Aprendamos que cada logro alguna vez fue un imposible. Esto es realización.
Aprendamos que nada de valor se obtiene sin esfuerzo. Esto es satisfacción por el trabajo.
Aprendamos que la expectativa es con frecuencia mejor que el suceso en sí. Esto es pasión por la vida. Aprendamos que nunca hay que dormirse sin resolver una discusión pendiente. Esto es amor.
Aprendamos que hay que luchar por las cosas en las que creemos. Esto es voluntad.
Aprendamos que las personas son tan felices como deciden serlo. Esto es bienestar.
Aprendamos que los días pueden ser largos pero la vida es corta. Esto es conciencia.
Aprendamos que es bueno estar satisfecho con lo que tenemos, pero nunca con lo que somos. Esto es satisfacción personal.
Aprendamos que debemos ganar el dinero antes de gastarlo. Esto es responsabilidad.
Aprendamos que debemos apreciar a nuestros hijos por lo que son y no por lo que deseamos que sean. Esto es respeto.
Aprendamos que a las personas que tienen prisa por lograr una buena vida, la vida les pasa con frecuencia por un lado y no la ven. Esto es ambición. Aprendamos a no dejar de mirar hacia el futuro; que todavía hay muchos buenos libros para leer, puestas de sol que ver, amigos que visitar, gente a quien amar y viejos perros con quien pasear. Esto es disfrute.
Aprendamos que todavía tenemos mucho que aprender. Esto es sabiduría”.
La vida es una gran escuela, en la que constantemente tenemos la oportunidad de aprender algo a través de cada una de las situaciones que experimentamos diariamente. Al contrario de lo que piensan muchas personas, podemos aprender más de nosotros mismos que de los demás, al estar atentos para observar y reconocer nuestras reacciones, nuestros pensamientos, e incluso nuestros verdaderos sentimientos en todo momento.
Si tomáramos un poco de distancia y pensáramos que la vida es una especie de juego o, más bien, una puesta en escena, podríamos salir a vivirla con una actitud más abierta y menos dispuestos a dejarnos a atrapar por las circunstancias que nos envuelven temporalmente. La veríamos como observadores, desde afuera, sin afectarnos emocionalmente, y podríamos conservar la claridad mental y la tranquilidad que nos permita analizar la situación objetivamente para tomar la mejor decisión. Inclusive si llegara a afectarnos, podríamos vivir el duelo y trabajar la aceptación que nos permita hacer cuanto sea necesario para superarlo en el menor tiempo y así continuar con nuestra vida, siempre optimistas, entusiastas y confiados, porque tendríamos presente que todo pasa, que nada es para siempre, por lo tanto cualquier situación difícil en la que nos encontremos también pasará y se resolverá; sobre todo si conservamos la serenidad y la claridad que necesitamos para afrontarla siempre de la mejor manera.
Te invito a vivir de una manera diferente, a ajustar el lente a través del cual observas e interpretas tu vida, a buscar y a resaltar siempre los aspectos positivos, a descubrir la lección que acompaña cada situación que enfrentas y a incorporar lo aprendido a tu estilo de vida. Aprender significa reflexionar con tranquilidad acerca de lo que nos pasó, aceptarlo y preguntarnos: ¿Qué tengo que aprender de esto? ¿Qué fue lo que hice o dejé de hacer para que esto me pasara? Si logramos sacar alguna conclusión, por más dura que esta sea, y producto de ella hacemos algún cambio o ajuste personal, evitaremos que nos vuelva a suceder.
Aprende de tus errores. Es muy maduro reconocer nuestros errores para que podamos hacer algo para corregirlos y no repetirlos.
No busques culpables. En la medida en que asumas los eventos que te suceden, podrás hacer algo para evitar que se repitan.
Evita justificarte. Asumir la responsabilidad de nuestros actos, nos llevará a conseguir la madurez y la experiencia que necesitamos para tener una vida más plena.
Escucha. Cuando nos abrimos a escuchar, la mayoría de las veces podemos prevenir alguna experiencia negativa en nuestra vida.
Acepta tus limitaciones. Aprendimos a esconder las limitaciones para mostrarnos a otros perfectos. Cuando nos damos permiso para aceptarlas y mostrarlas, podemos hacer algo para superarlas.
Cambia. Trabaja en tu transformación personal, cambia aquellos hábitos, creencias y actitudes que te impidan ser feliz.
Recuerda que nuestro verdadero ser se muestra a través de nuestras reacciones en los momentos difíciles. Obsérvate, y sin juicio o excusas, acéptate y disponte a ser tú mismo.
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