jueves, 18 de diciembre de 2008

Para descansar


Este seductor lugar está ubicado en los alrededores de San José de los Altos, a tan sólo 30 minutos de Caracas, por la vía de La Mariposa. Pozo Suruapo es un sitio pleno de encantos, donde se puede vivenciar un día de campo. Está rodeado de exuberante vegetación, en la pendiente de una de las montañas de la zona protectora del área metropolitana de Caracas. Posee varios caneyes artesanales y una poza alimentada continuamente con agua de manantial, donde los visitantes pueden disfrutar de un refrescante baño, con la sensación de estar en medio de la selva tropical. Sus dueños, Natacha De León y Germán Cabrera, lo inauguraron hace un año, y allí ofrecen, además, la posibilidad de hacer diversas excursiones con distintos niveles de dificultad: desde las más sencillas, con un tiempo de duración estimado de 30 minutos, hasta la más exigente (tres horas y media de duración) por las quebradas y parajes selváticos de la zona. Esta última tiene como paradero la quebrada Maitana y se hace en compañía de un baquiano. Ir hasta allá tiene la recompensa de deleitarse con la propia quebrada, un bosque de cocuizas y de mangos, entre otras tantas especies, amén del revoloteo de las más hermosas mariposas, y del canto de los pájaros. Es un paseo riguroso, hay que advertirlo, ayudado en algunos tramos por cuerdas y hasta por lianas que le ayudarán en un suave rapel, en el que se sentirá Tarzán o Jane, según el caso. Al regresar, Natacha y Germán ofrecen una parrilla al estilo uruguayo (Germán es de Montevideo) con carne de res, chorizos, morcillas, pollo y ensaladas, todo en compañía de deliciosas guasacacas, salsas y cremas. El uso de las instalaciones desde las 10:00 am hasta las 6:00 pm, paseos cortos y el servicio de comida por persona. A los niños menores de 12 años le corresponde media tarifa, y los menores de seis, gratis. La excursión a Maitana . Un dato que no debe dejarse de mencionar: Pozo Suruapo cuenta con una cabaña para cinco personas, por si le provoca prolongar este placer y silencio durante un fin de semana o más días, incluso.

Pistas: Calle San Luis, San José de los Altos.



De arriba hacia abajo: La poza alimentada con agua de manantial, la habitación de la cabaña donde puede hospedarse, el caney en el que disfrutará de una gustosa parrilla, y la propia
cabaña de Pozo Suruapo


El paseo le llevará a unos petroglifos.
Se cree que estos son obra de los indios Caribe, o de los de la Cuenca del Lago de Valencia

Los petroglifos de la Colonia
Contrariamente a lo que suele decirse, la Colonia Tovar no es sólo "un lugar para comer y curucutear". Más allá del placer que otorga transitar por sus estrechas calles, y de las consabidas fresas con crema, una visita a este pueblo puede traer sus sorpresas. Regenwald tours es una operadora turística que organiza paseos y excursiones a quienes quieran conocer allí otras rutas. Una de las opciones se llama Huellas del pasado, y es un recorrido, a bordo de un rústico, de un poco más de seis kilómetros, cuyo destino final son unos petroglifos ubicados en un lugar despejado, a 1.850 metros sobre el mar. En el paseo, además de disfrutar del privilegio de unas vistas hermosísimas, se puede apreciar cómo va cambiando la vegetación a medida que se asciende a terrenos más altos, y uno se entera de otros pormenores históricos de la zona, pues la visita se hace bajo la conducción de colonieros -Alfredo Kanzler es uno de los susodichos-debidamente entrenados para estas lides. Otro paseo que también organizan es Divina montaña, y es una excursión al Pico Codazzi y todo el bosque que le circunda: un itinerario en el que verá árboles de más de 35 metros de alto. Cada una de estas opciones tiene una duración aproximada de dos horas y un costo de 10.000 bolívares. Los niños pagan la mitad de la tarifa y les sale gratis si son menores de cuatro años.

Ahora bien, si más que la tierra lo suyo es el cielo, no debe dejar de ir a El Jarillo, donde le aguarda la aventura de volar en parapente. Allí hay un club de vuelo con entrenadores que le asistirán en el "revoloteo".

En El Jarillo hay un club de vuelo de parapente



Un día a la Argentina
En la vía hacia Turgua, un poco más allá del sector La Hoyadita, queda El rancho de Morella, donde, como bien lo dice su anfitriona, se experimenta el turismo rural. La invitación es a pasar el día en familia, desde las 10:00 am. Morella y Ariel reciben a los visitantes con empanadas argentinas y jugos naturales.

