sábado, 17 de mayo de 2008

Los mapuches






Pablo Neruda no alcanzó a cristalizar su proyecto de construir una Universidad para el pueblo mapuche, y por las paradojas que da la vida, el Presidente de la Fundación Pablo Neruda, Juan Agustín Figueroa Yávar los persigue, como abogado aplicándoles una ley antiterrorista dejada por la dictadura de Pinochet, con la justificación de que “se debería repetir una moderna pacificación de la araucanía”.

El pueblo mapuche jamás fue sometido por el poder militar del imperio español y por largos tres siglos resistió el avance invasor, como dice Pablo Neruda en su Canto General “trescientos años la centella de Arauco pobló de cenizas las cavidades imperiales”. Y tuvo que ser el propio Estado nacional chileno, que desplegando toda la violencia institucional con la llamada “Pacificación de la Araucanía”, quien lo despojó de sus tierras confinándolo a reducciones donde impera la pobreza, la marginación y la discriminación.

El gobierno popular del Presidente Allende (que este año 2008 cumple 100 años de vida), en su programa de Gobierno presto especial preocupación por nuestros pueblos originarios.

En marzo de 1971, con la firma del Presidente heroico se introdujo en el Congreso chileno un proyecto a favor del pueblo mapuche. Un año y medio mas tarde, el 15 de Septiembre de 1972 se convirtió en la Ley 17.729, que aunque modificada y desmejorada por el Parlamento, en el que la Unidad Popular no tenia mayoría, fue muy significativa para nuestros pueblos originarios ya que recogía muchas de las aspiraciones que le fueron entregadas al gobierno por el propio movimiento mapuche.

Entre sus principales aportes se encontraba la recuperación de las tierras usurpadas por los terratenientes, la formación voluntaria de comunidades cooperativas de producción, la creación del Instituto de Desarrollo Indígena cuya misión era formar centros educacionales de carácter politécnicos para los hijos de los mapuches, promover la enseñanza del mapudungún (la lengua mapuche) en las escuelas ubicadas en las comunidades o cerca de ellas, la defensa de las tradiciones culturales de nuestros aborígenes y la entrega de becas a los jóvenes para su ingreso a las universidades; este Instituto también se propuso crear un hospital central y ambulatorios de primeros auxilios en las comunidades, y formar personal medico y paramédico mapuche, tarea que no alcanzo a cumplir a causa del golpe fascista de 1973.

La Coordinadora mapuche Arauco-Malleco en su informe del año 1999 dice “El Gobierno de Salvador Allende fue la primera oportunidad real que tuvieron los mapuches para solucionar la difícil situación de marginación política, social y territorial que les afectaba desde la perdida de su independencia” y añade “ a partir del golpe de Estado que derroco al gobierno de Allende y del inicio de la dictadura militar, la mayoría de las tierras entregadas al pueblo mapuche, fueron devueltas a sus antiguos propietarios o sacadas a remate público”.

Con el Decreto-Ley 2.568 del año 1979 la dictadura derogó la Ley dictada durante el Gobierno de la Unidad Popular y dio luz verde a la subdivisión de las comunidades.

Con la llegada de la “democracia” el programa de Gobierno de la Concertación, se comprometió a legislar a favor del desarrollo y la libertad de los pueblos indígenas y establecer nuevas formas de relación entre ellos y el Estado chileno. El compromiso estipulaba que el nuevo gobierno reconocería mediante un proyecto de reforma constitucional a los mapuches y demás pueblos indígenas como entidades jurídico-políticas que existen al interior del Estado a las cuales les corresponden no solo los derechos de los ciudadanos sino también los derechos de los pueblos que se encuentran consignados en diversos instrumentos jurídicos internacionales, tales como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativo a los pueblos indígenas y tribiales en países independientes, y los Pactos de Derechos Humanos de la naciones Unidas.

Si hay algo por lo que los gobiernos civiles chilenos pos dictadura se han caracterizado ha sido por la represión a los pueblos originarios.

La Dictadura fascista no dejo presos políticos, solo detenidos-desparecidos y exiliados, los presos políticos que hay en Chile son de los gobiernos que le sucedieron , y en su inmensa mayoría son mapuches.

