martes, 3 de febrero de 2009

Terapia de reemplazo hormonal

Aplicada desde 1940 para combatir los síntomas de la menopausia -calorones,
resequedad vaginal y fragilidad ósea, principalmente- su aplicación
siempre ha sido tema de disertación. Los estudios en torno a su supuesta
incidencia en la aparición de cáncer mamario están sobre la mesa.
Las siguientes líneas son una revisión sobre el asunto.

Dos eventos de orden hormonal determinan de manera significativa la vida de la mujer: la llegada de la menstruación, que marca consigo el inicio de su etapa reproductiva y, varias décadas después -alrededor de los cincuenta años- su desaparición; esto es, la menopausia. Oleadas de calor, cambios de humor, resequedad vaginal, reducción del tejido urinario y la temida fragilidad ósea -osteosporosis- aparecen como consecuencia de la reducción de hormonas sexuales -estrógeno y progesterona- cuyos niveles disminuyen a una décima parte.

Un tratamiento con efectos

Para contrarrestar este incómodo desorden corporal, en 1940 se administró por primera vez estrógeno a mujeres menopáusicas. Años después se determinó que dicha sustancia propiciaba el crecimiento excesivo del revestimiento uterino, para cuya reducción se incorporó la aplicación de progestina. Desde entonces, la terapia de reemplazo hormonal se ha convertido en una importante opción a la hora de combatir de manera temporal los síntomas de la menopausia.

Este tratamiento combate los famosos “calorones” y la resequedad vaginal, al tiempo que incrementa el grosor y elasticidad del tejido urinario, reduciendo la incontinencia y el ardor al orinar, teniendo efectos similares en la piel, disminuyendo la apariencia de arrugas.

Otros de los beneficios de esta opción es la mejora en la concentración de lípidos en la sangre, y un consecuente descenso en los niveles de fibrinógeno, por lo que ciertos estudios científicos le atribuyen a la terapia de reemplazo hormonal beneficios en la reducción de riesgo de enfermedades cardiacas y derrames cerebrales.
Pero el más apreciado de estos notables aportes quizás sea el de su intervención en el desarrollo y mantenimiento de la densidad ósea, previniendo el avance de la osteosporosis y evitando la incidencia de fracturas en la cadera. Sin embargo, debe advertirse que la terapia no detiene definitivamente la pérdida de densidad ósea, la cual reaparece una vez suspendido este temporal tratamiento hormonal.

Estudios en contra y a favor
Así como tiene sus ventajas la prescripción de la terapia de reemplazo hormonal trae consigo cierta incidencia en la aparición de casos de cáncer mamario en mujeres sometidas a ésta, lo que ha llamado la atención de la comunidad médica internacional, y motivado la ejecución de estudios e investigaciones.

Uno de estos trabajos, el Women’s Health Initiative (WHI), publicado en 2002, sostiene que la combinación de estrógeno y progestágeno, a los cinco años, se asocia con el incremento en el riesgo de cáncer de mama, descubrimiento que motivó a científicos de diversas partes del mundo a suspender los experimentos antes de que concluyeran.

En respuesta, el instituto francés Gustav-Roussy, con respaldo de la Liga Francesa contra el Cáncer, del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica de Francia y la Comunidad Europea, publicó en noviembre de 2004 el estudio E3N. “La terapia de reemplazo hormonal con estrógenos y progesterona natural micronizada -no de origen sintético- no aumenta el riesgo de cáncer de cáncer de mama, al menos en corto plazo. Sin embargo, cuando se combinan estrógenos y gestágenos de síntesis, en lugar de progesterona micronizada, sí se percibe un aumento del riesgo relativo”, según afirmación de Francoise Clavel-Chapelon, coordinadora de dicho estudio.

Sobre la base de los resultados del estudio E3N, Santiago Palacios, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) llamó la atención sobre la tajante afirmación sobre el riesgo cancerígeno promulgada por el estudio WHI, señalando que tales estimaciones no son extrapolables de manera universal, ya que para los ensayos norteamericanos se combinó estrógeno equino y el progestágeno sintético acetato de medroxiprogesterona, mientras que en España se aplica la combinación segura de estradiol -transdérmico u oral- y progestágeno natural.

Decida junto con su médico
Aún cuando la amenaza cancerígena de la terapia de reemplazo hormonal pudiera verse disminuida con la publicación del estudio E3N, existen otras contraindicaciones de uso dadas por la propia naturaleza del paciente, así como ciertas consecuencias derivadas que deben ser consideradas junto con un profesional de la medicina antes de elegirla como opción.

Rita Pizzi, médico especialista en tratamiento de la menopausia, advierte que es fundamental la realización de un perfil de riesgo personal completo, que debe incluir exámenes físico y ginecológico minuciosos, incluyendo peso, tensión arterial, perfil lipídico (colesterol, triglicéridos, HDL, LDL, mamografía y ecosonograma pélvico. Con estos resultados, el profesional médico determinará la disposición natural de la paciente para recibir la terapia.

Por otra parte, debe informarse al doctor sobre el consumo de medicamentos con o sin prescripción, como vitaminas, aspirina u otros, a fin de ajustar las dosis y monitorear posibles efectos de su combinación. Debe procederse de igual modo con hábitos de riesgo como fumar o beber, ya que pueden convertirse en espoleta desencadenante de eventos mortales, como la formación de coágulos.

Asimismo, es necesario hacer del conocimiento de su médico datos referente a su salud. Esto incluye información de si ha sido sometida a histerectomía o intervenciones cardiovasculares, entre otras, si sufre de enfermedades crónicas, si es proclive a cuadros depresivos y si ha tenido problemas graves con su menstruación antes de entrar en la menopausia.

Finalmente, debe informarse a otros profesionales de la salud -odontólogos, oftalmólogos, etcétera- que se recibe la terapia de reemplazo hormonal antes de someterse a alguna intervención quirúrgica o ante la prescripción de nuevos medicamentos. l

Sepa que...
Como cualquier tipo de medicación, la terapia de reemplazo hormonal puede acarrear efectos secundarios. De agudizarse, se deben informar al médico:
l Dolor de cabeza
l Malestar estomacal
l Vómitos
l Cambios en apetito, peso y deseo sexual
l Manchas en la piel
l Sangrado vaginal
l Aumento y dolor de los senos
l Orina oscura y heces claras
l Cansancio extremo
l Dificultades visuales
Otros tratamientos

Pregunte a su médico sobre otras alternativas distintas a la TRH, como éstas:
l Moduladores selectivos del receptor de estrógeno: Conocidas como “estrógenos light”, estas drogas imitan los efectos benéficos del estrógeno, sin riesgo de cáncer mamario o uterino, pero producen calorones en algunos casos.

l Bifosfonatos: Son tratamientos no hormonales dirigidos a prevenir la osteosporosis de manera tan efectiva como la TRH, aunque incrementan el riesgo de intolerancia gastrointestinal y úlcera esofágica.

l Un estilo de vida sana, acompañado de ingesta regular de calcio y vitamina B, junto a la práctica regular de ejercicios, puede lograr el balance deseado sin riesgos de ningún tipo. Todo depende del estado de la paciente, sus requerimientos y su constancia.

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