Ayer estuve por más de una hora en la fila de un banco para cobrar un cheque. Ocho taquillas y sólo dos cajeros, mi fila permanecía inmóvil mientras la otra se movía. En algún momento decidí cambiar de fila y paso lo peor… apenas salí de ella, comenzó a moverse mientras que la mía se quedó quieta… Me tranquilicé un poco y sonreí recordando las famosas leyes de Murphy, de las cuales mi esposo es fanático y, si mal no recuerdo, dicen algo así: "Siempre, la otra fila se mueve más de prisa y si usted se cambia de fila, la que acaba de dejar comenzará a moverse más rápido que en la que usted se encuentra ahora. Además, si acaso decide regresar a su fila original, desordenará las dos filas y enojará a todo el mundo".
¿Por qué está en nuestra naturaleza humana el considerar que los otros siempre tienen lo mejor y que a nosotros nos ha tocado la peor parte? En realidad, muchos de estos pensamientos tienen que ver con la envidia.
Si pudiésemos vivir la vida de la persona a la que envidiamos, lo más probable es que descubriríamos que no todo es color de rosa en su vida, como lo veíamos desde afuera, pues "nunca, nadie sabe lo de nadie".
Por eso, dejemos de prestarle atención a lo que viven los demás y dediquémonos con voluntad y responsabilidad a vivir nuestra vida, de una mejor manera.
Todos sin excepción queremos ser más felices y exitosos, tener más bienestar y tranquilidad, todos también decimos que estamos trabajando en ello, pero nuestros pensamientos y acciones nos muestran todo lo contrario, pues en el momento en que nos damos cuenta del trabajo, la voluntad, el sacrificio y el entusiasmo que se requiere para convertirlo en realidad, lo abandonamos inmediatamente.
¿Hacemos todo aquello que nos com- prometemos a hacer? ¿Cumplimos con nuestras citas importantes o pequeñas? ¿Respetamos la palabra empeñada cueste lo que cueste? Si no hacemos las pequeñas cosas del día a día, no podremos asumir compromisos mayores.
Los sueños sólo se hacen realidad para aquellos que están comprometidos a alcanzarlos y dedican el tiempo, la constancia y el trabajo necesarios para lograrlos.
Si no somos responsables y consecuentes, la vida nunca nos dará lo que buscamos, pero si asumimos el compromiso nos dará prácticamente todo.
Qué podemos hacer para tener una vida mejor:
Haz una lista de todo lo que deseas para este año y para los próximos cinco. Ponerlo por escrito es el primer paso para comprometerte a conseguir lo que deseas, solo así tu vida podrá ser diferente.
Crea una estrategia para conseguir lo que quieres, ya sea estudiar, capacitarte, cambiar de trabajo, comer menos, crear tu propio negocio, ahorrar…. en fin, escribe paso a paso y con fechas límites, cómo llegar a tu objetivo. Revisa esta lista todas las noches y haz los ajustes necesarios, planea con calma el día siguiente encaminándolo hacia tus metas y objetivos.
Camina hacia la acción, no te quedes en palabras, el primer paso, usualmente es el más difícil, comienza a sentirte como si ya tuvieras la vida que deseas, actúa confiado pues ya has comenzado a vivir la diferencia.
Paga el costo, entre más quieras más tienes que pagar y más lento será conseguir- lo, de modo que disponte a trabajar duro, a practicar la excelencia, a ser el mejor y a esperar. Las grandes recompensas no están en cualquier esquina.
No temas, puedes escalar montañas imaginarias que no existen y gastar toda tu energía o comenzar a caminar confiadamente y escalar montañas que te lleva- rán a conseguir tus más altos objetivos, tú decides.
Usa tus recursos, haz lo que tengas que hacer en donde te encuentres y con los recursos que tengas, no esperes por nada ni por nadie. Prende tu propio fuego, no te calientes con el de otros. Comienza ya y haz tu propio camino.
Ser una persona activa y comprometida te ayudará a conseguir tus objetivos, venciendo la inercia y la apatía que impide a la inmensa mayoría lograr lo que quiere y le mueve a envidiar lo que tú has hecho.
Precaución: Ten cuidado con lo que quieres, pues lo vas a conseguir… ¡Yo soy testigo de ello!
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