domingo, 23 de noviembre de 2008

Un delicado equilibrio

¿Debería someterse
a una prueba?

Las mujeres deberían someterse a exámenes periódicos de la tiroides cada cinco años a partir de los 35, según Lewis Braverman, jefe de endocrinología en el Boston University Medical Center. Hay otro test menos común, denominado prueba TRH, que prefieren algunos médicos y terapeutas alternativos por considerar que ofrece una forma más exacta de diagnosticar desórdenes sutiles de la tiroides. Pero es costosa y pocos médicos recurren a ella porque consideran que la prueba TSH es igual de buena. Una u otra debería ser aplicada a las siguientes personas:
l Mujeres de todas las edades que presentan, sin que haya explicación, dolores, intolerancia al frío, pérdida de cabello, problemas de sueño, fatiga, piel seca, estreñimiento, aumento de peso, olvidos o períodos menstruales dolorosos.
l Hombres con estos síntomas. Aunque las mujeres son hasta diez veces más propensas a sufrir problemas de la tiroides, los hombres no son inmunes.
l Cualquiera con el colesterol alto.
l Mujeres con depresión, incluso suave.
l Mujeres con problemas para concebir o que hayan sufrido un aborto.
l Mujeres que han dado a luz recientemente o están entrando a la menopausia. La enfermedad de la tiroides a menudo es desencadenada durante períodos de cambios hormonales.
l Mujeres con antecedentes familiares de desórdenes de la tiroides u otras enfermedades autoinmunes.

Un delicado equilibrio

¿Siente cansancio? ¿Está ganando peso? ¿Está triste? Usted pudiera pensar que es un caso de depresión, pero -créalo o no- podría tratarse de su tiroides, una de las partes menos conocida de la anatomía humana.

