Vastu: el precusor del feng shui
Esta práctica india, de 5.000 años, tiene las mismas propiedades del hoy famoso sistema oriental. Nick Johnstone
Luego de una consulta de dos horas con una experta de India, sentí que la búsqueda de toda mi vida de algo mágico que sirviera para "todo" había terminado. Al fin encontré la respuesta: una creencia y un sistema que enseñan que la salud de cuerpo y mente se logran y se mantienen con una casa sana. Todo lo que tenía que hacer era seguir las leyes de vastu -la antigua ciencia india de la morada, precursora del arte chino llamado feng shui-, para que todo en mi vida tomara su lugar.
Ya me había metido en la moda del feng shui, llené la casa de móviles colocados de forma estratégica y de un montón de estatuas del Buda sonriente. Sin embargo, la novedad del feng shui, al igual que todos los posibles "remedios" que he perseguido en el intento de aliviar los ataques de depresión y ansiedad, se pasó con el tiempo. Tengo la tendencia a crear una rápida tolerancia hacia los nuevos salvavidas, a aburrirme, y pasar a la siguiente cura milagrosa que arregla todo "de una vez por todas". Por ello, cuando mi amiga me dijo que una persona dedicada al vastu podía ir a analizar la casa que comparto con mi esposa, no lo pensé dos veces.
Había leído unos libros sobre el tema, y tenía un conocimiento básico sobre cómo esta práctica de hace 5.000 años, al igual que el feng shui, puede usarse para curar un edificio liberándolo de una historia problemática, o de una atmósfera pesada, y sanar a sus habitantes de cualquier mal, incluso problemas de salud y de dinero.
Los orígenes del sistema vastu se remontan a la mitología hindú, según la cual un demonio fue dominado y lanzado a la tierra por los dioses. La forma como cayó, con los pies hacia el suroeste y la cabeza hacia el noreste, fijó la forma en que se trazó una cuadrícula y un mandala, que indicaban la disposición ideal para un nuevo edificio. Los dioses le dieron a este demonio el nombre de Vastu Purusha y decretaron que fuera venerado antes de levantar cualquier edificación. Actualmente, el vastu ha sido modificado de modo que pueda aplicarse a los edificios existentes, pero el mandala aún se usa.
Cuando Bhartiya llegó, averiguó qué partes de nuestro apartamento daban hacia el norte y el sur, y cuáles hacia el este-oeste usando una brújula y un mandala vastu. Partiendo de ese punto básico pudo aplicar las leyes de vastu. Cinco minutos más tarde estaba convencido de que con una prescripción vastu, todos mis problemas se resolverían y viviría feliz por el resto de mi vida.
Una vez que Bhartiya había evaluado las direcciones cardinales y sus posibles efectos en nuestro hogar, explicó los principios del prana (que se corresponde al concepto del chi en el feng shui) y cómo una casa sana, feliz y tranquila es el resultado de la energía positiva y de que ésta fluya adecuadamente. Para maximizar este estado, los ambientes deben mantenerse ordenados y limpios. Además, deben armonizarse con los cinco elementos y las direcciones cardinales y subcardinales. Al sentarme en el sofá a escuchar a esta mujer pequeña y ligeramente mística de Calcuta hablar sobre paz mental, arquitectura del espacio, confort y seguridad, me sentía entusiasmado sobre el factor "quizás". Tenía la sensación de estar revoloteando cerca de un curalotodo. Luego, nos hizo muchas preguntas sorprendentemente personales. ¿Nos habían robado? Sí, una vez, fue horrible. ¿Nos sentíamos inquietos en una habitación en particular? Sí, en una esquina del dormitorio. ¿Alguno de los ambientes nos estresaba fácilmente? La oficina. ¿Alguno de nosotros se sentía indispuesto? Yo, con depresión, ansiedad. ¿Nos consideramos personas espirituales? Sí.
Las preguntas continuaron por media hora. Luego recorrió el apartamento, habitación por habitación, escudriñando todo. ¿Por qué esta planta aquí? ¿Por qué ese espejo allá? ¿Qué hay en esa gaveta? A mitad del recorrido, me sentía como un muchacho de cinco años, escuchando atentamente cada palabra de Bhartiya. Pero mi esposa estuvo con el ceño fruncido todo el tiempo. Cuando la experta se fue, me dijo que creía que "en su mayoría eran un montón de cosas sin sentido".
Bhartiya nos dejó una lista de remedios y nos prometió que harían una gran diferencia en nuestras vidas en dos semanas. Estos correctivos incluían pintar la parte externa de la puerta principal de negro (que daba hacia el sur, la dirección de la muerte) para complacer a los dioses de la muerte; colocar sacos de alpiste en la cocina para disolver la energía de los habitantes anteriores; dejar monedas extranjeras en mi escritorio para aumentar el ingreso; poner un espejo encima de la computadora de mi esposa para mejorar la concentración; escribir nuestros sueños en un papel rojo y colocar las cartas en un cajón de iglesia antiguo en el dormitorio; tener un globo terráqueo en el escritorio para promocionar los viajes; arreglar la ropa de mejor manera en la habitación para estimular el prana; y comprar una planta de bambú chino para una mesa del corredor que da hacia el norte para atraer la prosperidad.
Unos días más tarde, habíamos aplicado la mayoría de estas recomendaciones. Eso sí, nos abstuvimos de pintar la puerta principal de negro.
Una vez que habíamos aplicado todos los correctivos que consideramos adecuados, comenzó la espera. Ya habían pasado cuatro días de esos 15 prometidos por la experta y estaba constantemente escudriñando la casa, nuestras vidas y mi estado anímico para ver si los cambios milagrosos de los cuales Bhartiya había hablado se veían por algún lado. De la noche a la mañana, mi esposa y yo nos vimos acosados por una avalancha de trabajo y era difícil dejar de apuntar a las monedas extranjeras en el escritorio y establecer una conexión.
¿El trabajo llegó a nosotros debido a la práctica vastu o era algo que iba a suceder de todos modos? ¿Me sentía optimista y energizado debido al vastu o simplemente porque sí? Estaba feliz de atribuirle el giro de fortuna al sistema indio, hasta que surgieron una serie de problemas relacionados con el trabajo. Al igual que un votante indeciso, era un discípulo poco disciplinado de vastu: creyente devoto cuando las cosas salían bien, pero que rápidamente perdía la fe en la antigua ciencia cuando aparecían dificultades.
Tres semanas luego de la consulta, me sentía dispuesto a preguntarle a mi doctor si podía probar una dosis menor de antidepresivos. Camino a casa, con la prescripción en la mano, pensé en la consulta vastu y cómo nuestro apartamento se sentía de alguna manera más liviano y más sereno desde que hicimos todo lo que Bhartiya sugirió. ¿Acaso el coraje para hacer algo que por mucho tiempo pensamos imposible era el resultado de equilibrar nuestra casa? Me gusta pensar que así fue. l
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