lunes, 1 de diciembre de 2008

Vivir la diferencia

Hace unos días fui a comprar un boleto para viajar. Entré, al azar, a una agencia de viajes, me atendió una persona encantadora, a pesar de que las agencias te cobran una tarifa por cambiarte una reservación que no le compraras a ellos. Ella muy amablemente luchó por el teléfono casi una hora con la aerolínea, hasta que me consiguió el cupo. Le pregunté cuánto le debía y me contesto: "Nada, no te preocupes, estamos para ayudarnos". Luego, al día siguiente, llamé a la aerolínea para reconfirmar el vuelo y mi sorpresa fue que la chica me dijo que no aparecía mi nombre en la lista del vuelo. Le conté toda la historia y la urgencia que tenía de volar ese día para cumplir con un compromiso de participar en un congreso, así que me dijo: "Tranquila señora que yo la monto como sea". Después de un buen rato esperando en el teléfono, me confirmó el único cupo que le quedaba en un vuelo más temprano. Tal vez te preguntes: ¿Pero qué es lo maravilloso de esta historia si ellas están pagadas para hacer su trabajo? Fue la disposición, el entusiasmo y el empeño que pusieron dos personas a pesar de que no ganaban nada extra por hacerlo, para solucionarme un problema.
A pesar de que la mayoría de las personas se quejan del trato de los demás, existen muchos otros comprometidos con hacer su mejor esfuerzo para solucionar los inconvenientes y ayudar a que las cosas caminen... mi reconocimiento a todos ellos.
Definitivamente, nuestra actitud y comportamiento hacen una gran diferencia en momentos críticos, especialmente si nos encontramos rodeados de personas negativas y apáticas. Podemos esforzarnos para hacer la diferencia ahí, donde nos encontramos en este momento para comenzar a cambiar poco a poco las circunstancias. Tal vez te he comentado en otras oportunidades que la recompensa al esfuerzo que realizamos por superarnos a nosotros mismos es completamente personal e individual, de manera que aun cuando te encuentres rodeado por personas que esperan pasivamente a que las cosas cambien, si tú continúas haciendo tu mejor esfuerzo. El universo conspirara para recompensarte y abrirte una puerta por donde puedas salir de esa situación difícil para pasar a otra con más facilidad y calidad.
Piensa por unos minutos... en la medida en que nos dejamos afectar tan profundamente por las circunstancias externas, somos como veletas a merced del viento más fuerte, olvidando que nuestra naturaleza está forjada con amor, valor, sabiduría y determinación. Aprendamos a navegar encima de la cresta de cada ola, convirtiendo cada situación en una oportunidad para crecer, madurar y poner en uso todas las herramientas que tenemos guardadas dentro de nosotros. Trabajemos concentradamente en recuperar nuestro bienestar y armonía.
¡Ningún esfuerzo positivo se pierde! Podemos elevarnos por encima de nuestro desánimo y limitación para continuar haciendo nuestro mejor esfuerzo.

Podemos superarnos
Mantén la palabra "amable" en tu mente. Algunos de sus sinónimos: bondad, consideración, paciencia, ternura se pierden fácilmente en el ajetreo de la vida diaria. Haz el esfuerzo de ser amable, inclusive con aquellas personas que no te caen tan bien.
Cuenta hasta diez. Cuando te veas gritándole a alguien sin razón justificada, cuenta hasta cinco y pregúntate si esa actitud te sirve para solucionar algo. De esta manera comenzarás a reconocer tus emociones antes de dejarte llevar por ellas para reaccionar equivocadamente.
Aprende a escuchar tu corazón. Cuando te encuentres en una encrucijada, pregúntate si la opción que elegiste puede hacerte sentir mejor. Muchas veces experimentamos un doble sentimiento frente a una situación, nuestra cabeza nos dice que hagamos algo y nuestro corazón nos dice que hagamos algo diferente.
Aprende de tus fracasos. No permitas que un fracaso te haga permanecer caído indefinidamente, recuerda que las equivocaciones nos enseñan y preparan para nuevos retos.
Cultiva los mejores aspectos de tu personalidad. Reconoce tus cualidades, y haz uso de ellas. No permitas que los comentarios negativos de los demás te afecten o te impidan compartir lo mejor de ti con otros. ¡Vamos, eres especial, vive la diferencia!
Reflexiona acerca de tu actitud. Dedica un rato a la semana a revisar tu actitud. Pregúntate en qué momento te gustaría haber sido más amable y piensa en los beneficios que podrías haber recibido con tu pareja, en el trabajo con tus amigos.

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