"Un anciano labrador tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día el caballo se escapó a las montañas. Cuando los vecinos le dijeron: ¡Qué mala suerte!, él preguntó: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?... Una semana después el animal volvió trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos le felicitaron por su buena suerte y él repitió: ¿Buena suerte, mala suerte? ¿Quién sabe?... Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de estos caballos, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo comentó que era una desgracia. El pastor se limitó a decir: ¿Buena suerte, mala suerte? ¿Quién sabe?... Pasados unos días, reclutaron a todos lo jóvenes del pueblo, menos al hijo del labrador.
¡Muchas veces aquello que a primera vista parece un contratiempo, puede generarnos un bien!
Hay personas que piensan que tienen mala suerte porque no consiguen lo que desean o lo que buscan en un momento dado. Piensan que hay otros que sí tienen la suerte y que por esta razón son más prósperos y felices que ellos. ¿Será esto cierto? ¿ Que crees tú? La mayor parte de los acontecimientos que nos suceden dependen de nuestra actitud mental y de nuestra disposición ante la vida. Cuántas veces has atravesado por situaciones verdaderamente difíciles que te negaste a aceptar, para descubrir más tarde que fue lo mejor que te pudo pasar...
Definitivamente las personas optimistas, que convierten todas las situaciones en una oportunidad, tienen la tendencia a alcanzar mas éxitos que los que se sienten fracasados y ven su vida de una forma pesimista. Tenemos el poder de decidir, cada vez que llegamos a un cruce de caminos, qué dirección tomar. Dependerá de nuestra actitud, de nuestras creencias y de la información que tengamos, el que tomemos una decisión u otra. Pero lo cierto, es que la persona optimista siempre mirará hacia el futuro con esperanza y buen humor, mientras que una persona con un pasado negativo a cuestas, pensará que su vida está condenada al fracaso.
Algunas personas cuentan sus penurias y tristezas con una mezcla de dolor y placer. Tal vez descubrieron que de esta manera pueden llamar la atención de los demás y esto los llena de alegría. Aunque parezca extraño es una forma de ser importante.
Cuando las cosas funcionan, es porque se han combinado una actitud correcta, la probabilidad, el sentido de la oportunidad, el haberse preparado y estar en el lugar correcto en el momento exacto. Así es que podemos aprender a manejar todo lo que esté a nuestro alcance para tener suerte.
Cómo traer fortuna a tu vida
Piensa positivamente. Si piensas que todo te saldrá mal, así será. Reprograma tu mente con pensamientos positivos. Comienza a repetir muchas veces mentalmente: "Lo voy a conseguir", "Esta vez todo saldrá muy bien". Recuerda repetirlo con la certeza de conseguirlo.
Aprende de tus errores. Cometer un error es bueno si puedes aprender algo de ello. Ten claros tus objetivos y planifica y trabaja para no tropezar con la misma piedra otra vez.
Deja el pasado atrás. Deja de concentrarte en todo lo malo que te sucedió. Ya no le des más vuelta a lo que pudiste hacer que no hiciste en ese momento. Vive el presente y piensa que no tiene por qué volverte a suceder.
Toma las buenas oportunidades. Es importante que decidas asumir el riesgo de tomar las oportunidades en el momento en que se presentan. Generalmente suelen pasar muy de prisa. Evita postergar la toma de decisiones y asume el desafió que la vida te presenta en ese momento.
Planta la semilla de la suerte en tu hijo. Recuerda que los niños copian lo que ven, por eso tu ejemplo es muy importante en el proceso. Cuida las críticas que les haces a tus hijos, recuerda hacer el comentario siempre hacia el hecho en sí y no hacia su personalidad. Refuerza la idea de que la suerte depende en gran medida de la responsabilidad.
Visualiza tu vida siendo feliz. Imagina la vida que quieres llevar como si ya la estuvieras viviendo. La visualización creativa te ayuda a concentrar tu energía para cumplir tu sueño.
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