sábado, 22 de noviembre de 2008

Acupuntura


La Organización Mundial de la Salud declaró en 1979 la efectividad de esta modalidad terapéutica en el tratamiento de más de 75 enfermedades. Conozca en qué consiste este método curativo chino que, desde hace años, viene causando asombro y bienestar en Occidente.

Piedra que se convirtió -en el correr del tiempo- en fina aguja. La tradición popular ubica los orígenes de la acupuntura hace más de 10.000 años en China. Quizá fue una gracia del azar ese darse cuenta de que al presionar ciertas partes del cuerpo se lograban efectos terapéuticos en otras zonas del mismo. Al principio se usaban unas piedras planas afiladas para pinchar ligeramente ciertos puntos de la superficie corpórea. Luego las piedras se fueron afinando más; también se empleaban astillas de hueso y de bambú. Con la invención de la metalurgia se fabricaron agujas de cobre, hierro, bronce, plata y oro. Se empezaron a diseñar agujas de formas específicas con distintas finalidades terapéuticas. En el siglo II a.C ya se habían inventado nueve tipos de agujas que, tiempo después, se multiplicaron por todo el mundo gracias a sus bondades. "La aguja de acupuntura es un instrumento que puede servir para volver a tejer los hilos de la energía en el complejo tapiz del sistema energético humano, cuando el desgaste de la vida desarregla la trama normal", escribe Daniel Reid, autor de Medicina tradicional china.
La doctora Mulan Chow de Cuan fue una de las personas que difundió la acupuntura en Venezuela en los años setenta. Sus hijas, las doctoras Wendy Cuan y Guesh Shaulien Cuan han continuado desarrollando el trabajo de su madre en Venezuela, y Estados Unidos, respectivamente. Ambas destacan que para entender plenamente este método terapéutico se deben conocer los principios que lo sustentan. Para la medicina tradicional china, el organismo humano es un reflejo microcósmico del universo macrocósmico; todo un mundo interno compuesto por los mismos elementos y energías, y sujeto a las mismas leyes naturales que el mundo externo y el cosmos. "El cuerpo se concibe como una entidad total que no es divisible, cuyo bienestar corpóreo, mental y emocional guarda una estrecha interrelación tanto con su medio ambiente como con la sociedad en la que se desenvuelve", afirma la doctora Guesh Shaulien Cuan.
Tres premisas filosóficas son el punto de partida de los tratamientos médicos chinos: 1) La energía es la esencia de todo lo que existe en el universo y está en permanente transformación; 2) La energía se manifiesta en dos elementos, el yin y el yang, que son opuestos, complementarios e interdependientes; y 3) La energía fluye a lo largo de cinco elementos: agua, metal, madera, fuego y tierra.
"Cuando las energías elementales del organismo humano se mantienen en un estado natural de equilibrio dinámico y armonía funcional, hace 'buen tiempo' dentro del cuerpo y florece el jardín de la salud humana, tanto mental como físicamente. Pero cuando se rompe, se pueden producir inundaciones, sequías y otras formas de 'mal tiempo' que ocasionan perjuicios al paisaje interno", escribe Reid. Alimentación sana, hierbas medicinales, masajes, ejercicios y acupuntura son algunos de los métodos que, sin prisa, pero sin pausa, devuelven al organismo humano su estado de equilibrio.

A fondo
El enfoque tradicional chino de la salud se resume en el proverbio "Un remiendo a tiempo ahorra ciento". El especialista diagnostica y trata todo el organismo humano, en lugar de ocuparse de cada una de sus partes por separado. En este sentido, comprender una enfermedad implica captar la relación entre todos los signos y los síntomas del paciente. La idea es curar la raíz, en lugar de tratar la superficie. Se trata a la persona, no sólo a la enfermedad. Por ello la evaluación suele iniciarse con una cuidadosa inspección de ojos, cabellos, lengua, oídos y color de la piel, entre otros. Luego, "ausculta" su modo de hablar, su postura corporal y modo de respirar. Le sigue una conversación en la que el paciente relata sus síntomas e inquietudes. Después viene la pulsación, la cual es diferente a la occidental. "No sólo se toma en cuenta el pulso cardíaco. Hay 72 categorías de pulsación que pueden orientar nuestro diagnóstico, además de la ayuda que puede brindar la propia aguja. Ella es efectiva tanto para el diagnóstico como para el tratamiento", afirma Shaulien Cuan.
Tras el análisis, el especialista seleccionará los puntos específicos para estimular. La doctora Wendy Cuan explica que el cuerpo está integrado por una red de meridianos de energía. Estos canales y las corrientes energéticas que circulan por ellos componen un cuerpo muy real, aunque invisible, de energías sutiles que controlan las funciones del cuerpo físico y todos sus órganos. Se han identificado más de 365 puntos meridianos y 1.500 extrameridianos, y cada día se descubren más puntos. Es toda una red energética que coordina la fuerza de la vida.
En la sesión la persona se acostará en una camilla boca abajo o boca arriba. Se insertarán las agujas en los puntos seleccionados. Hoy en día se usan agujas de acero inoxidable para estimular, sedar, acelerar, bloquear y modular de diversas maneras la intensidad y el flujo de estas energías, según los puntos que se usen y la forma de insertar y manipular las agujas. "Hay de diversas formas, grosores y longitudes para los tratamientos. Su aplicación no es dolorosa como suele creerse. Mientras se insertan puede sentirse un suave 'corrientazo', hormigueo o entumecimiento. Su permanencia en el cuerpo depende de lo que el tratamiento amerite, y el tipo de acupuntura que se aplique", señala Wendy Cuan. Las aplicaciones parten de la idea de que cada órgano, glándula y tejido del cuerpo se rige por una red de meridianos que regulan su función, canalizando las corrientes de energía vital de la cual dependen. Se puede influir terapéuticamente en las funciones vitales si se estimulan diversos puntos de la red.
La acupuntura puede aplicarse en casi todas las enfermedades, siendo totalmente efectiva en la mayoría y logrando mejorías en prácticamente todas. Su efectividad es notoria como analgésico, anestésico y antiespasmódico, actúa asimismo como regulador del sistema nervioso central; ha mostrado su efectividad en quienes padecen enfermedades agudas o crónicas que no responden al tratamiento habitual o presentan reacciones secundarias frente a los medicamentos. Se utiliza habitualmente para estimular órganos perezosos, sedar los hiperactivos, mover los intestinos lentos, reducir la presión alta, curar el insomnio y otros trastornos nerviosos, promover la fertilidad y regular los ciclos menstruales, entre otras aplicaciones. En 1979 la OMS declaró su efectividad en más de 75 dolencias, entre ellas, dolores de cabeza, esguinces, calambres musculares, trastornos circulatorios, palpitaciones, reumatismo, dolencias de las vías respiratorias y afecciones oculares.





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