martes, 24 de febrero de 2009

La rueda del “Samsara”

“El rey dijo a los sabios de la corte: Quiero hacer un precioso anillo, pero quiero guardar dentro de este algún sabio mensaje que pueda ayudarme en los momentos de desesperación total, y que ayude también a mis herederos y a los herederos de mis herederos para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño que quepa en el anillo.

Los sabios pensaron, buscaron en los libros pero no pudieron encontrar nada. Se hizo un concurso en todo el reino, y de la montaña bajó un viejo ermitaño diciendo:
-Yo conozco el mensaje.

El anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo pasó al rey.

-Te lo voy a entregar, pero no lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a una situación.

El tiempo pasó y el momento llegó. El territorio fue invadido y el rey perdió el trono. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus adversarios lo seguían. De pronto llegó a un lugar donde el camino se acababa y no había salida. De repente se acordó de su anillo. Lo abrió, sacó el papel y encontró el pequeño mensaje que solo decía:

“No te preocupes, esto también pasará”. Mientras lo leía sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos, que tan fieramente lo perseguían, debieron haberse perdido en el bosque. El rey se sintió profundamente agradecido con aquel místico desconocido, dobló el papel y volvió a guardarlo en el anillo, reunió sus ejércitos y reconquistó el reino.

El día que entró victorioso a la capital hubo una gran celebración, pero el rey fue a buscar al ermitaño para agradecerle:

-Majestad, no necesita darme las gracias, pero le pido que lea nuevamente el mensaje del anillo.

¿Qué quieres decir? preguntó el rey.

-Ahora soy victorioso, el mundo está a mis pies. Este mensaje no es sólo para cuando estás derrotado, es también para cuando hayas triunfado.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje:
“No te preocupes, esto también pasará”. Y en medio de la muchedumbre que danzaba y bailaba, sintió la misma paz y el mismo silencio del bosque.”

Una de las frases más importantes y positivas que he aprendido en los últimos años es: ¡Todo pasa! Cuando nos sentimos atrapados en una situación difícil pensamos en todo lo negativo, en que es muy difícil, que seguramente no tiene solución y que no podremos superarla… pero, si por un momento lográramos desconectar nuestra mente de estas ideas negativas y colocar nuestra atención en otra cosa, reflexionáramos acerca del significado de esta frase y seguramente vislumbraríamos una luz al final del túnel.

Ninguna situación o emoción es permanente, todo cambia y todo se transforma, es una ley de vida, como el día y la noche, como la tempestad y la calma. Siempre hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Debemos aprender a reconocerlos y aceptarlos para que nos sea más fácil superar los difíciles y disfrutar al máximo los de alegría y bienestar.

Vamos, anímate, estoy segura de que esa situación, por terrible que sea, también va a pasar. Y aunque no puedas ver la salida o la solución que tanto deseas, en el momento menos esperado te abrirás y llegará a tu vida. Para poder reconocerla, tienes que recuperar y mantener la calma, pues sólo con una mente clara, abierta y optimista podrás lograr reconocer las señales y las respuestas que buscas.

Te sugiero:
Conserva la calma. Ten paciencia y no pongas más presión sobre ti, repítete mentalmente: Esto también va a pasar, mantente sereno sin importar lo que pase, nada ni nadie te puede afectar, a menos que tú lo permitas.

No te dejes marcar: A pesar de lo que pase, que no te embargue la depresión, el desespero, el pánico o el resentimiento. Ten paciencia.

Mantén una actitud optimista. No importa lo difícil que te parezca lo que está pasando, mantén siempre una actitud positiva y entusiasta, no te dejes hundir. Si mantienes una buena actitud, podrás encontrar la salida más fácilmente. Piensa en que siempre hay una solución.

Nunca tomes decisiones desesperadas: La necesidad y la desesperación no son buenas consejeras. Consulta cualquier decisión con un buen amigo o con una persona de tu absoluta confianza, que tenga las herramientas y la experiencia suficientes, para que puedas apoyarte en sus comentarios. Pide ayuda si la necesitas.

Acude a tu fuerza interior. Cuando sientas que todo a tu alrededor se mueve y cambia, busca tu fuerza interior. Reafirma tu fe y la creencia en la Divinidad, recuerda que no enfrentas ninguna situación solo. Confía en tu capacidad de superar la dificultad para volver a comenzar si fuese necesario.

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