“Una vez llego un profeta a una ciudad con el fin convertir a sus habitantes. Al principio la gente lo escuchaba, pero poco a poco se fueron apartando, hasta que no hubo nadie que escuchara las palabras del profeta.
Cierto día, un viajante le dijo al profeta: ¿Por qué sigues predicando, no te das cuenta de que nadie te escucha?
A lo que éste sabiamente respondió: “Al principio tenía la esperanza de cambiarlos. Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí”.
¿Sabías que la mayoría de las veces son otros los que influyen en tu vida al momento de tomar decisiones? ¿Cómo? A través de la manipulación o de la presión que ejercen sobre ti emocionalmente. Tal vez te parezca que en los últimos años has sido tú el que ha conducido tu vida a través de las decisiones que has tomado... pero detente por unos minutos y revisa cómo fue el proceso... tal vez descubras que, en realidad, hiciste la elección que otra persona te aconsejó o te sugirió que hicieras, porque querías complacerlo, por temor a sentirte rechazado, para no herirlo, para quedarte en el grupo, para que no te dejaran... Son muchas las razones por las cuales, en un momento dado, te dejas influenciar por los demás.
¡Date permiso para ser tú mismo! Eres tú quien tiene que aprender a conducir tu propia vida con madurez y libertad, a asumir la responsabilidad de tus actos y de tus elecciones.
Recuerda que tienes uno de los regalos más grandes que nos ha dado el universo: el libre albedrío, esto significa que puedes elegir cómo vas a vivir cada situación o momento en tu vida. ¡Usalo conscientemente!
No te dejes afectar o manipular por los demás, en especial cuando sus artes van dirigidas a sacar algún tipo de beneficio de ti. Muchas personas te manipulan constantemente, sin que te des cuenta, haciéndote sentir responsable o culpable de una situación. Aprende a usar el discernimiento para separar lo que es de lo que parece ser, de forma objetiva y clara. Es importante analizar, siempre, la sugerencia o la información que otra persona nos da antes de dejarnos llevar por ella para tomar una decisión que pudiera ser definitiva en nuestra vida.
Hay un momento en nuestra vida, en el que tenemos que comenzar a ser responsables de tomar nuestras propias decisiones y, al mismo tiempo, asumir las consecuencias de la mismas con madurez, compromiso y dignidad cuando llegue el momento.
Depende de ti, de la interpretación que le das a cada uno de los eventos que se te presentan a lo largo del día, porque en realidad las situaciones no te afectan por lo que son en sí, sino por lo que tú interpretas acerca de cada una de ellas. Entonces, por qué mantener siempre una visión negativa de todo lo que te sucede en la vida, cuando puedes tener una perspectiva positiva y optimista de tu vida y de todo lo que ocurra a tu alrededor. Así, a pesar de que suceda lo contrario de lo que esperabas, podrás obtener algún beneficio de la situación y prepararte para perseverar en tu empeño de alcanzar, responsable y limpiamente, todo lo que te has propuesto.
Clave para aprender a conducir tu vida
No actúes dejándote llevar por los demás. Se tú mismo, analiza la situación que enfrentas y saca tus propias conclusiones. Mantén un criterio propio y no te dejes influenciar por los demás sin verificar la veracidad de su información.
Atrévete a hacer las cosas aunque te equivoques. Los errores que cometemos son la única forma que tenemos de aprender, para corregir y ajustar el rumbo que lleva nuestra vida. No te juzgues tan duramente y en lugar de preguntarte por qué lo hiciste, acepta que te equivocaste con calma y disponte a corregirlo para que no te vuelva a suceder. Atrévete a tomar tus propias decisiones.
No temas ser diferente. Recuerda que eres una persona muy especial. Hecha a imagen y semejanza de Dios, con cualidades y talentos maravillosos. Atrévete a ser auténtico, no tengas miedo de mostrarte como eres, sé tú mismo. Evita a imitar a otros para ganar su aprobación o compañía.
Primero la integridad que la popularidad. Que tus decisiones y acciones correspondan a tus pensamientos, creencias y valores, nunca hagas nada que atente contra tus principios y valores esenciales.
Puedes ser vulnerable. Preocúpate menos por guardar las apariencias y trata de descubrir quién eres realmente. La mayoría de las veces, para no romperte, es indispensable saber doblarte. Mostrar tus debilidades hará que los demás puedan quererte como eres, sin vacíos o falsas expectativas.
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