Un sabio rey puso un gran tronco en medio del camino, obstaculizando el paso. Luego se escondió a ver si alguien lo retiraba.
Pasaron unos comerciantes adinerados y simplemente rodearon el tronco, y malhumorados, culparon al rey por no mantener los caminos limpios y despejados.Más tarde llegó un campesino que llevaba una carga pesada de verduras. La dejó en el piso y trató de empujar el tronco hacia un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, al fin lo consiguió. Mientras recogía su carga para seguir, encontró una bolsa justo en el lugar donde había estado el tronco.
Dentro, contenía muchas monedas de oro y una nota de reconocimiento del rey”.
Todos los días, encontramos infinidad de obstáculos en nuestro camino, pero, ¿cómo reaccionamos? ¿Hacemos como los primeros caminantes de nuestro cuento que ignoraron el obstáculo, sin hacer siquiera un mínimo esfuerzo por moverlo, para así facilitarle el recorrido a los que vendrían después, o como el campesino que se detuvo y pensó no sólo en sí mismo sino en el bienestar de los demás? Es sorprendente ver como la indolencia, la apatía, el egoísmo y la comodidad van llenando todos los espacios vacíos de la sociedad, haciendo desaparecer los valores de solidaridad que nos impulsan a colaborar, contribuir y a apoyarnos unos a otros. Yo prefiero pensar que algunas personas están tan ensimismadas en sus problemas y preocupaciones, que no se dan cuenta de la presencia ni de la necesidad de los demás, por eso se comportan como si no existieran.
Imaginemos por unos segundos cómo sería un lugar donde todos participáramos activamente por el bien común, con personas que sonríen y son amables, con gente servicial dispuesta a participar y a colaborar; interesados en escuchar, comprender y apoyar a otros sin esperar o necesitar recompensa alguna. Recuerda que la vida no necesariamente te paga con dinero. Dejemos de criticar o juzgar a los demás con tanta ligereza y concentremos nuestra atención y esfuerzo en actuar de una manera más positiva y constructiva. No es menester contar con el reconocimiento o la motivación de los demás para actuar, debemos hacerlo por conciencia y convicción.
La vía más segura y eficiente para convertir nuestro espacio vital en un lugar más amable y agradable, es formar parte activa y consciente de su transformación. ¡No te canses, no te desanimes, ni te dejes contagiar por otros que con su apatía, irresponsabilidad y pesimismo, te puedan hacer dudar. ¡Tu esfuerzo por vivir la diferencia vale la pena y tiene un profundo sentido para todos! Claves para sensibilizarnos1 Realiza una buena acción al día. Haz siempre lo que tengas que hacer para ayudar, colaborar y contribuir, aunque nadie te vigile. Cuando actuamos impulsados por el deseo de aportar lo mejor de nosotros, el universo conspira para devolvérnoslo multiplicado en el momento en que lo necesitamos.
2 Compórtate como esperas que lo hagan otros. Deja de esperar que las personas cambien su actitud y comportamiento, y comienza a actuar como desearías que lo hicieran los demás. Sé diferente, te aseguro que tu vida mejorará, y comenzarás a proyectar la prosperidad y la armonía. Con tu forma de actuar, te convertirás en el ejemplo que necesitan otros para volverse más participativos.
3 Si lo haces bien, siempre obtendrás recompensa. Aunque te parezca que nadie se dio cuenta de lo que hiciste, todo queda registrado en el libro de tu vida, recuerda que ningún esfuerzo positivo se pierde. Vale la pena tomar la iniciativa de comenzar a vivir de una manera más positiva. Todo lo que entregas a otros, por convicción, te será devuelto en algún momento.
4 Evita pensar sólo en ti mismo. Con frecuencia, abre tu campo de visión y observa a las personas que se encuentran a tu alrededor… Pregúntate: ¿Qué puedo hacer para suavizar sus vidas? Comienza por tus seres queridos, sé más colaborador, participa en las tareas del hogar, muéstrate interesado en sus asuntos y averigua cómo puedes apoyarlos, acércate a ellos con una frase o un gesto cariñoso y hazlos sentir queridos y especiales.
5 Haz siempre un poco más de lo que te corresponde. La mayoría de las personas se conforman con hacer sólo lo que les piden o les toca hacer, pero si fuesen capaces de ir más allá, sobre todo para apoyar a otros o colaborar con la comunidad, la convivencia y las relaciones personales serían mucho más satisfactorias y agradables. Esfuérzate más y aprende a disfrutar de la sensación de gozo que experimentarás al hacerlo.
