“Un grupo de gente envidiosa, desaprehensiva y de miras estrechas insultaba al Maestro, lo amenazaba e incluso trataba de agredirlo. En una ocasión el Maestro y sus discípulos llegaron a una localidad donde fueron especialmente mal recibidos. Los discípulos dijeron:
- Señor, vámonos ahora mismo de este lugar. Aquí nos insultan, desprecian y amenazan.
El Maestro les dijo sosegado:
- Amigos míos, ¿qué haremos si al llegar a la próxima ciudad nos sucede lo mismo?
- Nos iremos—. Repusieron convencidos.
- ¿Y si resulta que en la siguiente nos ocurre lo mismo?... No, queridos míos, no haremos eso de ninguna manera. Nos quedaremos aquí el tiempo que teníamos pensado porque si en cada sitio sucede lo mismo ¿a dónde podríamos ir? Entre los violentos permanezcamos serenos; entre los insidiosos, puros; entre los malévolos, benevolentes; entre los hostiles, amistosos”.
No podemos seguir huyendo de todo aquello que nos afecta o nos atemoriza en la vida pensando que si ponemos distancia física o evadimos el contacto directo con las personas, o con la situación que nos hace sentir mal, evitaremos la sensación incómoda o negativa que nos produce y daremos por terminada esa situación. A simple vista pareciera una solución fácil y rápida, pero lo que en realidad sucede es que esta experiencia queda oculta y pendiente por resolver. Cargamos con una especie de maleta personal, en la cual están guardadas todas y cada una de las vivencias que hemos experimentado a lo largo de la vida, y cada vez que renunciamos, terminamos, nos mudamos, nos distanciamos, sin haber cerrado conscientemente ese capítulo; donde quiera que volvamos a empezar esta maleta se abre y aparece el recuerdo de estas situaciones que siguen pendientes. Hay un pensamiento muy sabio y hermoso que dice: “Imagina por un momento que todos los hombres del mundo han recibido la iluminación menos tú. Todos ellos son maestros tuyos, y cada uno hace justamente las cosas apropiadas para ayudarte a aprender la paciencia perfecta, la sabiduría perfecta y la compasión perfecta”. Esto nos recuerda que cada situación difícil representa una oportunidad para conocernos, fortalecernos y aprender algo de lo que hemos vivido, solos o en relación con los demás. Podemos aprender mucho a través del contacto con las personas que nos disgustan o que nos molestan con su comportamiento y actitud, siempre y cuando estemos abiertos a vislumbrar el aprendizaje oculto dentro de esa situación y atentos para no tomarlo como algo personal. ¡Aprendamos a observar cada situación desde afuera, sin afectarnos! Todos quisiéramos vivir en un ambiente agradable, rodeados de paz, respeto y armonía, especialmente en nuestra relación con los demás, en contacto con nosotros mismos y con la Divinidad. Para lograrlo necesitamos hacer unos pequeños ajustes en nuestra programación mental y en la visión a través de la cual interpretamos lo que nos sucede cada día.
Las personas que evaden enfrentar su realidad terminan atentando contra sí mismas (en medio de su desesperación) al tomar acciones equivocadas que las llevan a perder su bienestar, dignidad, derecho a la vida y a la felicidad. ¡Para tener una vida digna y plena tenemos que ser valientes! Siempre habrá personas diferentes (con las que no empaticemos), situaciones difíciles de enfrentar y manejar, pero lo más importante es no dejarnos afectar por ellas hasta el punto de atemorizarnos y confundir nuestras ideas.
Para resaltar
Las situaciones difíciles se deben afrontar y resolver inmediatamente. No lo postergues pensando que tal vez cambie o se resuelva por sí sola en el tiempo. Es preferible tomarte el tiempo para aceptarla y analizarla en busca de una solución.
Toda situación es para aprender. Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de todo esto? Recuerda que cada situación representa una posibilidad de aprender o reafirmar alguna verdad. Evita buscar culpables y deja de lamentarte por la situación. Fortalece tu autoestima y la confianza en ti mismo.
Revisa tu comportamiento y actitud. Muchas veces somos nosotros los causantes de los conflictos que mantenemos con otros. Sonríe, sé más atento y comunicativo, muéstrate dispuesto a apoyar a los demás, sé tú mismo sin hipocresías y sin máscaras.
Convierte lo negativo en positivo. Concéntrate en dar lo mejor de ti, a pesar de lo cambiantes y difíciles que puedan ser las circunstancias externas, y seguramente la vida te abrirá la puerta hacia una mejor experiencia. ¡Siempre tienes la alternativa de tomar la decisión de terminar con la relación o la situación que te molesta, pero recuerda hacerlo después de haber intentado superar o solucionar la dificultad inicial, o cuando consideres que ya estás listo para pasar esa página porque asumiste tu responsabilidad en el asunto!
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