Antienvejecimiento
Hormonas, antioxidantes, cremas, dietas, ejercicios... cualquier cosa para huirle a la vejez. La todavía "joven" medicina del envejecimiento asegura que una longevidad saludable y vital es posible.
La Organización Panamericana de la Salud estima que en nuestro país seis de cada 100 venezolanos integran la llamada Tercera Edad, y que en 25 años esta población se triplicará, tomando en cuenta que la expectativa de vida de los venezolanos supera los 70 años, y los 76 en el caso de las venezolanas. La esperanza promedio de vida ha aumentado más en los últimos 100 años que en los 2.000 anteriores. Se habla del boom de la vejez. Como es de esperarse, el mismo plantea importantes desafíos. No nos hace gracia la idea de una muerte temprana, pero nos disgusta la idea de hacernos viejos. Se da por cierto el poema de Yeats, "Oí decir a los muy, muy viejos: Todo lo bello se pierde al pasar como las aguas". Tom Kirwood, profesor de biología gerontológica en la Universidad de Manchester, cuestiona los versos argumentando que los progresos en la ciencia son continuos.
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Cómo se envejece
A partir de los 30 años se empiezan a experimentar -unos más, otros menos- algunos de los efectos del envejecimiento, las primeras canas y arrugas; a medida que aumenta la edad, la percepción del cambio será mayor. Rick Weiss, en la revista National Geographic, describe el proceso: "La vista se deteriora, el oído pierde su capacidad de captar tonos, los sentidos del olfato y del gusto se entorpecen, los músculos se desgastan, la grasa se acumula, los huesos se llenan de cavidades y se fracturan fácilmente, las articulaciones se deterioran y el corazón se debilita". El dermatólogo Antonio Rondón define el fotoenvejecimiento como esos cambios en la piel, caracterizados por alteraciones en la pigmentación y la aparición de arrugas y lesiones verrugosas, entre otros.
Un estudio que marcó hito en la materia ha sido el del Centro de Baltimore, en Estados Unidos, cuyo objetivo fue medir cómo se envejece. Una de sus conclusiones fue que no todo el mundo lo hace de la misma manera. Kirwood, desde su experiencia como biólogo, afirma que hay personas que desafían el paso de los años, mientras que otras son blanco fácil de las flechas del tiempo.
De allí la distinción que hacen los científicos de la edad cronológica y la edad biológica. La primera se mide por el simple paso del tiempo, y la segunda intenta ser una expresión de cómo se está orgánicamente; esto es, el ritmo de envejecimiento del cuerpo y cada uno de sus órganos. "Una mujer puede tener 60 años, y poseer la resistencia y apariencia de una de 50; lo que indicaría un ritmo de envejecimiento biológico inferior", afirma Juan Carlos Méndez, especialista en Medicina Antienvejecimiento, y Presidente en Venezuela de Vital Research Center, cuya casa matriz funciona en Estados Unidos. Para calcular la edad biológica se realizan pruebas que miden la elasticidad cutánea, los reflejos digitales, el balance estático, la densimetría ósea, la acomodación visual, los índices de grasa y masa corporal, entre otros indicadores. De acuerdo con el resultado de estos biomarcadores se determinará la edad biológica que, contrastada con la cronológica, advertirá el grado de envejecimiento o rejuvenecimiento de la persona en cuestión. En Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo, Deepak Chopra asevera que la edad biológica es la verdadera señal del proceso de envejecimiento.
Caminos de la vejez |
Podría decirse que el estudio científico del envejecimiento es aún una "joven" disciplina, con un poco más de 50 años, tiempo en el que se han propuesto distintas teorías: |
Tras la eterna juventud
El ideal de descifrar la naturaleza del envejecimiento, con el fin de evitarlo, se remonta a tiempos bíblicos. Desde entonces, la esperanza de rejuvenecimiento ha tenido varios nombres. Entre los más sonados han figurado tres hormonas. Una de ellas es la del crecimiento, cuyo hallazgo se remonta a 1990, cuando Daniel Rudman advirtió que a medida que las personas envejecían, la glándula pituitaria producía cantidades menores de dicha hormona. Kirkwood explica que la hormona del crecimiento es un potente estimulador de la división celular, con un papel importante en la reparación de los tejidos, pero destaca que no se ha demostrado de forma convincente que su efecto sobre la masa muscular suponga algún aumento de la fuerza o resistencia. "Además, se han detectado posibles efectos secundarios, entre los que se cuenta un posible aumento del riesgo de cáncer; debe usarse con sumo cuidado", escribe.
Otra hormona asociada con el tema es la melatonina. El biólogo explica que ésta tiene un rol muy específico en el ciclo sueño/vigilia, pero aún no está claro su papel como moduladora del envejecimiento. Dhea es la tercera hormona y hay quienes la llaman el antídoto contra el envejecimiento. "Desempeña un papel en la producción de estrógenos y testosterona. Tiene efectos beneficiosos, pero no es la absoluta fuente de juventud".
Si bien existen razones para contemplar la posibilidad de restituir los niveles hormonales en declive durante la vejez, hasta ahora los científicos coinciden en que ninguna hormona tiene el secreto de la eterna juventud. Es más, algunos tienen sus reservas en cuanto a su uso por sus potenciales efectos secundarios.
Hormonas aparte, se ha estudiado también el efecto de las enzimas antioxidantes, las cuales son ayudadas por vitaminas como la C y la E. "Cuando una molécula de vitamina C se encuentra con un radical libre, se oxida, lo que hace que el radical libre se vuelva inocuo". No se ha determinado que los antioxidantes puedan prolongar la vida de las personas, pero sí se ha demostrado que algunos complementos dietéticos de antioxidantes como las vitaminas E y C, reducen el riesgo de enfermedades del corazón, cataratas y cambios de la piel. Kirkwood formula una advertencia: "Si bien son buenos, no se conocen del todo. Uno de los antioxidantes es una enzima llamada superóxido dismutasa (SOD). Su exceso tiene inconvenientes, pues su concentración elevada lo convierte en otro radical libre". Por ello, se sugiere tomar complementos nutricionales siempre y cuando el especialista los prescriba, y ajustando bien las medidas.
La terapia celular también ha creado expectativas. Se trata de inyecciones de células fetales de oveja o cabra. Los científicos han señalado el riesgo de que se produzca alguna reacción adversa por parte del sistema inmunitario, o de que se transmitan agentes patógenos de una especie a otra. "Ahora bien, no se puede descartar por completo la idea de utilizar células trasplantadas en el tratamiento de los problemas de la vejez, como en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, por ejemplo", señala Kirkwood.
Y otra que ha captado la atención es la terapia génica, la cual se centra en la corrección de trastornos genéticos heredados. Weiss, en National Geographic, la explica: "La idea consiste en introducir el gen normal en un número suficiente de células del individuo afectado de tal forma que sus tejidos puedan funcionar normalmente". Kirkwood expone que se sigue investigando en este campo, aunque la terapia génica contra el envejecimiento plantea desafíos éticos. "No se puede aplicar mientras no estén despejados del todo los cambios que conlleva, pues es posible que tenga más efectos secundarios indeseables que el propio proceso de envejecimiento", advierte. l
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