sábado, 3 de enero de 2009

Deja fluir

“Hace mucho tiempo, existió un templo que tenía un millar de campanas labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento todas las campanas producían una sinfonía que encantaba a cuantas personas la escuchaban.
Pero un día, la isla se hundió en el mar y con ella desapareció el templo con todas sus campanas. Una antigua tradición afirmaba que las campanas seguían repicando y que cualquiera que escuchara atentamente todavía podía oírlas. Movido por esta tradición un joven decidió ir a escucharlas. Estuvo sentado durante días a la orilla del mar y trato de escuchar con toda atención, pero lo único que oía era el ruido de las olas al golpear en la orilla. Hizo todo el esfuerzo, pero fue en vano. Cuando le invadió el desaliento, tuvo la oportunidad de escuchar a los sabios de la aldea que hablaban con devoción de la leyenda, de quienes habían oído las campanas y certificaban la leyenda. Por fin después de tratar en vano una y otra vez... desistió de su empeño. Tal vez, el no era uno de esos seres afortunados a quienes les era permitido oír las campanas o tal vez no fuera cierta la leyenda, entonces decidió regresar a su casa y aceptar su fracaso. Era su ultimo día en el lugar y decidió decirle adiós al mar, al viento, al cielo y a los cocoteros. Se acostó en la arena, contemplando el cielo. ese día no opuso resistencia, sino que por el contrario se entregó a la experiencia, descubrió que el sonido de las olas era realmente dulce y agradable.

Pronto quedo tan absorto en ese sonido y en el ambiente que lo rodeaba, que apenas era consciente de sí mismo. Tan profundo era el silencio en su interior... que de repente oyó el tañido de una campana, seguido por el de otra y otra... en un momento todas las campanas del templo repicaban en una gloriosa armonía y su corazón se vio lleno de asombro, gratitud y alegría”.

¿Cuántas veces te has sentido confundido, desanimado y hasta desesperado al tratar de alcanzar una meta o un propósito en tu vida sin poder conseguirlo? Y cuando ya lo has intentado todo sin poder lograrlo, indeciso, atemorizado decides abandonar y soltar la presión... y de repente en el momento menos esperado, dejándote llevar por tu intuición te iluminas y haces esa llamada o te diriges a ese lugar... y ahí milagrosamente encuentras la solución o el elemento que te faltaba.

La Divinidad actúa a través de muchos instrumentos para ayudarte a resolver de forma mágica y perfecta todas tus necesidades, inclusive para ayudarte a realizar tus suenos en el momento adecuado, aun cuando tu no sepas como puedes hacerlo. ¡Todo es perfecto!

Estos son momentos para sentirnos agradecidos y maravillados por la sincronía y la perfección con la que se desarrollan los acontecimientos. ¡Aprende a confiar!

Herramientas
Ten confianza. El empeño que ponemos en conseguir nuestros propósitos muchas veces se ve debilitado cuando tropezamos con los obstáculos propios del camino hacia el éxito, por esta razón es importante reafirmar la confianza en ti mismo y en tus capacidades además de la certeza de que no estás solo porque la presencia del Señor Dios te acompaña y apoya en todo momento.

Permanece atento. Usa tu intuición y no te desesperes, porque la ansiedad, el temor y la angustia te impedirán mantener la calma y la claridad mental que necesitas para reconocer las señales y las oportunidades. Aprende a ver mas allá de las apariencias y a reconocer todo lo bueno que pueda suceder.

Persevera. Recuerda que los obstáculos se presentarán porque son parte del proceso, así que mantén tu atención fija en cada paso que das, y recuerda que todo tropiezo representa una oportunidad para aprender y ajustar el rumbo que llevas. No abandones.

Alimenta tu espíritu. Ten fe, si aquello por lo que trabajas es bueno para ti, se te dará. Repite frases afirmativas con frecuencia a lo largo del día para fortalecer tu confianza. Lee libros inspiradores que te sirvan para mantener el valor y la determinación que necesitas para continuar adelante y al mismo tiempo practica la oración consciente para fortalecer tu fe.

Trabaja con pasión. El 50% del trabajo te toca hacerlo a ti, y el otro 50% le corresponde ponerlo a la Divinidad, cumple con excelencia con la parte que te corresponde a ti, con excelencia y responsabilidad. Mantén siempre una actitud optimista.

Trabaja con pasión, haz todo lo que tengas que hacer y luego de haber dado tu mejor esfuerzo, entrégalo y ponlo en manos de la Divinidad para que esta encuentre el mejor momento y las mejores herramientas para hacer realidad tu sueño.

“Cuando fluimos, los acontecimientos se suceden y encajan justo en su lugar, al mismo tiempo en que los obstáculos se van disolviendo”.

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