miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿Estamos demasiado limpios?

Los estadounidenses son extremistas a la hora de lavarse, bañarse, restregarse y darse baños de espuma o con esponja. Están más que desinfectados, pero ¿le hacen un daño más que un bien a la piel?

Estados Unidos es una nación a la que le gusta restregar; no los pisos, sino la piel. De manera íntegra, de la cabeza a los pies, los norteamericanos se lavan todos los días, o incluso con mayor frecuencia si tienen tiempo. Los estadounidenses promedio se duchan de siete a nueve veces por semana. Esto es cierto, incluso si la actividad que más sudor les causa sea realizar un esfuerzo para sacar una hoja de la impresora o buscar el teléfono celular bajo la mesa del café. Y no es un proceso rápido: las duchas duran por lo menos 12 minutos. Lavan sus rostros dos veces al día, lo cual es una cantidad razonable, pero lo hacen con un placer desmedido. "Las mujeres que observamos en los grupos focales restriegan sus rostros enérgicamente, como si estuvieran limpiando el tope de la cocina, con movimientos bruscos hacia delante y hacia atrás y demasiada fricción", señala Rochelle Quezada, directora ejecutiva de entrenamiento para Shiseido Prestige Brands.

¿Por qué el exceso de higiene?
"Existe un componente psicológico subyacente en nuestros hábitos de limpieza corporal", dice Ronald G. Nathan, psicólogo. "Nos educan bajo el precepto de que la higiene es lo más cercano a la santidad". Para muchos de nosotros, tomar un baño también está asociado a algunos de nuestros recuerdos tempranos más positivos. Nuestros rituales de higiene resuenan con experiencias de caricias amorosas durante el baño en nuestra niñez. También hay efectos psicológicos. "Un 50% de los individuos experimentaron un aumento de energía y del estado de alerta después de simplemente refrescarse la cara con un poco de agua", señala Robert Thayer, profesor de psicología, quien realizó un estudio de la conducta reguladora del estado anímico en más de 300 personas. El hecho de sumergirse tiene efectos en todo el cuerpo. "Tomar un baño o una ducha puede mejorar la circulación, disminuye el ritmo cardíaco y alivia la tensión muscular", afirma Meredith Harris, doctora en educación y fisioterapeuta. La pregunta es, ¿se puede culpar a los norteamericanos por el exceso de higiene?

Salvar nuestra piel
La buena noticia es que las compañías dedicadas al cuidado de la piel finalmente están ideando la manera de transformar la higiene en una experiencia positiva tanto para nuestra piel como para nuestro espíritu. "En los últimos años, las fórmulas de los productos limpiadores ha cambiado drásticamente", dice Betsy Schmalz, vicepresidenta ejecutiva de desarrollo de producto de Bath & Body Works. "Anteriormente había dos extremos: las cremas frías, que contenían pura grasa, y los jabones en barras, que extraían toda la humedad natural de nuestra piel". Actualmente existe el jabón líquido. "Los jabones líquidos son mucho más versátiles que las barras sólidas porque no hay que preocuparse de si los ingredientes pueden mantener una forma, y por lo tanto se puede ser más creativo", explica Richard Maksimoski, director de desarrollo de producto para Andrew Jergens Company. Los productos de limpieza de la piel con humectantes incorporados se han convertido en los más utilizados, mientras que los limpiadores ásperos son la excepción.

