“Dos amigos, uno soltero y el otro casado, poseían una granja, cuyo fértil suelo producía abundante grano que se repartía en partes iguales.
Todo iba perfectamente. Pero llegó un momento en que el amigo casado empezó a despertarse sobresaltado en las noches pensando: ‘No es justo, mi amigo no está casado y sólo le doy la mitad de la cosecha; pero yo tengo mujer y cuatro hijos, de modo que en mi vejez tendré quien me cuide y todo cuanto necesite. ¿Quién cuidará de mi pobre amigo cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro mucho más de lo que actualmente ahorra porque su necesidad será, evidentemente, mayor que la mía’. Entonces se levantaba de la cama y acudía sigilosamente al granero, a donde su amigo guardaba su trigo, y vertía un saco de grano adicional.
También el amigo soltero comenzó a despertarse por las noches y pensaba: ‘Esto es una injusticia. Mi amigo tiene mujer y cuatro hijos y sólo le doy la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre amigo, cuya necesidad es mayor que la mía, reciba lo mismo que yo?’ Entonces se levantaba de la cama y llevaba un saco de su propio trigo al granero de su amigo sin que este se enterara.
Pero después de muchos meses, una noche se levantaron al mismo tiempo y tropezaron el uno con el otro, cada cual con un saco de granos a la espalda”.
Teresa es una persona muy animada y sociable, pero en este momento se siente frustrada y hasta un poco molesta porque dice que está cansada de ser ella la que siempre mantiene el contacto con sus amigos y que ninguno de ellos hace el intento de tomar la iniciativa de llamarla, o de invitarla… A veces se pregunta, igual que yo lo he hecho algunas veces: ¿Si yo no mantuviera el contacto seguiría existiendo esta amistad?
Su comentario me hizo pensar en la importancia que tiene la reciprocidad y en lo poco que la tenemos en cuenta cuando nos relacionamos con los amigos. Tal parece que para algunas personas la amistad es una relación pasiva que se da y se mantiene como por arte de magia donde son los demás los que deben acercarse a nosotros o simplemente estar ahí en el momento en que necesitemos de ellos. Pero, ¿cómo puede una relación sostenerse en el tiempo si no existe algún tipo de esfuerzo mutuo por mantener el contacto y fortalecer la relación entre los dos? ¡El cariño, además de sentirlo, hay que expresarlo!
Es importante pensar en la amistad como en una calle de doble vía, de manera que siempre estemos dispuestos a dar, a compartir, a considerar y a tener presente a los amigos. Hay amigos maravillosos con los que hemos compartido alguna etapa especial y, debido a los cambios y las oportunidades que nos ofrece la vida, nos separamos, nos distanciamos y hasta perdemos el contacto con alguno de ellos. Si es así, vale la pena iniciar las averiguaciones que nos permitan encontrarlos para volver a conectarnos y retomar la relación.
¡Sal de la pasividad en la que te encuentras y conviértete en una persona animada, entusiasta y con la iniciativa de reunir de nuevo al grupo de buenos amigos para compartir!
Tú sabes lo bien que recibimos todos una llamada sorpresa, un correo o una invitación inesperada por parte de un viejo amigo. Deja de esperar y comienza a actuar. La amistad es una de las relaciones con más significado en la vida. En todas las etapas que vivimos tuvimos mejores amigos, personas que de una u otra forma nos hicieron sentir queridos, valorados, acompañados, comprendidos, especiales, importantes, fortalecidos… y que ahora que somos adultos son tan especiales que se convierten en la extensión de nuestra familia y en tíos de nuestros hijos.
Para ser verdaderos Amigos…
Acuérdate siempre de ellos. No importa el tiempo que haya pasado desde la última vez que los viste, ni la distancia que en este momento los separe, piensa en ellos con cariño y gratitud.
Sé honesto en los sentimientos. Que tu relación de amistad se base en el cariño sincero, que no exista un interés personal y egoísta de obtener algún tipo de beneficio económico, social o laboral, en el medio.
Habla con franqueza. Comunícale tu malestar y desacuerdo, encontrando las mejores palabras para hacerlo y con la intención de solucionarlos. Aclarar los malos entendidos muchas veces nos acerca y fortalece los vínculos de cariño y respeto
Sé incondicional. Siéntete siempre dispuesto a dar más que a recibir. No esperes a que tus amigos te pidan, da siempre el primer paso para acercarte a ellos, especialmente en momentos de dificultad.
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