La ley indígena 19.253, dictada en octubre de 1993 (durante el primer gobierno de la Concertación) definió al pueblo mapuche “como una etnia con ciertos derechos menores, pero sin la posibilidad de escoger libre y soberanamente su destino...”.

La nueva “clase política” chilena surgida con la “Transición a la democracia” ha realizado grandes negocios con las transnacionales españolas para construir represas hidroeléctricas en territorios que pertenecen a los Pehuenches; la voracidad de los grandes capitales canadienses en el llamado proyecto PASCUA LAMA establecido en la frontera chileno-argentina, ha desplazado al pueblo Diaguita, además de ocasionar grandes daños ambientales.

El Estado chileno se ha puesto de espaldas a la jurisprudencia internacional sobre derechos humanos.

En el año 2004, en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, en el mismo momento en que EE.UU. imponía su voto contra Cuba, el Gobierno y el Estado chilenos fueron condenados por la represión que se ejerce sobre el pueblo mapuche y por la forma de aplicar justicia en los procesos abiertos contra mapuches que luchan por sus derechos.

El Informe del relator de las Naciones Unidas para los pueblos originarios, dijo que en Chile existe un atropello al pueblo mapuche y que hay una persecución penal que no respeta el derecho al debido proceso para estas personas.

Los dirigentes de comunidades que mantienen disputas territoriales con empresas forestales, y de organizaciones que reclaman por la autonomía política de los pueblos originarios han sido perseguidos, encarcelados y asesinados. Han sido juzgados en su mayoría, por tribunales militares y acusados de delitos violentos mediante montajes incriminatorios, pruebas fraudulentas, testigos sin rostro o confesiones obtenidas por medio de la tortura.

La presidenta Michel Bachelet, en su campaña presidencial se comprometió con el pueblo mapuche, pero como dicen los “Historiadores e historiadoras” en su declaración Publica: “Los principales agentes del Estado, al igual que las autoridades regionales y locales de la Araucanía, los partidos políticos representados en el Parlamento, las organizaciones empresariales y la mayoría de los medios de comunicación social han patrocinado o avalado esta ofensiva represiva contra las comunidades mapuches, guardando un silencio cómplice o deformando groseramente lo que está ocurriendo”.

En estos días se cumplieron 100 días de la huelga de hambre que sostiene la compatriota mapuche Patricia Troncoso en el sur de Chile. Una huelga que realiza para llamar la atención del Gobierno chileno sobre la situación de exclusión e injusticia que vive el pueblo mapuche en general, y los presos políticos mapuche en particular.

Es la huelga de hambre más larga de la historia moderna chilena y con dolor e indignación vemos que tal como Margaret Tatcher, aliada de Pinochet, dejo morir a presos en huelga de hambre, sea en Chile donde se repita esta situación, y luego de la larga noche del fascismo, bajo el “gobierno ciudadano” encabezado por una mujer de las filas del Partido Socialista, que sufrió en carne propia la tortura junto a su madre, y que la dictadura le asesino a su padre tal como lo hizo con muchos mapuches, muchos chilenos y chilenas que entregaron sus vidas en defensa de un gobierno que impulsaba la creación de un país mas justo y respetuoso de los Derechos Humanos.

La forma en que el pueblo mapuche y otras etnias ejerzan su derecho a la autonomía dentro del Estado Chileno debe ser considerada y convenida con estos pueblos originarios.

El pueblo mapuche tiene su propia lengua, sus vernaculares expresiones artísticas, sus vestimentas, sus cementerios, sus tótem, sus costumbres ancestrales.

El vocablo “mapuche” esta compuesto de dos palabras “mapu” que significa tierra y “che” gente.

Para el mapuche, la naturaleza, la tierra son parte de su vida y de su espiritualidad. Su razón de ser y de existir en el mundo viene de su tierra, donde crece el canelo (su árbol sagrado) y donde abunda el “pehuen” (el árbol nacional de Chile la Araucaria) que les ofrece el alimento diario, el piñón que es como su pan de todos los días.
Por eso el pueblo mapuche tiene todos los requisitos y sobrados derechos para ser reconocido como nación en ejercicio de su plena soberanía y autodeterminación.
"chile tienes que empezar por querer a tus indigenas,es tu patrimonio cultural y sentir orgullo de llevan sangre de indigenas..a mi pensar me siento orgullosa de tener una mezcla...".que viva el pueblo mapuche!!!

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