"Usted está deprimida", me anunció mi médico en su consultorio hace tres años. Después de pronunciar este veredicto, me entregó tres hojas de papel: una prescripción para un antidepresivo, otra para somníferos y una referencia para ir a un terapista. "Si esto no funciona, regrese en un mes".
Por supuesto que estaba deprimida -tenía insomnio. Durante semanas había dormido sólo dos o tres horas cada noche. Apenas podía trabajar o atender a mis hijos. Me sentía demasiado cansada como para hacer ejercicio y estaba ganando peso. ¿Quién no se deprimiría?
"¿Está seguro de que no es mi tiroides?", le pregunté a mi doctor. Como redactora de artículos sobre salud, sabía un poco sobre la mayoría de los problemas médicos comunes, aunque mi esposo le dirá que sé tanto como para imaginar que tengo todas las enfermedades sobre las cuales escribo. Pero estaba segura de que mi insomnio tenía una causa fisiológica.
"No es su tiroides", dijo el médico. "Usted es demasiado joven". (Yo tenía 36 años). "Además, no tiene antecedentes familiares de enfermedad tiroidea".
Comencé a tomar las pastillas para dormir, pero me abstuve de los antidepresivos y el terapista. Dos semanas después, tras una menstruación inusualmente larga y agotadora, estuve incluso más segura de que mi problema no era psicológico. Realicé cierta investigación y concluí que debía ser mi tiroides. Volví al consultorio de mi médico e insistí en un examen de sangre.
Un par de días después, mi doctor me llamó. "Tenía razón", admitió tímidamente. "La actividad de su tiroides es muy baja". Los niveles en la sangre de la TSH (la hormona que estimula la tiroides), que es segregada por la glándula pituitaria, normalmente alcanza de 0,5 a 5,0 microunidades por mililitro. Mi TSH era bastante elevada -28-, lo que significaba que la glándula pituitaria estaba trabajando tiempo extra en un intento por impulsar mi tiroides a la acción.
El diagnóstico oficial era tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune y la causa más común de hipotiroidismo. Mis propios anticuerpos estaban destruyendo gradualmente mi tiroides, haciéndola incapaz de producir cantidades adecuadas de hormonas.
Cuando su tiroides produce demasiadas hormonas, usted tiene hipertiroidismo. Los síntomas incluyen irritabilidad, nerviosismo, temblores musculares, pérdida de peso, problemas de sueño, depresión, intolerancia al calor, períodos menstruales irregulares y los ojos lucen rojos, irritados o hinchados. La gente con hipertiroidismo generalmente es tratada con iodina radioactiva, otros medicamentos o cirugía.
Entre los millones de personas que presentan desórdenes de la tiroides, 70% tiene hipotiroidismo, según la Thyroid Foundation of America. Es tan extendida que el Synthroid (levotiroxina), el fármaco más empleado para su tratamiento, ocupó el tercer lugar entre las medicinas más recetadas en 2001 en Estados Unidos.
Entonces, ¿por qué mi médico no la detectó? Parte del problema es que el hipotiroidismo tiende a causar sueño en exceso, no insomnio, además de síntomas tales como fatiga, depresión, aumento de peso e intolerancia al frío. Sin embargo, hay algo más implícito. "Cuando una mujer le describe a su médico estos síntomas, es probable que él les reste importancia por considerarlos síntomas de envejecimiento", indica Lewis Braverman, profesor de medicina y jefe de endocrinología, diabetes y nutrición del Boston University Medical Center.
El hipotiroidismo es apenas una más en una serie de enfermedades de la mujer (las féminas son diez veces más propensas a sufrirla que los hombres) que ha recibido poca atención por parte de la comunidad médica. "El sistema está parcializado y tiende a no estar muy interesado en cosas que afectan a las mujeres de edad avanzada", señala Mary J. Shomon, autora del libro Living with Hypothyroidism. "La gente asume que a medida que envejece, se supone que aumente de peso y se canse. Pero ése no es el caso".
Cerca de una de cada ocho mujeres desarrollará un desorden de la tiroides en algún momento de su vida. Sin embargo, no podría decir dónde está mi tiroides (se encuentra en el cuello, justo debajo de la manzana de Adán) o qué hace (regula el metabolismo y produce hormonas que influyen en todos los órganos, tejidos y células del cuerpo). Y si bien la mayoría de los pacientes tiene 50 o más años, el hipotiroidismo es común entre mujeres cuarentonas, treintañeras y veinteañeras.
La enfermedad de la tiroides puede diagnosticarse fácilmente mediante un examen de sangre y, en la mayoría de los casos, tratarse únicamente con una pastilla diaria. Sin embargo, millones de personas en el mundo presentan este padecimiento sin que les haya sido diagnosticado, lo cual puede ser un verdadero infierno. "Usted puede estar condenado a una vida de enfermedad crónica", señala Shomon. Los problemas pueden incluir enfermedad cardiovascular, infertilidad, aborto y una clase de coma que podría ser fatal.
Por fortuna, la conciencia sobre los problemas de la tiroides está aumentando. Organizaciones tales como la American Association of Clinical Endocrinologists y la American Thyroid Association, y gente preocupada por los pacientes, como Shomon, están alentando a los médicos a administrar pruebas de sangre para tiroides a cualquiera con síntomas o factores de riesgo (tales como antecedentes familiares de enfermedad de la tiroides o padecimientos autoinmunes). También están recomendando a las mujeres que presionen a sus médicos para que las sometan a estos exámenes cuando sospechen de un problemas con la tiroides.
Cuando mi médico cambió mi diagnóstico de depresión a hipotiroidismo, cambié mi prescripción de antidepresivos por una pastilla diaria de Synthroid, que tomaré por el resto de mi vida. En una semana o dos me sentí mejor. Mi sueño regresó a la normalidad, mi energía se incrementó y mi depresión desapareció.
Caí en algunos baches en el camino del tratamiento. Cerca de un año después, mi insomnio regresó. Mi endocrinólogo examinó mi TSH, encontró que estaba en el rango normal y -déjà vu- se preguntó si yo estaría deprimida. Frustrada, tomé las cosas en mis propias manos y, bajo supervisión de un nuevo endocrinólogo que toma en cuenta la forma en que se siente el paciente, en lugar de sólo los resultados de los exámenes, manipulé mi dosis. Encontré que me sentía y dormía mejor cuando mi dosis era ligeramente menor de lo indicado por los resultados de las pruebas, lo cual no sorprende porque siempre he sido bastante sensible a los medicamentos.
Aunque no era mi caso, algunos pacientes se sienten mejor si reemplazan dos hormonas de la tiroides, T3 y T4, en lugar de sólo la T4, que es lo que contiene Synthroid. Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine en 1999 encontró que la combinación de T3 y T4 podría mejorar el estado de ánimo y la función neurológica. Probé el reemplazo de T3 y T4, pero no hizo nada por mí -además, debía pagar de mi bolsillo cerca de 45 dólares al mes por la T3, que no cubría mi seguro. Pero Shomon y otros expertos señalan que la T3 puede significar una gran diferencia para algunas personas, y yo lo creo. En general, gracias al descubrimiento y tratamiento de mi hipotiroidismo, soy yo misma nuevamente: descansada, energética y feliz de haber confiado en mis instintos e insistido en un examen.

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