Este seductor lugar está ubicado en los alrededores de San José de los Altos, a tan sólo 30 minutos de Caracas, por la vía de La Mariposa. Pozo Suruapo es un sitio pleno de encantos, donde se puede vivenciar un día de campo. Está rodeado de exuberante vegetación, en la pendiente de una de las montañas de la zona protectora del área metropolitana de Caracas. Posee varios caneyes artesanales y una poza alimentada continuamente con agua de manantial, donde los visitantes pueden disfrutar de un refrescante baño, con la sensación de estar en medio de la selva tropical. Sus dueños, Natacha De León y Germán Cabrera, lo inauguraron hace un año, y allí ofrecen, además, la posibilidad de hacer diversas excursiones con distintos niveles de dificultad: desde las más sencillas, con un tiempo de duración estimado de 30 minutos, hasta la más exigente (tres horas y media de duración) por las quebradas y parajes selváticos de la zona. Esta última tiene como paradero la quebrada Maitana y se hace en compañía de un baquiano. Ir hasta allá tiene la recompensa de deleitarse con la propia quebrada, un bosque de cocuizas y de mangos, entre otras tantas especies, amén del revoloteo de las más hermosas mariposas, y del canto de los pájaros. Es un paseo riguroso, hay que advertirlo, ayudado en algunos tramos por cuerdas y hasta por lianas que le ayudarán en un suave rapel, en el que se sentirá Tarzán o Jane, según el caso. Al regresar, Natacha y Germán ofrecen una parrilla al estilo uruguayo (Germán es de Montevideo) con carne de res, chorizos, morcillas, pollo y ensaladas, todo en compañía de deliciosas guasacacas, salsas y cremas. El uso de las instalaciones desde las 10:00 am hasta las 6:00 pm, paseos cortos y el servicio de comida por persona. A los niños menores de 12 años le corresponde media tarifa, y los menores de seis, gratis. La excursión a Maitana . Un dato que no debe dejarse de mencionar: Pozo Suruapo cuenta con una cabaña para cinco personas, por si le provoca prolongar este placer y silencio durante un fin de semana o más días, incluso. Pistas: Calle San Luis, San José de los Altos.
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Los petroglifos de la Colonia Ahora bien, si más que la tierra lo suyo es el cielo, no debe dejar de ir a El Jarillo, donde le aguarda la aventura de volar en parapente. Allí hay un club de vuelo con entrenadores que le asistirán en el "revoloteo". En El Jarillo hay un club de vuelo de parapente | |||
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Un día a la Argentina
Más tarde, una degustación de chorizo y queso casero es el abreboca para el plato principal (asado de tira, punta trasera, chorizo, morcilla, pollo y pimientos asados), en compañía de distintos tipos de ensaladas: tomate, lechuga y aguacate; repollo y zanahoria; y papas a la provenzal. La cerveza y un buen vino son elección del comensal. Si cree que el banquete aquí termina, se equivoca: a media tarde los anfitriones llevan a la mesa el tradicional mate y las tortas fritas. Pero no todo es comer en estos predios. La idea es pasar el día y hacer caminatas por la zona, que es una delicia, disfrutar de las vistas de Valles del Tuy, y hacer paseos a caballo; para los niños ya está en adelanto una granja de contacto que se inaugurará formalmente en mayo. Lo que bien hay que saber, si le anima esta propuesta, es que los anfitriones piden un grupo mínimo de 12 personas. El costo para cada una es de 20.000 bolívares. Ellos ofrecen el servicio de transporte desde Caracas, si así lo prefiere. Pistas: Zona rural de El Hatillo, vía Turgua. | |||
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Piedra de mar El segundo requerimiento es hacer el recorrido descalzos, para un contacto más pleno con las piedras; esto convierte a la visita en toda una experiencia de reflexología que dejará al caminante en total relax. Quitarse el reloj es la tercera exigencia, pues a este lugar no se puede ir apurado. La idea es vivenciar otro tiempo, que no admite otro reloj que no sea el Sol. Este museo ecológico está constituido exclusivamente por piedras extraídas del mar, y con ellas Zóez ha construido varias obras con las que el visitante puede interactuar como quiera. Claro está, cada una propone un juego que, sutilmente, suscita la reflexión en torno a uno, dos, o más asuntos: la paciencia, el equilibrio, el libre albedrío, la naturaleza. Demás está decirlo: en este lugar los niños y los jóvenes gozan un mundo, pues además de experimentar esa correspondencia recíproca y natural con todas las obras, pueden tener la experiencia de participar en la creación de una escultura. Recorrer este circuito tiene un costo de bolívares (adultos), y (niños). Quienes quieran quedarse a dormir allá pueden hacerlo en habitaciones acondicionadas para ello. En este caso, el precio por adulto es de bolívares, y por niño,. Si no conoce este "jardín", hágalo, en algún momento de la vida. Su espíritu quedará agradecido. Pistas: San José de Galipán. Se puede ir desde La Guaira. He aquí algunos de los parajes, construidos con piedras marinas. En ellos, niños y adultos pueden jugar y, de esta manera, autoconocerse. Esta es la propuesta de Zóez, quien en la gráfica de la derecha muestra el sutil arte del equilibrio | |||
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Bajo la montaña Pistas: Camino de los Españoles, Parque Nacional el Avila.
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jueves, 18 de diciembre de 2008
Para descansar
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