jueves, 4 de diciembre de 2008

La solidaridad

Es un sentimiento que impulsa al ser humano a dar lo mejor de sí mismo a los demás, especialmente en momentos de dificultad y de necesidad. Cuando nos conectamos al sentimiento del amor aflora la solidaridad.
La solidaridad aparece cuando dos o más personas se unen desinteresadamente y con mucho entusiasmo y entrega, para conseguir un fin común. Este es un valor esencial del ser humano que aparece espontáneamente a lo largo de la historia y que nos ha ayudado a sobrevivir y a salir delante de los más grandes desastres.
Es tan grande el poder de la solidaridad que cuando se hace presente en nosotros, nos hace inmensamente fuertes y capaces de afrontar las más increíbles hazañas a favor de otros, asumiendo sin miedo desafíos extremos, resistiendo casi sin importarnos los embates de la adversidad.
La solidaridad persigue causas nobles y justas a favor de los necesitados, y sin importarnos las diferencias entregamos todo y más, por ayudar a nuestros semejantes, y así hacemos de este mundo un lugar mejor, más habitable y más digno.
La falta de solidaridad denota indiferencia, egoísmo y falta de sentimientos. Mezquino es el ser que se niega a ayudar de manera desinteresada con quienes lo necesitan con urgencia.
La solidaridad debería actuar a través de nosotros en todo momento, especialmente hacia nuestros seres queridos en el día a día. ¿Cuántas veces sabes que un amigo o un compañero de trabajo o un vecino tiene una necesidad y tú evitas o postergas hacer algo al respecto? El amor es acción y la iniciativa se llama solidaridad. Participar e involucrarte en iniciativas o proyectos dirigidos a contribuir con las mejoras de tu comunidad, de tu familia o de alguien en particular es la muestra de una gran solidaridad.
Pero también eres solidario cuando te prestas a compartir, apoyar o acompañar a un extraño que te necesita...
Algunas veces son tus pensamientos los que te impiden ser solidario en un momento, mientras más piensas e imaginas el riesgo y las consecuencias imaginarias de tu acción solidaria más te estancas y apagas... No olvides que quien te devuelve lo que entregas con amor es la Divinidad.
El individualismo exagerado y la competencia desmedida en el mundo de hoy conducen a la insensibilidad humana, lo más fácil es mostrar indiferencia y lo más difícil es tener el valor y la convicción para actuar de una manera solidaria...

Seamos solidarios
Convierte tu buena intención en acción
Muchas personas tuvieron la buena intención de hacer algo bueno por alguien... pero sólo se quedaron en eso, en buenas intenciones. Hay que dar los próximos pasos y encontrar la manera más efectiva de ayudar. ¡Ponte en acción y hazlo!

Haz el bien y no mires a quien. No te preocupes, ayuda desinteresadamente, que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda, es la vida y no la persona a quien se lo das... la que te recompensará en el momento en que más lo necesites.

Vuélvete participativo. Participa en alguna iniciativa, cercana o conocida dirigida a trabajar por el bienestar de algo o de alguien. Participa en las reuniones de la escuela de tus niños o en las reuniones del condominio o en alguno de los muchos eventos que se realizan para recaudar fondos o, simplemente, toma la iniciativa de crear y dirigir, una campaña positiva y solidaria hacia alguna causa conocida por ti...

Vence el temor. Cuántas veces es el miedo a involucrarte, a lo que te pueda pasar o el temor a no poder ayudar lo que te impide hacer un alto para ayudar o apoyar a otra persona en un momento de dificultad.. ¡Vence el temor con el amor y entrega tu mejor sentimiento!

Decide compartir. No seamos insensibles con aquellos que han sido menos favorecidos. Seamos conscientes de su situación y no cerremos los ojos frente a sus problemas y necesidades. Déjate llevar por el impulso de compartir para suavizar la vida de los demás.

Llénate de amor. Recuerda tu sentimiento de amor, hacia algún ser querido y agradece silenciosamente su presencia en tu vida. Llénate de ese sentimiento de amor y gratitud, fortalécete internamente y convierte en una acción amorosa y concreta tu iniciativa. Experimentar amor y compasión por otros eleva nuestra frecuencia de vibración y, además, renueva nuestros valores y fortalece nuestros buenos sentimientos.

Recuerda que: "Todo nos afecta a todos". El pensar que todo lo que no nos afecta directamente, no es problema nuestro... es un obstáculo para que fluya el sentimiento de solidaridad.

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