Hace unos dIas tuve la oportunidad de pasar unos momentos en nuestra casa de la montaña; fue como hacer un viaje al pasado cercano, a través de las fotografías, los cuadernos de mis notas personales, mis objetos más queridos… como abrir un cofre que contiene un tesoro invaluable.
Mientras revisaba las fotos recordaba cantidad de experiencias maravillosas, me permití conectar de nuevo con los sentimientos y las emociones de esos momentos. Vinieron a mi mente los nombres de algunas personas, la sensación cálida de agradecer su presencia en mi vida, recordé algunos retos que asumí y lo mucho que he aprendido de ellos… hasta que sentí que en mi corazón ya no cabía más alegría y satisfacción. La vida es una aventura, a través de la cual vivimos cada experiencia con intensidad y lamentablemente nos aferramos más a las negativas, que a las positivas. Pareciera que los momentos buenos y gratos que tenemos se pasan tan rápidamente que nos cuesta trabajo disfrutarlos al máximo y atesorarlos en el tiempo, para que cada vez que los recordemos, los sigamos disfrutando.
Cuántas historias, cuántas experiencias guardadas esperando la oportunidad de poder compartirlas con alguien que nos escuche con interés… ¿Alguna vez has deseado compartir alguna de tus aventuras con un amigo, con tu pareja o con tus hijos?, ¿te has atrevido a hacerlo?
Deberíamos volver a el fortalecimiento de las tradiciones orales, a reunirnos en grupo o en familia para recordar los buenos momentos, con la intención de reírnos, apoyarnos y dejar un pequeño legado producto de nuestras experiencias, en los que han llegado después de nosotros. Es a través de estas conversaciones como podemos fortalecer los vínculos de familia, la conexión con nuestras raíces y comprender el origen de muchas de nuestras actitudes, hábitos y creencias. ¿Sabías que existe una herencia emocional? Es a través de ella como transmitimos a nuestros hijos una parte importante de nosotros: actitudes, creencias, hábitos y hasta forma de pensamientos y expresión de los sentimientos. Ellos nos copian mientras están pequeños y es así como vamos reconociendo los unos en los otros el parecido a través de los gestos, las reacciones y hasta la manera de hablar y de actuar en ciertos momentos.
Yo siempre he sentido una fascinación especial por la historia personal de la gente, me encantaban los cuentos de mi abuela, los de mi mamá y mis tías cuando eran pequeñas, además de la sensación de familiaridad, informalidad y diversión que nos envolvía cuando estábamos juntos. Uno de los rituales que más disfruto cada vez que volvemos a casa es el de develar un pedacito de esos recuerdos y compartirlos con mi esposo, mis hijas y mis amigos. Nuestra vida esta rodeada de una serie de eventos y circunstancias aceleradas que nos sacan del centro de nosotros mismos, para dejarnos cansados y vacíos al final del día. Es importante que aprendamos a recargar las baterías esenciales, de manera que siempre tengamos de dónde sacar fortaleza, alegría, optimismo, entusiasmo y valor para afrontar lo inesperado y lo nuevo que se nos presente cada día.
Para revivir tu felicidad.
Conecta con tus recuerdos agradables. Encuentra el rato para recordar tus aventuras, especialmente aquellas que te llenaron de alegría, pasión y gratitud.
Comparte tu historia personal. Organiza una velada en familia o con tu grupo de amigos para compartir recuerdos y experiencias agradables. Si tienes niños pequeños, invítalos a montarse en tu cama para recordar momentos agradables y reír juntos. Motiva a los abuelos a recordar los buenos tiempos.
Organiza tus fotografías. Tomate un tiempo para mirar tus fotos y ordenarlas, puedes hacer lo mismo con tus videos, especialmente con esos que tienen grabados momentos inolvidables por lo que te hicieron sentir.
Haz una lista de agradecimientos. Con los nombres y teléfonos de aquellas personas con las que viviste momentos tan especiales. Envíales una nota o simplemente déjales un mensaje con tu cariño y agradecimiento por todo lo que compartieron. Celebra tus momentos especiales. Extiende al máximo la satisfacción y el disfrute de los buenos y bellos momentos en tu vida. Crea una celebracion propia y compártela con tus seres queridos.
Haz una caja de tesoros. Coloca en una caja o en un estante algunos de los objetos que te recuerdan momentos gratos y especiales, cada vez que lo necesites vuelve a ellos y renueva dentro de ti la presencia de todos los sentimientos positivos.
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