viernes, 6 de febrero de 2009

Con estos bueyes hay que arar

Muchas veces nuestra manera de ser se convierte en la causa que atrae el sufrimiento a nuestra vida, y al no poder reconocer que somos nosotros con nuestra actitud y comportamiento los que generamos ciertos eventos o situaciones negativas, nos quejamos y lamentamos tratando de buscar un culpable de todo lo que nos pasa…

Tengo una amiga, un ser muy especial, dotada para realizar su trabajo con excelencia y profesionalismo, pero, con grandes problemas de relación con sus compañeros de oficina. Más de una vez se ha encontrado en la situación de perder su trabajo y buena posición a causa de las acciones que toman los demás en su contra.

Reflexionando un poco acerca de su situación, llegué a una conclusión importante: Generalmente no nos damos cuenta de nuestra actitud y comportamiento equivocado, asumimos que lo estamos haciendo muy bien, que somos muy competentes y que son los demás los que están errados o los que deben cambiar su postura.

¿Te sientes solo en medio de un mundo lleno de personas incompetentes y equivocadas?¿Te parece que nadie entiende tu malestar? Cuando una situación se repite en nuestra vida más de un par de veces… es porque todavía tenemos que aprender algo a través de ella. Y si diferentes personas en momentos y lugares distintos nos hacen el mismo comentario negativo o se comportan con nosotros de la misma mala manera, es porque los atraemos a nuestra vida para resolver algún asunto pendiente, o porque necesitamos aprender algo para cambiar alguna creencia o programación mental, para soltar y pasar la página definitivamente. Todos somos instrumentos para todos, y si estamos lo suficientemente abiertos y atentos para reconocerlo, saldremos de las situaciones difíciles más fácilmente y sin que nos lastimen tan profundamente, habiendo aprendido algo nuevo.

Cuando te encuentres en una situación como esta, pregúntate: ¿Qué puedo aprender de lo que me está pasando? ¿qué es lo que estoy haciendo para estar de nuevo en esta situación? Porque, sólo entendiendo que somos parcialmente responsables de lo que vivimos, podemos iniciar un trabajo de autoobservación, sin juicio y sin justificaciones que nos lleve tal vez a encontrar en nosotros aquellas actitudes, comentarios o comportamientos negativos que pudieran ser la causa de los problemas que tenemos en el trabajo o en la vida cotidiana con algunas personas.
Las relaciones tienen algunas premisas, tales como:

Las palabras que usamos al momento de expresarnos. Tener claro el mensaje que deseamos enviar y escoger las palabras o las frases más adecuadas para hacerlo, evitará que digamos cosas sin pensar y que puedan ser interpretadas de una manera equivocada.

El tono emocional en la voz. Es muy importante estar atentos para no acompañar nuestros comentarios con emociones negativas, cargadas con el estrés y la tensión de nuestros procesos personales. Recordemos que los demás no tienen nada que ver con lo que nos pasa en otras áreas de la vida.

La expresión corporal. Muchas veces la expresión de nuestro rostro dice más que mil palabras. Relaja tu cara, afloja el entrecejo y aunque la conversación que vas a tener sea seria dibuja un media sonrisa en tu rostro para suavizar tu expresión. Relaja tu cuerpo y evita realizar movimientos involuntarios que delaten tu tensión.

Los comentarios personales. Si la conversación es sobre trabajo, evita mezclarla con comentarios personales. Cuídate de no usar frases ácidas o con un doble sentido, es preferible, al terminar, encontrar un momento aparte para hablar con esa persona con la que tienes un desacuerdo, y solucionarlo directamente.

Revisa tu nivel de exigencia. A veces somos muy exigentes con nosotros mismos y con los demás. Es posible que sin ser conscientes de ello, les exijamos a las otras personas mucho más de lo que en realidad pueden dar. Es importante evaluar las capacidades de todos los integrantes de un grupo para repartir responsabilidades y roles sin falsas expectativas.

Reconoce y resalta el esfuerzo de los demás. Además de exigir y buscar el éxito y la excelencia en el resultado del trabajo en equipo, es también importante reconocer el logro de cada uno de los integrantes para que se sientan estimulados y recompensados por su esfuerzo. Solo hacer comentarios acerca de las fallas aunque se hagan con la intención de solucionarlas, puede resultar muy frustrante.

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