En la vida hay personas sometidas a la voluntad de unos padres que utilizan un mecanismo equivocado para manipularlos de manera que permanezcan a su lado... aun cuando sus hijos ya son adultos y necesitan de su propio espacio.
Toda relación que se mantenga a través de la manipulación y la culpa, produce malestar y con el tiempo la persona que se siente obligada comienza a sentir frustración y resentimiento. Si te sientes un hijo manipulado, te sugiero que reflexiones un poco y analices con calma tu situación, para que puedas encontrar la razón real por la que te encuentras atrapado emocionalmente en esa relación, pudiendo encontrar juntos una solución.
Existen varias razones por las cuales un hijo adulto todavía se encuentra bajo la dominación emocional de un padre. La primera es porque mantiene una relación de dependencia emocional, esto significa que todavía está esperando a ser aprobado o reconocido por esa figura de autoridad, entonces complace y actúa de forma sumisa para obtenerla.
También puede suceder que la depencia emocional, se deba a la manipulación que los padres ejercen sobre su hijo, haciéndolo sentir responsable del bienestar o de la felicidad de ellos. En este caso el hijo, termina viviendo para satisfacer las necesidades de los padres, aun cuando tenga que sacrificar sus propios sueños y estilo de vida. Lo interesante es que muchas veces el hijo que se comporta de esta forma responsable y hasta sumisa, tiene otros hermanos que no están dispuestos a compartir esta responsabilidad con él.
Estoy segura que la mayoría de los padres que tienen una actitud dominante hacia sus hijos, están motivados por un amor sobreprotector que los cree incapaces de independizarse de ellos, sin enfrentar algún peligro.
Pero también existe un grupo pequeño de padres que no quieren dejar ir a sus hijos adultos para que formen una pareja o para que vayan a buscar su propia felicidad, debido a que los necesitan para acompañarse y tener a una persona que los ayude incondicionalmente. En muchos casos no es sencilla la solución...
Aprendamos a mantener una comunicación abierta, clara y respetuosa que nos permita expresar nuestras inquietudes y necesidades en un momento dado, sabiendo que seremos escuchados y que juntos analizaremos la situación para encontrar la mejor solución, aun cuando ésta los afecte emocionalmente. Los hijos no son tuyos para siempre, son un préstamo que te da la vida y que en algún momento tienes que dejar ir, confiando que ellos tienen los valores, las herramientas y las cualidades necesarias para afrontar la vida y ser ganadores de su felicidad. Yo sé que siempre veremos a nuestros hijos como si fueran niños pequeños... pero tal vez, ya los tuyos hayan crecido lo suficiente como para soltarlos un poco, mientras todavía estás a su lado para apoyarlos si te necesitan.
Cómo mantener una relación sana con tus padres
Refuerza tu autoestima. Reconoce y valora tus talentos y capacidades, no necesites la aprobación y el reconocimiento constante por parte de tus padres si ya eres una persona adulta. Confía en que serás capaz de independizarte emocionalmente de ellos cuando llegue el momento de hacerlo.
Corta el cordón umbilical emocional. A veces eres tú el que se aferra a la relación con tus padres, aun cuando ya tienes una relación de pareja o una familia propia. Recuerda que ya es tiempo de soltar la dependencia emocional que te liga a ellos, para no poner en riesgo tu nueva relación. No permitas que ellos intervengan en tu nueva vida y respeta el lugar que tiene tu pareja.
Exprésate con claridad. Busca las mejores palabras y el momento adecuado para hablar con tus padres acerca de la afectación que te produce la relación que mantienes con ellos si este fuera el caso. Háblales de tu necesidad y de tus proyectos y explícales que el hecho de que te vayas de su lado no significa que los vayas a dejar de querer.
Comparte la responsabilidad del cuidado con tus hermanos. Si tienes varios hermanos, hagan una reunión familiar para pensar en el futuro de sus padres, decidan de qué manera podrán compartir las responsabilidades y el cuidado de ellos si lo necesitan en algún momento. Pide ayuda cuando sientas que no puedes cargar con la responsabilidad solo.
No te sientas culpable. Cada uno es responsable de vivir su propia vida, apóyalos generosamente tanto emocional como económicamente, pero hasta donde tú puedas. Cumple con los acuerdos establecidos de antemano y vive tu vida con tranquilidad. Evita que se involucren en tu vida privada, es importante que entiendan que tú tienes tu propia vida y responsabilidades.
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