martes, 3 de marzo de 2009

Novedosa técnica con tejidos propios del organismo que renueva la piel




Los años traen consigo una disminución del número de células, de fibras de colágeno y de elastina, provocando la disminución del grosor de la piel y de su capacidad de renovación y reparación. Lo que se traduce en una piel deshidratada, con tendencia a la descamación, menos tersa, flácida y con arrugas. Todo esto ocurre por una razón: menor producción de factores de crecimiento y acumulación de radicales libres.

Para lograr que la piel no tenga ese aspecto cansado y senil existe una nueva técnica que esta revolucionando al campo médico alrededor del mundo por tratarse de un procedimiento muy sencillo que no representa riesgos: Bioestimulación con Factores de Crecimiento. No es peligroso y se diferencia de otras técnicas por ser un proceso que consiste en devolverle al organismo una sustancia que con los años estaba perdiendo a partir de la propia sangre de la persona.

Anteriormente los Factores de Crecimiento eran utilizados en la odontología y en la cirugía de los implantes. Hoy en día se aplica en la estética, ya que favorece la renovación de la piel, teniendo como resultado una piel hidratada, brillante y mas joven, sin necesidad de inyectar sustancias ajenas a la piel. También se usa en pacientes con ulceras, quemaduras, cicatrices, entre otros.

"Los factores de crecimiento son pequeños fragmentos proteicos producidos y segregados por todas las Plaquetas y son los encargados de regular la remodelación de la piel y, por lo tanto, juegan un papel de gran importancia en el aspecto de la misma", señala la Dra Mariela Cogorno, médico estético, que explica que con el tiempo disminuye la producción y actividad de estos factores y con ello la lozanía de la piel.

La bioestimulación con Factores de crecimiento cuenta con cinco pasos: el primero es la evaluación del grado de envejecimiento de la piel del paciente; el segundo, es realizar un tratamiento para eliminar las capas superficiales de la piel ; el tercero, consiste en extraer la sangre de la persona para luego centrifugarla y separarla en plasma y células (dentro del plasma se encuentra los factores de crecimiento); el cuarto, es la aplicación de la anestesia tópica; el cuarto, es el suministro de los Factores de Crecimiento a través de la técnica francesa llamada Napage, que consiste en microinyecciones dérmicas que distribuyen los factores de crecimiento en el área problema: rostro, cuello, escote y manos; y el ultimo paso es aplicar una crema hidratante y un protector solar.

El tratamiento se realiza en todo el rostro, arrugas medias y arrugas profundas. El procedimiento dura aproximadamente una hora, no produce alergia, ni otra reacción del organismo. El número de sesiones depende del envejecimiento cutáneo. Las personas entre 30 y 40 años se recomienda aplicar el tratamiento 3 veces al año, aquellas entre los 40 y 50 se debe realizar seis veces al año y los pacientes con más de 50 depende del daño.

En resumen se puede señalar que los factores de crecimiento regulan la remodelación de la epidermis y la dermis y tienen una profunda influencia sobre la apariencia y textura de la piel. Se ha comprobado que produce fuertes cambios sobre la piel envejecida: restaura la vitalidad cutánea, aumenta su grosor, recupera la consistencia elástica, mejora la afluencia vascular, estimulando las secreciones e incrementando la tersura y apariencia de la piel. El uso de los factores de crecimiento permite, por tanto, un tratamiento con tejidos del propio paciente (sangre centrifugada) prácticamente exento de riesgo y que puede ser realizado de forma ambulatoria.

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