Estamos continuamente en busca de formulas mágicas que mejoren nuestra calidad de vida, todos buscamos de diferentes maneras alcanzar la felicidad. Para unos significa poder y riquezas, para otros, conocimiento y cultura; otros, tranquilidad y seguridad; otros, amor y apoyo, sin olvidar a los que sólo buscan placer y diversión. ¿Qué es la verdadera felicidad? ¿En qué consiste el éxito? ¿Cuál es el camino o la fórmula para que todos lleguemos a él? Estamos expuestos a un bombardeo continuo de ofertas de felicidad, todos nos muestran que es: Una buena casa, un costoso auto, el príncipe azul o una mujer bella, una cuenta gorda en el banco, el reconocimiento de otros, la fama, un cuerpo atractivo, unas buenas vacaciones. Hay quienes dicen que está en los deportes y las aventuras extremas en donde se siente la adrenalina a millón, algunos religiosos nos prometen la felicidad en otro mundo y otros maestros, en un curso mágico por unas cuantas monedas. Todas estas propuestas nos confunden y nos vuelven locos.
Yo por mi parte y después de mucho buscar, experimentar y practicar, por fin he sentido la plenitud, he sentido la paz espiritual, la felicidad, ese sentimiento maravilloso que reduce las preocupaciones y los problemas cotidianos, que inclusive me desconecta de los temores y la inquietud que me producen las metas y las posesiones materiales, al tener por un momento, una sensación de serenidad y confianza que me llena de gozo por encima de todas las cosas.
En mis columnas, conferencias y programas de televisión, les he hablado de la importancia de tener metas, de trabajar duro, tener dedicación, una actitud positiva, mantener relaciones sanas, perdonar y llevar una vida buena, para alcanzar el éxito y el bienestar. He conocido maestros, he consultado grandes autores, he estado en muchos países y conocido diversas culturas y he intercambiado con muchas personas: conocimientos, herramientas, fórmulas, claves, pensamientos, recetas… pero al final de todo este proceso, he descubierto que esto no es suficiente para alcanzar la plenitud, la felicidad. Me he dado cuenta que lo verdaderamente importante, consiste en simplificar mi vida para volver al origen, al rescate de mis valores esenciales, para seguir mi intuición, mi corazón, y a mi maestro interior para cumplir con mi misión de vida.
La realización no consiste en seguir a otros, pues todos somos seres especiales, únicos y completamente diferentes, por eso cada uno de nosotros tiene su misión particular y su forma de vivir la felicidad. La misión de vida, no es la que otros quieren para ti, el secreto consiste en hacer y recorrer tu propio camino, inclusive pagando el precio de resistirte a la opinión dominante de los demás para ir en contra de la corriente muchas veces, hasta lograrlo.
Evita ser uno más del montón, sal de ese grupo de personas inconscientes e indolentes que se resisten a cambiar su actitud y estilo de vida. Este momento de revelación, nos llegará más temprano que tarde, el momento en que te preguntarás: ¿ Cuál es la vida que me corresponde vivir? Te invito, a elegir tu propio camino, a buscar, a reflexionar y a preguntarte ¿Qué es lo que verdaderamente te da felicidad, que te llena y que hace feliz tu corazón?, ¿cuál es el verdadero sentido de tu vida? Descubrir a que viniste a este mundo, te ayudará a encontrar tu lugar en él. Y una vez lo tengas dedícate a vivir con pasión, responsabilidad, amor y entrega.
Como dijo el poeta:
"Caminante, no hay camino / Se hace camino al andar…"
Deja el pasado atrás. Toma la decisión de pasar la página para dejar atrás el recuerdo de todos los momentos difíciles o tristes de tu vida. Práctica el perdón cuantas veces sea necesario para sanar las heridas de tu corazón.
Abre tu mente. Vence los viejos paradigmas, los prejuicios y las creencias negativas. Abrete para que puedas considerar nuevos caminos y posibilidades para experimentar la felicidad.
Siéntete en paz contigo. Acéptate como eres. Mírate con gentileza al espejo y resalta tus características positivas, sé auténtico y quítate las máscaras que usas para relacionarte con los demás y mostrarte como no eres. Experimenta la libertad esencial.
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