“Un guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueno, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle cruelmente. Entonces recordó las palabras de su maestro zen: “El mañana no es real. La única realidad es el presente”. De modo que volvió al presente… y se quedó profundamente dormido”.
Acepté la invitación de una amiga para compartir una taza de té, nos sentamos en la sala de su apartamento, desde donde se puede apreciar una vista espectacular hacia el mar… En medio de un ambiente mágico y sosegado, estaba mi amiga sin poder disfrutarlo, atrapada en un conflicto de emociones y pensamientos negativos causados por experiencias del pasado que todavía no ha podido soltar y dejar atrás. Ella ansía resolver sus conflictos personales para poder disfrutar entonces del ambiente que envuelve su vida.
Mientras tanto se le están pasando los días y la oportunidad de vivir de una manera diferente y poder disfrutar de todo lo que la rodea, todo porque mental y emocionalmente continúa atada, a través del recuerdo, a su pasado.
Estar en presente es una de las claves para tener una vida plena. Y aunque se dice y se entiende muy bien, parece difícil de practicar en nuestra vida cotidiana, porque nos es más fácil vivir como lo hemos hecho durante toda la vida, sufriendo por un pasado que ya pasó o preocupados por un futuro que no ha llegado todavía. En medio de esos dos tiempos transcurre nuestra vida sin que nos demos cuenta de ello.
Es nuestra mente, que programada de forma negativa, nos lleva a través de pensamientos o ideas recurrentes a revivir el momento o las circunstancias que pasamos y que nos causaron tanto daño. Por eso darle vueltas mentalmente a lo que pasó alimenta tus temores, el resentimiento y te da razones que justifican tu negativa a soltar y a salir de ahí. Lo mismo sucede cuando nos lleva al futuro, parece que tenemos un saboteador personal de la felicidad y el bienestar.
Basta que te sientas tranquilo y contento para que la mente te lleve a imaginar lo que seguramente sucederá de la peor manera. Después de este momento tan agradable, y como por arte de magia, se te borra la sonrisa, te aíslas del grupo y ya te quieres ir para tener el tiempo y la tranquilidad suficientes para darle vuelta en tu cabeza a todas esas ideas inquietantes acerca del futuro.
Por eso te digo, al igual que le dije a mi amiga: ¿Te vas a perder todo lo bueno que está ocurriendo en tu vida en este momento por seguir conectada al pasado o angustiada por un futuro que ni siquiera existe todavía? ¡No vale la pena hacerlo! Decide vivir en el presente, atento y consciente de cada evento que ocurra en tu vida, dispuesto a reconocer y a resaltar cada aspecto positivo de la situación que experimentes, dándote el permiso y la posibilidad de aquietar tus emociones y dejando salir tus pensamientos negativos de la mente sin detenerte mucho en ellos.
Deja de preocuparte por un futuro que no ha ocurrido y, ocúpate de tomar las decisiones y las acciones necesarias hoy, para que sus efectos y consecuencias te permitan tener un futuro diferente y mejor, cuando este llegue convertido en un nuevo presente.
Para vivir en presente
Toma la decisión de pasar la página. Siéntete listo para dejar ir y para iniciar el proceso de sanar tus heridas, solo así podrás abrirte de nuevo a la vida.
Perdona. Llena tu corazón de amor y tu mente de pensamientos optimistas y positivos, para que te impulsen a desear lo mejor a las personas que te afectaron, comprendiendo sus limitaciones y tu necesidad de aprendizaje. Recuerda que cuando perdonas a otros, en realidad te liberas a ti.
Concéntrate en tu respiración. Logra a través de la respiración regresar al momento presente, cada vez que te sientas atrapado en otro tiempo que no sea éste.
Observa la naturaleza. Mira todo con ojos nuevos, reconoce los detalles del paisaje que rodea el lugar donde vives, donde trabajas o donde te encuentres a cada momento, esto te ayudará a mantener tu atención puesta en el presente.
Deja de preocuparte, haz una lista de tus pendientes. Afrontar y resolver uno a uno tus pendientes hará que te liberes de la preocupación por no haberlos terminado o por las consecuencias que esto traerá para ti. Recuerda no asumir mas compromisos de los que en realidad puedes manejar, para no sentirte preocupado y tenso la mayor parte del tiempo.
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