La invitación de Morella y Ariel es la de hacer turismo rural, y disfrutar de una bien sazonada parrilla argentina. Para los niños: una granja de contacto

Más tarde, una degustación de chorizo y queso casero es el abreboca para el plato principal (asado de tira, punta trasera, chorizo, morcilla, pollo y pimientos asados), en compañía de distintos tipos de ensaladas: tomate, lechuga y aguacate; repollo y zanahoria; y papas a la provenzal. La cerveza y un buen vino son elección del comensal. Si cree que el banquete aquí termina, se equivoca: a media tarde los anfitriones llevan a la mesa el tradicional mate y las tortas fritas.

Pero no todo es comer en estos predios. La idea es pasar el día y hacer caminatas por la zona, que es una delicia, disfrutar de las vistas de Valles del Tuy, y hacer paseos a caballo; para los niños ya está en adelanto una granja de contacto que se inaugurará formalmente en mayo. Lo que bien hay que saber, si le anima esta propuesta, es que los anfitriones piden un grupo mínimo de 12 personas. El costo para cada una es de 20.000 bolívares. Ellos ofrecen el servicio de transporte desde Caracas, si así lo prefiere.

Pistas: Zona rural de El Hatillo, vía Turgua.


Piedra de mar
Visitar al Jardín de las piedras marinas soñadoras es, literalmente, ir a jugar. Sin importar la edad que se tenga, Zóez, el "jardinero" de este mágico lugar invita a los visitantes a vivenciar lo lúdico. Tres requisitos deben cumplirse para la cita: en el grupo de visitantes debe estar presente, al menos, una mujer; pues como dice Zóez, "este sitio rinde culto a la mujer; ellas son el pasaporte a la vida".

El segundo requerimiento es hacer el recorrido descalzos, para un contacto más pleno con las piedras; esto convierte a la visita en toda una experiencia de reflexología que dejará al caminante en total relax. Quitarse el reloj es la tercera exigencia, pues a este lugar no se puede ir apurado. La idea es vivenciar otro tiempo, que no admite otro reloj que no sea el Sol.

Este museo ecológico está constituido exclusivamente por piedras extraídas del mar, y con ellas Zóez ha construido varias obras con las que el visitante puede interactuar como quiera. Claro está, cada una propone un juego que, sutilmente, suscita la reflexión en torno a uno, dos, o más asuntos: la paciencia, el equilibrio, el libre albedrío, la naturaleza. Demás está decirlo: en este lugar los niños y los jóvenes gozan un mundo, pues además de experimentar esa correspondencia recíproca y natural con todas las obras, pueden tener la experiencia de participar en la creación de una escultura. Recorrer este circuito tiene un costo de bolívares (adultos), y (niños). Quienes quieran quedarse a dormir allá pueden hacerlo en habitaciones acondicionadas para ello. En este caso, el precio por adulto es de bolívares, y por niño,. Si no conoce este "jardín", hágalo, en algún momento de la vida. Su espíritu quedará agradecido.

Pistas: San José de Galipán. Se puede ir desde La Guaira.

He aquí algunos de los parajes, construidos con piedras marinas. En ellos, niños y adultos pueden jugar y, de esta manera, autoconocerse. Esta es la propuesta de Zóez, quien en la gráfica de la derecha muestra el sutil arte del equilibrio


Bajo la montaña
Dormir en el Avila, mas no en carpa. Eso se puede hacer en El rancho de Manolo, una posada ubicada a 1.600 metros de altura en pleno Camino de los Españoles, a unos 15 minutos después de Puerta de Caracas. Allá se llega en rústico, aunque Manolo ofrece el servicio de transporte desde Caracas, si así lo quiere el visitante. Los paseos, una vez instalados allí, son variados: conocer sitios históricos como El Fortín, Castillo Negro, La Venta y Hacienda El Corozal; comprar hortalizas y legumbres frescas en Hoyo de la Cumbre, lugar donde se practica la agricultura por excelencia. La cocina está a cargo de Emily, hija de Manolo, cuya especialidad es el conejo al salmorejo, y otros platos de sazón casera. Las habitaciones, el restaurante y las instalaciones, en general, son muy sencillas. Los mayores encantos de este paseo, además de la atención de Manolo y de las propias excursiones, son el disfrute de la montaña, el poder deleitarse con los amaneceres y atardeceres que sólo allí se dan, y todo por un precio que sorprende, gratamente, a más de uno: la habitación matrimonial tiene un costo de 20.000 bolívares, y la cama adicional, 5.000. El transporte desde Caracas, ida y vuelta, asciende a 3.000 bolívares. Los paseos tienen un costo adicional: la ruta completa cuesta 20.000 bolívares con almuerzo incluido.

Pistas: Camino de los Españoles, Parque Nacional el Avila.



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