domingo, 1 de marzo de 2009

¿Y nuestras diferencias?

Cuando estamos solteros pensamos que en el amor todo es color de rosa. La fantasía, mezclada con el deseo, nos hace imaginar un futuro en común perfecto sin enfrentamientos o desacuerdos. Pero ¿es esto realmente lo que sucede cuando comienza la convivencia? Caminar juntos por la vida a través de los años con la vista puesta en nuestras metas y sueños, trabajando juntos por hacerlos realidad, apoyándonos el uno en el otro, compartiendo lo mucho y lo poco, siendo considerados, tolerantes y respetuosos el uno del otro, estar dispuestos a resolver nuestros conflictos rápidamente y a sanar nuestras heridas, ... son en esencia las recetas para el amor duradero. Y no me refiero a que sigamos juntos por deber, costumbre o por el que dirán. Me refiero a que perdure nuestra unión brindándonos satisfacción, amor, placer, estabilidad, ilusión, motivación y compañía. Algunos piensan que lo ideal sería conocer a una persona que piense y actúe de la misma manera en la que lo harían ellos, y que en la igualdad está la posibilidad de amarse para siempre. ¿Cuántas personas conoces que sean iguales a ti? No creo que el porcentaje sea muy grande. Lo más probable es que te relaciones con alguien afín a ti, pero con ciertas diferencias personales que definen su individualidad y que se manifestarán a lo largo de la convivencia. No podemos esperar a que nuestra pareja cambie su manera de ser hasta el punto en que se parezca cada vez más a nosotros, pues esto significaría el sacrificio y la pérdida de su identidad. ¿Estaríamos dispuestos nosotros a sacrificarnos y perder la nuestra?... Entonces no podemos pedírselo a nuestra pareja.

¡Entendamos de una sola vez que sólo podemos cambiarnos a nosotros mismos! Por eso necesitamos trabajar interiormente para estar cada día más dispuestos a aceptar y a respetar esas diferencias, comprendiendo que también forman parte de la persona que amamos. La vida en pareja estimula el crecimiento de ambos, fomenta cambios y nos da una sensación de protección.

Los conflictos y su rápida solución son el motor para que una relación se mantenga en buen estado. Asumir y respetar los cambios sufridos en nuestra pareja nos ayudará a aceptar y fortalecer el vínculo de la convivencia. Cuando tenemos problemas en la relación —a causa de las diferencias, los problemas y la búsqueda de la solución— tenemos que asumirlos los dos de forma comprometida. Cuando lo hacemos de esta manera mantenemos una relación basada en el amor, el respeto, la responsabilidad y la comunicación mutua. Estas son características que hacen perdurar una relación, pues se crea una atmósfera de compañerismo y solidaridad. Nos complementamos en la medida en que tenemos expectativas y aspiraciones reales en el matrimonio.

“Sólo por la persona amada y las cosas que nos interesan somos capaces de cambiar ciertos comportamientos que le afectan o le disgustan”.

Reconocer las diferencias. Es importante aceptar a la persona tal como es, de lo contrario dejaremos de reconocer y disfrutar de su aspecto positivo, aumentando así las probabilidades de mantenernos en conflicto.

Hacer acuerdos. Si alguno de los hábitos o las actitudes de la otra persona te afectan negativamente encuentra el mejor momento para hablar de ello, expresa lo que sientes y pregúntale a tu pareja qué piensa al respecto. Juntos y apoyados en el amor que sienten el uno por el otro pueden construir una buena solución.

Decir lo que sentimos. Es importante aprender a expresar lo que sentimos y lo que pensamos, de lo contrario la otra persona tendrá que adivinarnos. Además hablar sobre nuestro malestar y desacuerdo nos ayudará a resolverlos.

Resaltar cualidades. En lugar de mantener tu atención en las diferencias negativas fíjate en las cosas positivas que aporta a tu vida. El que seamos diferentes en algunos aspectos nos motiva a crecer, a madurar y a enriquecer la relación.

Tratarse con gentileza. A pesar de que existan diferencias que te afectan, o que te molestan, al momento de hablar de ellas con tu pareja tienes que hacerlo con amor. Trata de que la intención de la conversación siempre sea conciliar y solucionar el desacuerdo que exista entre los dos.

Darse otra oportunidad. Estar dispuestos a perdonar si fuese necesario para darle paso a un momento difícil y continuar con el amor. No vale la pena guardar resentimientos porque nos alejan.

Usa las tres “R”. Vivir con respeto, con responsabilidad y con reciprocidad. Esto nos permitirá compartir la vida juntos y disfrutar de una maravillosa experiencia.

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