Pasaron unos comerciantes adinerados y simplemente rodearon el tronco, y malhumorados, culparon al rey por no mantener los caminos limpios y despejados.Más tarde llegó un campesino que llevaba una carga pesada de verduras. La dejó en el piso y trató de empujar el tronco hacia un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, al fin lo consiguió. Mientras recogía su carga para seguir, encontró una bolsa justo en el lugar donde había estado el tronco.
Dentro, contenía muchas monedas de oro y una nota de reconocimiento del rey”.
Todos los días, encontramos infinidad de obstáculos en nuestro camino, pero, ¿cómo reaccionamos? ¿Hacemos como los primeros caminantes de nuestro cuento que ignoraron el obstáculo, sin hacer siquiera un mínimo esfuerzo por moverlo, para así facilitarle el recorrido a los que vendrían después, o como el campesino que se detuvo y pensó no sólo en sí mismo sino en el bienestar de los demás? Es sorprendente ver como la indolencia, la apatía, el egoísmo y la comodidad van llenando todos los espacios vacíos de la sociedad, haciendo desaparecer los valores de solidaridad que nos impulsan a colaborar, contribuir y a apoyarnos unos a otros. Yo prefiero pensar que algunas personas están tan ensimismadas en sus problemas y preocupaciones, que no se dan cuenta de la presencia ni de la necesidad de los demás, por eso se comportan como si no existieran.
Imaginemos por unos segundos cómo sería un lugar donde todos participáramos activamente por el bien común, con personas que sonríen y son amables, con gente servicial dispuesta a participar y a colaborar; interesados en escuchar, comprender y apoyar a otros sin esperar o necesitar recompensa alguna. Recuerda que la vida no necesariamente te paga con dinero. Dejemos de criticar o juzgar a los demás con tanta ligereza y concentremos nuestra atención y esfuerzo en actuar de una manera más positiva y constructiva. No es menester contar con el reconocimiento o la motivación de los demás para actuar, debemos hacerlo por conciencia y convicción.
La vía más segura y eficiente para convertir nuestro espacio vital en un lugar más amable y agradable, es formar parte activa y consciente de su transformación. ¡No te canses, no te desanimes, ni te dejes contagiar por otros que con su apatía, irresponsabilidad y pesimismo, te puedan hacer dudar. ¡Tu esfuerzo por vivir la diferencia vale la pena y tiene un profundo sentido para todos! Claves para sensibilizarnos1 Realiza una buena acción al día. Haz siempre lo que tengas que hacer para ayudar, colaborar y contribuir, aunque nadie te vigile. Cuando actuamos impulsados por el deseo de aportar lo mejor de nosotros, el universo conspira para devolvérnoslo multiplicado en el momento en que lo necesitamos.
2 Compórtate como esperas que lo hagan otros. Deja de esperar que las personas cambien su actitud y comportamiento, y comienza a actuar como desearías que lo hicieran los demás. Sé diferente, te aseguro que tu vida mejorará, y comenzarás a proyectar la prosperidad y la armonía. Con tu forma de actuar, te convertirás en el ejemplo que necesitan otros para volverse más participativos.
3 Si lo haces bien, siempre obtendrás recompensa. Aunque te parezca que nadie se dio cuenta de lo que hiciste, todo queda registrado en el libro de tu vida, recuerda que ningún esfuerzo positivo se pierde. Vale la pena tomar la iniciativa de comenzar a vivir de una manera más positiva. Todo lo que entregas a otros, por convicción, te será devuelto en algún momento.
4 Evita pensar sólo en ti mismo. Con frecuencia, abre tu campo de visión y observa a las personas que se encuentran a tu alrededor… Pregúntate: ¿Qué puedo hacer para suavizar sus vidas? Comienza por tus seres queridos, sé más colaborador, participa en las tareas del hogar, muéstrate interesado en sus asuntos y averigua cómo puedes apoyarlos, acércate a ellos con una frase o un gesto cariñoso y hazlos sentir queridos y especiales.
5 Haz siempre un poco más de lo que te corresponde. La mayoría de las personas se conforman con hacer sólo lo que les piden o les toca hacer, pero si fuesen capaces de ir más allá, sobre todo para apoyar a otros o colaborar con la comunidad, la convivencia y las relaciones personales serían mucho más satisfactorias y agradables. Esfuérzate más y aprende a disfrutar de la sensación de gozo que experimentarás al hacerlo.
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