jueves, 4 de diciembre de 2008

Nuestra opinión

En estos dias reflexionaba acerca de si tenemos o no el derecho a darle nuestra opinión a los demás... cuando están en el momento de hacer elecciones o tomar decisiones. Pensaba en esto, a raíz de la situación que experimenta una amiga. Ella, está comenzando una relación con una persona y todas las amigas en común le dicen que no le conviene, que deje de salir con él, que se quede sola un rato... Y en el medio de todos estos comentarios bien intencionados, está ella con sus sentimientos y su necesidad.
Hay personas que están acostumbradas a tomar decisiones o a hacer elecciones, después de haber consultado a todos sus amigos o familiares cercanos, en busca de la aprobación que ellos les puedan dar, para tomar la mejor decisión. Otras veces es la inseguridad, lo que hace que busquen el consejo de alguien para analizar o enfrentar una situación. En la mayoría de los casos estas personas terminan dejándose influenciar por otros que o no están del todo capacitados para emitir la mejor opinión, o tienen intereses personales que hacen que su comentario sea parcializado.
Nuestros comentarios son bien recibidos si con ellos intentamos mostrar alternativas y manifestar nuestras opiniones o puntos de vista con la intención de aportar, apoyar o ayudar a la otra persona. Sin embargo, a veces las situaciones se tornan tensas y difíciles cuando no sabemos expresarnos de la manera más adecuada o cuando irrespetamos a los demás sintiendo que tenemos derecho a inmiscuirnos en sus procesos personales.
Es muy importante recordar la diferencia que existe entre compartir nuestro punto de vista, de forma objetiva y bien intencionada o hacer criticas, juicios o comentarios negativos tendientes a aumentar la confusión y el malestar de los demás. Recuerda: siempre antes de hacer un comentario, pregúntate si vas a contribuir con la solución de una situación o con el bienestar de esa persona.
Además, es mucho más sabio, muchas veces, guardar silencio y escuchar a la persona afectada que aconsejarla sin saber si tenemos todos los elementos, la información o la experiencia necesaria para hacerlo de la forma más sabia.

Aprendamos a dar nuestra opinión sin ofender
Respeta los procesos de los demás. Recuerda que cada uno de nosotros necesita de ciertas situaciones, para aprender, crecer y madurar emocionalmente. Respeta las etapas del proceso donde se encuentre esa persona a la que deseas apoyar. No es bueno que fuerces o manipules a otro, a tomar ciertas decisiones. Respeta el libre albedrío, a menos que esa persona querida a la que deseas cuidar y proteger, sea menor de edad.

Sé objetivo en tus apreciaciones. Evita hacer comentarios sin fundamento. Hazlo sin dejarte llevar por las emociones, para que puedas ser mas objetivo en tu punto de vista. Recuerda que la crítica y las emociones negativas pueden ser destructivas.

No te dejes llevar por el perjuicio. Colócate en el lugar del otro y analiza la situación desde su posición, necesidad o punto de vista. Evita que tus comentarios estén llenos de prejuicio. Deja a un lado las etiquetas y los juicios personales, abre tu corazón y tu mente para que puedas ver más allá y apóyalo verdaderamente.

Sé flexible. La rigidez en nuestros propios puntos de vista hace que muchas veces los demás no quieran escucharnos. Recuerda que tal vez no eres tú el que se encuentra en esa situación... sino otra persona que piensa y siente diferente a ti.

Sé amable. Aunque algo te moleste o tengan diferentes puntos de vista, mantén una actitud amable y relajada. Este es el principio de la comunicación y la disposición para escuchar e intercambiar ideas. Muéstrate abierto al diálogo.

Escucha con atención. Escucha con atención lo que la otra persona tiene que decir. Hazlo sin emitir juicios, para que puedas interpretar los sentimientos o los pensamientos de los demás. Cada cual tiene una razón para comportarse como lo hace.

No seas agresivo. Cuántas veces en el momento que la persona rechaza tus comentarios o sugerencias, te pones rabioso e inflexible... Respira profundo y recuerda que la violencia hace que la otra persona se cierre a la comunicación.
Al final... no sé cual será la decisión que tomará nuestra amiga con respecto a la persona con la que está saliendo. Independientemente de la elección que ella haga, yo seguiré siendo su amiga y estaré a su lado para apoyarla y acompañarla a vivir. ¡Así somos los amigos!

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