Lo nuevo en el mercado
"En la actualidad nos movemos hacia una era de limpiadores al gusto del cliente", señala Maksimoski. Pueden contener ácido glicólico o retinol, ácido salicílico para limpiar los poros o vitamina C para darle lozanía a la piel. "A muchas mujeres que tenían acné en su adolescencia no les agrada sentir residuos del lavado en sus rostros", indica Quezada. La prioridad de las compañías que elaboran productos para los adultos jóvenes ha sido la creación de jabones suaves moderados que limpian igual que sus rivales más agresivos. De manera similar, una nueva serie de exfoliadores suaves satisface nuestra inclinación a restregar sin irritar la piel sensible o madura. ¿Con frecuencia se encuentra en la calle o la oficina y desearía refrescarse? Existen pañitos desechables impregnados de limpiadores específicos para la piel y excelentes agentes jabonosos. Si revisa rápidamente los estantes o aparadores de las tiendas encontrará productos altamente especializados, como los antiinflamatorios botánicos y los extractos de regaliz para aclarar la piel. Si todavía no ha encontrado el producto limpiador que le gusta, seguro no ha buscado recientemente.
Sin embargo, si el propósito principal de un producto de limpieza es librar de impurezas y enjuagar, ¿acaso alguna de las nuevas tecnologías hace la diferencia? Sí, pero no siempre es muy significativa. "Sin duda, esta nueva generación de limpiadores está haciendo un mejor trabajo en el mantenimiento del equilibrio de la piel", dice el médico Barney J. Kenet, instructor clínico de dermatología y autor de How to Wash your Face. El título de la obra, Cómo lavarse la cara, es una indicación del interés obsesivo de los estadounidenses por la limpieza. "No lavan la piel ni aumentan el pH, por lo que no la dejan vulnerable ni inflamada". En cuanto a la cantidad de ingredientes del tratamiento que realmente dejan en la piel, los resultados varían. "Los productos limpiadores no son tan efectivos como los productos de tratamiento, pero pueden preparar la piel para que éstos actúen", asevera el médico Frederic Brant, dermatólogo de Nueva York y Miami.

Las maxiburbujas
Los ingredientes más favorables para la piel no son más que un componente de los nuevos limpiadores de alto rendimiento. El otro es la experiencia. Actualmente, diversas compañías intentan orquestar cada una de las sensaciones que el cliente pueda encontrar, desde aroma y textura hasta la sensación que produce en sus manos el recipiente que contiene el producto. El objetivo es convertir su ducha en un baño de burbujas, aunque de pie, al recubrir su cuerpo con deliciosa espuma o añadir "gránulos refrescantes" a un jabón facial espumoso de manera que sienta la piel de su rostro fresca y tersa. O quizás impregnar su bañera llena de vapor con una fragancia que simplemente se mantenga en el aire como una especie de aura. La creación de una mejor burbuja es la misión que declara cada una de las grandes compañías del cuidado de la piel. "Estamos desarrollando agentes extrajabonosos que generan maxiburbujas más grandes y bellas", indica Hollis Hillhouse, directora internacional de entrenamiento de L'Occitane. Por supuesto, también sueñan con lograr aromas cada vez más deliciosos. Recientemente, Procter & Gamble probó nueve aromas en una muestra de 1.000 personas antes de decidirse por la energética mezcla de frutas cítricas-jengibre y la tranquilizante combinación jazmín-rosa para su nueva línea Ohm de Olay. Así pues, tome esos 12 minutos de baño a los que está acostumbrado, use un jabón en barra o líquido y disfrute.

¿Cuál es el limpiador facial más adecuado para su piel?
¿Diría que su búsqueda de un buen limpiador se parece a la historia de Perdidos en el espacio? Aunque podría sentir que navega a la deriva en medio de una confusa constelación de productos en la tienda, encontrar uno bueno no es tan difícil. Todo depende de su tipo de piel:
SECA: Use barras embellecedoras cremosas y libres de jabón, o limpiadores que contengan emolientes (aceite vegetal, vitamina E, glicerina, lanolina o petróleo). Si es extremadamente seca busque limpiadores exfoliadores con ácidos alfa hidróxidos o microgránulos hidratantes como los derivados de la jojoba.
GRASOSA: Lo mejor son las barras o los geles de espuma que contienen exfoliadores suaves como el ácido salicílico o los que absorben la grasa, como los de arcilla, que remueven el exceso de grasa y el sucio sin quitar a la piel la humedad necesaria
NORMAL: Continúe con sus barras embellecedoras libres de jabón, leches limpiadoras, o espumas cremosas con hidratantes suaves como aceite de sésamo o vitamina E.
MIXTA: Utilice limpiadores balanceados que ayuden a remover el exceso de grasa y contengan emolientes ligeros como la glicerina.

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