martes, 2 de diciembre de 2008

Mejora tu entorno

Es posible que alguna vez hayas considerado la posibilidad de trabajar para cambiar el mundo y que tus esfuerzos se hayan visto frustrados al descubrir que es una tarea de titanes... porque depende de la transformación y de la participación de muchas personas a tu alrededor. Mucha gente se pregunta: ¿Cuál será mi misión en esta vida? Esperando, tal vez, que la respuesta sea: salvar al mundo.
Cada uno de nosotros, ciertamente, tiene asignada una gran misión: vivir a plenitud y compartir el resultado positivo de ese proceso con los demás. Podemos afectar de manera positiva nuestro entorno inmediato, comenzando por el rescate de valores esenciales, que puestos en práctica nos ayuden a mejorar nuestro espacio familiar. En la medida en que logremos alcanzar con éxito nuestras metas, estaremos influenciando con nuestro ejemplo, entusiasmo y actividad la vida de los demás. Es así como podemos contribuir con la transformación de nuestro mundo.
El comienzo de una nueva etapa, llena de luz, amor y paz, marca la pauta para una época de cambio y crecimiento interior.
Estas aquí, ahora, pudiendo ser partícipe activo de dicha transformación. Tal vez el efecto de nuestro trabajo no se vea inmediatamente, pero dejaremos una estela positiva que cobijará a los nuestros y a todos aquellos que están por venir a este mundo para formar parte de una nueva y más equilibrada humanidad.
Es el momento de recordar verdades sencillas, pues sólo con la puesta en práctica de algunas de ellas podremos participar en la restauración de la paz, la armonía y la prosperidad en nuestro entorno.
Muchas situaciones pueden cambiar, para dar paso a situaciones nuevas. Podemos buscar y alcanzar de nuevo el balance y la armonía que nos permitan recuperar nuestra calidad de vida. Recuperemos el aprecio y el valor por nosotros mismos y por los demás, de manera que tenga sentido realizar el esfuerzo de vivir la diferencia. Sólo entregando lo mejor de nosotros mismos podremos poco a poco mejorar nuestro espacio vital. Recuerda que depende de cada uno de nosotros y de la decisión que tomemos en un momento dado de avocarnos al cumplimiento de nuestra misión.

¿Cómo podemos lograrlo..?
No te sobrecargues. Evita asumir más compromisos y obligaciones de los que en realidad puedes manejar con responsabilidad y eficiencia. Se trata de disfrutar cada cosa que haces y dejar espacio para que puedas compartir con tus seres queridos sin estrés y agotamiento.

Acércate a los tuyos. Es importante que recuperes y mantengas la comunicación con tus seres queridos. Evita criticarlos y juzgarlos en todo momento. Escucha lo que tengan que decir con atención y amor. Compartir con ellos sus inquietudes e intereses los hará sentirse queridos por ti.

Sana el sentimiento. Practica el perdón y la comprensión para sanar todas las heridas de tu corazón. No permitas que el recuerdo difícil o doloroso de algo vivido en el pasado se convierta en resentimiento estimulando tus más bajos sentimientos. Abrete al amor para que fluya lo mejor de ti.

Fija tu atención siempre en lo positivo. Evita fijar tu atención y aferrarte a todo lo negativo que ocurre en tu vida. Cuando lo hacemos nos llenamos de emociones y pensamientos negativos, que transforman nuestra visión de la vida y nuestra manera de ser. Vamos, te invito a buscar y a reconocer todos los aspectos de tu vida cada día, para que puedas apoyarte en ellos y mantener la fortaleza y el optimismo.

Entrega lo mejor de ti. Comienza a repartir a manos llenas lo mejor de ti, hazlo con responsabilidad, amor y excelencia. Ama lo que haces para que el resultado de tu trabajo siempre sea positivo. Esta es la forma de sembrar prosperidad y abundancia en nuestro mundo. ¡Enciende tu luz y deja recuperar la esperanza!

Aplica lo aprendido. No olvides lo que has vivido, leído y escuchado todo este tiempo acerca de cómo puedes mejorar tu vida; este es el momento de poner en práctica parte de todo ese conocimiento. Recuerda que son tus acciones y no tus ideas las que pueden transformar y mejorar tu mundo. Pregúntate cada día: ¿Qué puedo hacer hoy para mejorar mi vida o la vida de los demás? Y no pierdas el impulso de hacerlo...

Fortalece tu espíritu. Recuerda la importancia de recargar tus baterías espirituales para que cuentes con la fortaleza, la confianza y la fe para perseverar en tu empeño, hasta que logres alcanzar tus metas. Cuando te sientas triste, desanimado o desesperado, cierra los ojos por un instante y reconoce la presencia de Dios en tu interior. Permanece ahí por un momento, orando o simplemente hablando con él; así podrás recuperarte más fácilmente

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