Hace unos dias tuve la maravillosa oportunidad de volver a caminar por uno de los lugares que más disfrutaba cuando era niña: el Parque del Este, Sabana Grande, y otros. Me sorprendió la capacidad que tiene nuestro cerebro de guardar los recuerdos de tantos momentos que vivimos con intensidad y emoción. Volví a conectarme a las sensaciones que experimenté en ese tiempo, encontrándome de nuevo en el mismo lugar... muchos años después. Si pudieras hacer un breve inventario de todo lo que has vivido, estoy segura de que disfrutarías de muchos recuerdos y sabrías que ha valido la pena volverte a conectar a ellos.
Deberíamos recuperar algunos de los recuerdos más agradables de nuestra vida, no sólo para atesorarlos, sino para compartirlos con nuestros hijos y con nuestros nietos, con la firme intención de hacerlos partícipes de nuestra historia. Podemos transmitirles una herencia emocional positiva, que los motive a continuar construyendo día a día la historia afectiva de nuestras vidas. Yo todavía recuerdo aquellas reuniones pequeñas pero familiares, donde todos, montados encima de la cama de nuestros padres o reunidos en torno a la mesa, escuchábamos las historias divertidas de ellos cuando eran pequeños, nos reíamos y pasábamos un buen rato juntos, conociendo un poco de nuestras raíces.
Cuando nos conectamos a los recuerdos gratos, divertidos y positivos que todavía tenemos guardados en nuestra memoria, nos sentimos llenos de un sentimiento cálido y agradable que nos confiere la tranquilidad, el gozo y la seguridad personal que nos hacen falta en un momento dado. Hagamos uso consciente de esta herramienta, para recuperar la fortaleza y el ánimo necesarios para superar los momentos bajitos y oscuros de nuestra vida. Recordemos que siempre podemos levantarnos de nuevo para volver a empezar.
Cuando volvemos a los lugares que recorrimos en la niñez, nos sorprende descubrir que no eran como los recordábamos... la mayoría de las veces los vemos más pequeños o más oscuros, antiguos, vacíos, lejanos o solitarios... en ese instante, nos damos cuenta de que nuestra perspectiva e interpretación de la vida ha cambiado. ¿Alguna vez has tenido esa sensacion?
Te invito a refrescar algunos de tus recuerdos más queridos. Y si descubres que tu vida tenía más color, alegría, risas, aventura, asombro y diversión que la que tienes ahora o tienen tus hijos... te sugiero que hagas algo ahora mismo, para cambiar un poco tu estilo de vida, recupera algunos de los hábitos, las creencias y los elementos que te hicieron tan feliz en ese tiempo. Deja de sufrir, evita el conectarte a los recuerdos dolorosos del pasado, aferrarte a las preocupaciones o llenarte de pensamientos e ideas negativos y fatalistas con respecto a tu futuro. La vida está ocurriendo en este instante y tu responsabilidad es disfrutarla. Por eso... Toma una ducha larga, o cámbiate de ropa, o camina descalzo por el jardín, o córtate el cabello, cambia los muebles de tu casa o simplemente llama a un amigo e invítalo a compartir contigo, tomándose un café, algunos de los recuerdos que vinieron a tu mente, renuévate y disponte a ser feliz. ¡Tú puedes cambiar el curso de tu vida si renuevas las ganas de vivir y soñar!
- Recupera las fotografías —o el video— que tengas guardadas desde hace muchísimo tiempo. Ordénalas y compártelas con tus seres queridos.
- Crea una reunión familiar para estimular el recuerdo de los momentos divertidos que vivieron juntos. Hazlo cuidando de no hacer comentarios que hieran o toquen la sensibilidad de los demás.
- Visita a los abuelos con tus hijos de vez en cuando. Anímalos a compartir con tus hijos el recuerdo de algunas de las tradiciones familiares.
- Disfruta a solas del recuerdo de un buen momento. Permite que tu mente viaje a través del tiempo y disfruta la sensación de volver al reencuentro de tan bellos sentimientos.
- Cuando recuerdes a una persona de manera especial, hazle una llamada o envíale una nota para compartir con ella tu recuerdo. Aprovecha la oportunidad para expresarle tu cariño y gratitud.
- Comparte con tu pareja el recuerdo de situaciones divertidas o especiales en tu vida. Presta atención al compartir espontáneo y a veces emotivo que te hace tu pareja; es una forma de hacerle sentir querido.
- Compartir con tus hijos el recuerdo de algunas situaciones que viviste y cómo te sirvieron para madurar y mejorar tu comportamiento los acercará a ti y fortalecerá el vínculo de la comunicación, la confianza y el respeto.
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