la pimienta para hacer una marinada. Introduzca una o dos ramitas de tomillo en cada sardina y páselas por la marinada. Lave las hojas de radicchio y agítelas para que se sequen. Envuelva cada una de las sardinas en una hoja e introdúzcalas en papel de aluminio untado con el resto del aceite. Deje que se hagan el horno precalentado a 200 °C. Coloque los paquetitos en una fuente grande y acompañe con limón.



Grupo Sanguineo B
Pimientos rellenos
Ingredientes
l 16 pimientos
l 300 g de queso Feta
l 200 g de queso fresco
l Sal marina
l Pimienta
l Jugo de limón
l 4 cucharadas de aceite de oliva

Preparación
Lave los pimientos, corte el tallo y saque las semillas con un cuchillo afilado, procurando no estropearlos en el proceso. Presione el queso Feta y el queso fresco a través de un pasador y condimente con sal, pimienta y un poco de jugo de limón. Introduzca la masa de queso en una manga pastelera y vaya echando una cantidad similar a dos o tres cucharadas dentro de cada pimiento. Coloque cuatro pimientos en cada plato y rocíelos con el aceite de oliva.



Grupo Sanguineo Ab

Sopa de tomate con ajo
Ingredientes
l 2 cebollas grandes
l 4 dientes de ajo
l 500 g de tomates
l 3 cucharadas de aceite de oliva
l 1 litro de consomé de verduras
l Pimienta
l Sal marina
l 4 rebanadas de pan blanco

Preparación
Pele la cebolla y el ajo y píquelos finos. Haga un corte superficial en los tomates, páselos por agua hirviendo y pélelos. Pique fina la pulpa. Caliente el aceite de oliva en una cacerola y dore la cebolla y el ajo. Agregue


No hay comentarios:

Búsqueda personalizada