Una vida plena y feliz no se mide por la cantidad de tiempo que hemos vivido, sino por la calidad de los días que hemos tenido. Vivir implica experimentar, disfrutar, crecer y aprender. Recuerda que la vida es una escuela, y que es a través de las situaciones que enfrentamos cada día que tenemos la posibilidad de aprender y transformar nuestra condición de vida. La mayoría de las personas tenemos miedo a morir, pero no nos atrevemos a vivir a plenitud. Pocas veces nos damos cuenta del lindo amanecer que tuvimos esta mañana o del tamaño que tenía la Luna anoche ni siquiera de lo grandes y bellos que están nuestros hijos. Despierta, no permitas que el pasado difícil o doloroso te convierta en una persona amargada e incapaz de volver a vivir con alegría y espontaneidad.
Hay cosas importantes y cosas urgentes, debemos aprender a diferenciarlas. De qué nos sirve vivir la vida corriendo de un lado para otro, llenos de ansiedad y estrés, sin tener el tiempo de calidad necesario para compartir con nuestra pareja ni con los amigos, la familia o sin tener un momento de calidad para nosotros mismos. Constantemente estamos repitiendo: es que no tengo tiempo ahora para pasarla bien... pero lo hacemos con la secreta esperanza de que algún día podremos contar con él, ¿quién te lo garantiza? ¿Para cuando lo vas a dejar? Estarás dispuesto a disfrutar más de la vida, cuando ya no tengas la misma energía... Olvídate de la edad, pon la preocupación por el almanaque a un lado, y comienza a vivir plenamente, deja de pensar en que: cuando tenga el dinero, cuando me case, cuando termine la universidad, cuando mis hijos crezcan, cuando me jubile, cuando me gane el loto... podré entonces hacer aquello que siempre he querido... la vida esta ocurriendo ahora, ¡disfrútala y aprovéchala al máximo! Vamos atrévete a tener una vida satisfactoria y plena, estás a tiempo de sembrar... Comienza por hacer nuevos amigos, fortalece las viejas relaciones, regresa a la familia, renueva la pasión por tu pareja, aprende y experimenta cosas nuevas, ten nuevos intereses, sal de paseo, súbete a un caballo, aprende a esquiar o a patinar, trabaja en tu propio jardín, aprende otro idioma, compra o adopta una mascota... y estoy segura de que tu vida adquirirá una nueva dimensión, por favor: no dejes de intentarlo.
1.- Encuentra qué es eso que quieres hacer en tu vida, y busca la manera de hacerlo. Piensa, que además de disfrutarlo, es posible que te paguen por ello.
2.- Acepta los retos y asume algunos riesgos que te permitan transformar de forma positiva tu vida. El que no se arriesga no pierde... pero tampoco gana.
3.- No pienses que la vida es sólo para sufrir... el propósito de la vida es que seamos felices. Sana las heridas del pasado y ábrete a vivir con pasión y alegría.
5.- Vive momento a momento, disfruta y agradece las cosas bellas y sencillas que ocurren cada día en tu vida. Cuando podemos reconocer la maravilla de todos los regalos esenciales nuestra vida cobra color, alegría y un sentido más positivo.
6.- Haz todos los días algo bueno y desinteresado por los demás, especialmente hazlo por un extraño. Con una acción bondadosa y anónima puedes suavizar la vida de alguien y tal vez devolverle la esperanza en el ser humano.
Disfruta plenamente de los placeres sencillos de la vida, que no cuestan nada pero que significan tanto. Conéctate a la naturaleza, a la música, a los niños, a la familia, anímate a compartir y a intercambiar ideas, experiencias, conocimiento y sentimientos con los demás...
Eres muy especial... no permitas que las cosas sin importancia y sin mayor trascendencia te impidan disfrutar de los eventos, regalos y bendiciones pequeñas pero importantes y esenciales de la vida. ¡Este es el secreto de la felicidad!
Comienza a vivir la vida desde ahora, como si cada día fuese el último y el más importante de todos... en algún momento podrás decir: Señor Dios, Gracias por la vida que me has dado Y ¡Qué vida!
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