Cuando llegamos a adultos, muchas veces experimentamos la necesidad de volver a la familia... especialmente si hemos estado separados por un tiempo. El deseo de regresar a los sentimientos positivos que teníamos cuando fuimos pequeños, se vuelve una tarea difícil, al encontramos con la competencia, los celos, la envidia y hasta el resentimiento existe entre padres y hermanos que ya no recordábamos. Tengo una amiga que paso mucho tiempo distanciada de sus familiares al tener que vivir en otro país por razones de estudio y trabajo. Pero hace un mes, las circunstancias de su vida cambiaron y regreso de nuevo a vivir a la ciudad donde reside su familia. Para ella significó la posibilidad de renovar su relación y fortalecer los vínculos de afecto, especialmente ahora que ya tenía dos hijos pequeños. Al llegar, los llamó y se dedicó a la tarea de incorporarse a la dinámica de familia... Para descubrir rápidamente y con tristeza que solo había frialdad e indiferencia entre ellos, sentimientos estos que ya no recordaba pero que ahora se convertían en la causa por la cual, ella se mantuvo separada de su familia tanto tiempo.
Todas las vivencias que tenemos cuando somos pequeños determinan la calidad de la relación que tendremos con nuestros padres y hermanos cuando seamos adultos. Por esta razón es importante mejorar la calidad afectiva de nuestro espacio familiar a tiempo, para que no terminemos repitiendo las actitudes y los hábitos negativos que originaron la relación tan pobre que mantenemos con ellos. Podemos sanar nuestra relación familiar, haciendo el trabajo personal de comprenderlos y aceptarlos como son, sin fantasías o falsas expectativas. El perdón consciente y la comprensión nos ayudarán a pasar la página, a cicatrizar nuestras heridas emocionales y a mantener una relación amable y cercana.
Como padres debemos recordar que: ¡No podemos esperar recibir aquello que no hemos entregado a tiempo! Porque cuando ya entramos en la tercera edad, juzgamos duramente a nuestros hijos sin detenernos a pensar en lo que hicimos para merecerlo... Es preferible iniciar una cadena de comprensión para que podamos cambiar nuestra actitud y comportamiento. Comencemos de forma consciente y amorosa a acercarnos a ellos y a nuestros nietos, así podremos tejer juntos una nueva relación sin resentimientos. Las personas que no pueden dar y recibir afecto son como islas, al no poder expresarse con afecto y respeto espontáneo hacia los demás, se condenan a sí mismas a vivir en soledad.
Claves para sanar nuestras relaciones familiares
No tengas falsas expectativas. Aceptarlos como son sin esperar por parte de ellos lo que no te pueden dar, hará que tengas relaciones mas reales. Aprende a darte a ti y a los tuyos el cariño y el apoyo emocional que necesiten sin contar con otros.
Deja el pasado atrás. El recuerdo de lo que nos hicieron o vivimos en el pasado no nos permite estar abiertos para recibir y dar lo mejor de cada uno de nosotros. Pasar la página con voluntad y determinación te permitirá estar atento a reconocer todo lo bueno que exista en la relación aunque sea muy pequeño.
Perdónalos. Practicar el perdón con ellos y contigo mismo te ayudará a sanar y a cerrar las heridas de tu corazón. Iniciar el proceso de perdonar, implica comprender por qué actuaron así, tomando en cuenta las condiciones emocionales y materiales de sus vidas cuando fueron pequeños, la educación y el ejemplo que recibieron y hasta las circunstancias que rodearon sus vidas mientras crecieron... hacerlo nos facilitará el perdón. Recuerda llenar el corazón de amor para que el resultado sea liberador.
Mantén el contacto afectuoso. ¿Sabías que dejarnos llevar por los mejores sentimientos, al momento de relacionarnos con los demás, nos traerá de vuelta la misma experiencia? Sí, vale la pena ser amorosos, respetuosos, cariñosos, comprensivos, serviciales y pacientes, especialmente en nuestra relación con las personas que no lo han sido con nosotros. No olvides que ahora tú eres mas consciente que ellos y por lo tanto tienes mayor responsabilidad.
Evita engancharte emocionalmente. Aun cuando estés dispuesto a usar todas estas herramientas para mejorar tu relación, ellos continuarán teniendo aquellas actitudes o comportamientos negativos que te afectaron por tanto tiempo, porque cambiar para ellos, es un proceso mas difícil. Por esta razón te sugiero que no te dejes afectar por su comportamiento para reaccionar negativamente y mantener así el patrón negativo de la relación. ¡Tú puedes hacer la diferencia!
No ostentes. No te compares, no te entrometas pues la gente es susceptible, especialmente las parejas de tus familiares. Recuerda que el éxito es relativo y las condiciones de todos fueron diferentes, de modo que con sumo cuidado apóyalos con comprensión y paciencia.
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