¡RelAjate y disfruta un rato!, es la frase preferida de una buena amiga. Pero en el día a día, cuando yo me siento agobiada y estresada trato de recordar y poner en práctica esta frase, pero la verdad lograr relajarme es muy difícil y menos disfrutar de esos momentos en que tenemos tantas cosas por hacer y tan poco tiempo disponible. ¿Cómo poder hacerlo si todo aquello que nos produce descanso, relax o placer, lo hemos relegado al último rincón de nuestra rutina diaria?
El disfrute constituye una pieza clave para alcanzar el equilibrio en nuestra vida emocional, es un sentimiento básico y positivo que te impulsa, te anima, y te permite disfrutar y te recuerda a través de tus sentidos que eres un ser independiente y vivo. Sin él, tu vida podría convertirse en una existencia gris y aburrida.
Muchos de nosotros fuimos criados con el sentido del sacrificio y el esfuerzo, con la programación de no perder tiempo y dedicar cada momento libre a las obligaciones y las responsabilidades. Alguna vez te dijeron: "vamos a trabajar, hay mucho que hacer en esta casa…", "a levantarse temprano que la gente floja no progresa en la vida, y era ¡domingo!…".
Estoy segura que muchas de estas frases llevaban la intención de convertirnos en individuos responsables para asumir la vida con éxito, pero en la mayoría de los casos nos bloquearon la capacidad de hacer un alto en la rutina, para incluir el elemento de placer y diversión que también nos permitiera disfrutar la vida.
¿Eres una persona relajada y divertida, dispuesta a disfrutar de algún momento especial sin que haya sido programado con tiempo? O por el contrario, ¿eres de las personas que generalmente tiene una muy buena excusa, para decir que no a las invitaciones informales que recibes? ¡Vamos! Relájate un poco y date permiso para disfrutar de unos minutos más…
El placer se transmite con el ejemplo, si crecimos en una familia donde vimos como nuestros padres disfrutaban de reunirse con los amigos, o de escuchar música, de bailar, de cantar. Seguramente que trataremos de experimentar lo mismo, mientras que si crecimos en un grupo familiar donde no hubo espacio para las bromas y los juegos, solo maltrato, rigidez y distancia, copiaremos el ejemplo y lo repetiremos. Una educación demasiado estricta, llena de prohibiciones, genera mucha culpabilidad e incapacidad para el placer y el disfrute. Algunas personas se niegan la oportunidad de experimentar placer por miedo a romper una regla, estas son las mismas que si no trabajan 12 o 14 horas diarias no se sienten bien consigo.
Estás a tiempo de recuperar o desarrollar tu capacidad para disfrutar más la vida. Pon todo tu empeño en hacer que cada día sea una experiencia placentera, recupera la motivación personal y el entusiasmo necesario para alcanzar esta nueva meta. Encuentra con quien compartir tus momentos de placer, ¿No disfrutas más de un atardecer con tu pareja o de una película divertida con tus hijos? Evita sentirte culpable y deja de sacrificar siempre tus deseos para complacer a los demás, de vez en cuando exprésalos abiertamente y busca la manera de satisfacerlos.
Fuentes de disfrute que no cuestan nada
1. La risa. Este es uno de los placeres más divertidos y espontáneos. El sentido del humor nos ayuda a mantener la salud mental y hacer amigos con más facilidad.
2. Los afectos. La relación y el cariño de tus seres queridos suaviza tu vida y te da momentos de placer y disfrute. Favorece la compartida de momentos de calidad y diversión.
3. La vida social. Un grupo de amigos con los cuales compartir diferentes actividades, formar parte de un club, grupo o asociación para aprender y practicar un hobbie.
4. La ilusión. Mantener un sueño y el deseo de convertirlo en realidad. Para soñar no hay límite de edad, hacerlo te da motivación y entusiasmo para levantarte cada día.
5. La naturaleza. Ella puede ofrecerte la calma y la tranquilidad necesarias para llevarte a recuperar tu equilibrio a través de la relajación física y mental.
6. La innovación. ¡Ya basta de repetir la misma rutina cada día! Proponte hacer lo mismo de una manera diferente, esto hará que te sientas vivo.
7. El deporte. Insiste en practicar alguna actividad física hasta que el placer sea mayor que el esfuerzo que realizaste inicialmente.
8. La paz mental. Concéntrate en buscar lo que no es material y disfruta de la generosidad y la ayuda a los demás.
9. El trabajo. Aunque no lo parezca, el trabajo puede ser una de las principales fuentes de disfrute si amas lo que haces.
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