El mundo gira de prisa y sus habitantes más rápido aún. El consumismo, los resultados instantáneos y fáciles están a la orden del día. Todo se puede lograr con sólo apretar un botón, marcar un teléfono o hacer compras en un centro comercial. El éxito y la realización están disponibles, sólo tienes que ordenar y ya. La publicidad nos promete la gratificación instantánea, la filosofía del logro instantáneo lo abarca todo.
Las palabras voluntad, esfuerzo, disciplina y educación son valores que quedaron en el olvido. Pero, en realidad, llevar el timón de nuestra propia vida es difícil, y navegamos a la deriva optando por soluciones fáciles, dejándonos llevar por la ley del menor esfuerzo, creyendo en promesas que en el fondo de nuestro corazón sabemos que no pueden ser verdaderas. Todos somos libres de elegir y decidir lo que es mejor para nosotros mismos, podemos seguir engañándonos o podemos comenzar ahora a forjar la vida que deseamos. Hagamos nuestra elección.
A través de la vida hemos aprendido que nada es gratis, que todo tiene un costo en el universo que este es proporcional a la calidad y durabilidad del mismo. Que sólo la voluntad, el trabajo y la constancia son las herramientas fundamentales para lograr aquello que deseamos.
Todos tenemos buenos propósitos, pero lo difícil es hacerlos realidad. El miedo al fracaso, el no saber por dónde comenzar, lo difícil del primer paso, el no sentirnos capaces, hacen que busquemos el camino fácil.
Como buenos seres humanos, desde que comenzamos cualquier proyecto tenemos altibajos emocionales y en ese proceso muchas veces dudamos, nos desanimamos, nos cansamos, nos deprimimos, perdemos la motivación, nos frustramos, pero siempre hay una energía mágica y poderosa dentro de nosotros que nos mantiene con el timón firme y el motor en marcha a pesar de la tempestad. Esta se llama voluntad. Ella nos permite desarrollar nuestras potencialidades y nos impulsa a no abandonar la ruta trazada. La voluntad nos permite renovar en el presente las decisiones que tomamos en el pasado, para mantener nuestros compromisos.
La voluntad implica darle la suficiente importancia a los pequeños logros cotidianos para apoyarnos en ellos, es mantener la mirada firme en nuestro objetivo y ver con cada meta lograda grande o pequeña, que cada vez estamos más cerca de nuestro sueño, es sentir que en verdad es tan importante el proceso que estamos desarrollando, como el objetivo al que queremos llegar, es tener la convicción de que si nos mantenemos firmes y no aflojamos, tendremos éxito en cualquier momento. ¡Recordemos que ningún esfuerzo se pierde en el universo!
Revisarnos cada noche, evaluar nuestras acciones, amplificar nuestros logros diarios, replantear nuestra estrategia, aprender de las equivocaciones, volver pacientemente al camino cuando nos salimos de él, pedir apoyo a la Divinidad y actuar correctamente… son las bases para los grandes logros.
La pereza, la falta de concentración o dispersión, el dejar las cosas para después, el camino fácil, la desidia, las adiciones, las dudas, la falta de fe y los pretextos que nunca faltan, serán los enemigos a combatir.
Una cosa es comprender el concepto y otra muy es llevarlo a la práctica, pues para fortalecer nuestra voluntad y alcanzar el éxito se requiere cambiar viejos hábitos y conductas muy arraigadas. Tenemos que empezar poco a poco, para poder sacar nuestros proyectos adelante.
Enemigos a vencer
Creer en soluciones instantáneas
Las soluciones rápidas no existen, recuerda que no hay atajos, se requiere siempre de trabajo y constancia para conseguir lo que queremos. No te desesperes, desarrolla la paciencia, busca reconocer y alegrarte con los pequeños avances que realizas cada día, no te compares con los demás.
No pierdas la motivación
Acepta que tu proyecto es un camino largo con subidas y bajadas, alegrías y dificultades que tendrás que transitar por completo y sin atajos. No pierdas de vista tu meta, focaliza tus esfuerzos. Tus metas deben ser realistas y posibles, deben ser concretas y tangibles.
Cuidado con los sentimientos negativos
Nuestros sentimientos y pensamientos pueden ayudar a hacer crecer o terminar con nuestros proyectos. Pueden ser motivadores o pueden convertirse en nuestro mayor obstáculo. Cultiva el entusiasmo y el optimismo, renueva tu ánimo y mantente siempre sonriente.
Nunca te dejes paralizar por el miedo ni desanimar por el fracaso, desarrolla tu estima y siéntete siempre superior a las circunstancias.
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