Una de cada cinco personas en el mundo sufre algún tipo de dolor moderado o fuerte, según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor. Lo inquietante es que el estrés está haciendo cada vez más frecuente estos cuadros, muchos de los cuales no son atendidos a tiempoMolestias en la cabeza, contracturas musculares, lumbalgias, dolencias en la columna... Y pare de contar. Éstas son algunas de las quejas más comunes que reciben los médicos en las consultas. Así lo confirma la doctora Nilqger García, anestesióloga y terapista del dolor del Hospital Domingo Luciani de El Llanito, en Caracas, para quien es preocupante la situación. "Los dolores somáticos o que tienen que ver con problemas en la estructura muscular y los huesos, los dolores cervicobraquiales (en columna, miembros superiores e inferiores) y la lumbalgia ocupan entre 45 y 50% de nuestras consultas. Igualmente, estamos viendo muchos pacientes con dolor asociado a problemas como el cáncer, además de los que lo sufren luego de ser sometidos a operaciones quirúrgicas".
Pero, ¿qué es el dolor? La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP por sus siglas en inglés) lo define en su página web como una "sensación física y emocionalmente desagradable, asociada a una lesión actual o potencial en el organismo". La mencionada organización deja claro que el dolor es un asunto subjetivo; es decir, cada persona lo experimenta de acuerdo a su propio nivel de tolerancia. "Incluso, la imposibilidad de manifestar verbalmente la sensación de dolor no niega que un individuo la esté experimentando o que requiera tratamiento adecuado para el alivio del dolor"
TENSIÓN PSICOLÓGICA, TRABAJO Y DOLOR
"Buena parte de los dolores reportados por los pacientes que acuden a nuestra consulta está asociada a situaciones de estrés", es lo primero que menciona la doctora Nilqger García. "De hecho, los dolores de brazos, manos, piernas, columna, así como los lumbares tienen mucho que ver mucho con esto". La especialista agrega que el estrés también se relaciona con dolencias como la fibromialgia, la cual "se caracteriza por el dolor de muchos grupos musculares y por estar acompañada, por lo general, con trastornos del humor, del sueño, con problemas gástricos como estreñimiento, diarrea, síndrome de colon irritable y otra serie de síntomas asociados al estrés".
Pero, ¿qué es el dolor? La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP por sus siglas en inglés) lo define en su página web como una "sensación física y emocionalmente desagradable, asociada a una lesión actual o potencial en el organismo". La mencionada organización deja claro que el dolor es un asunto subjetivo; es decir, cada persona lo experimenta de acuerdo a su propio nivel de tolerancia. "Incluso, la imposibilidad de manifestar verbalmente la sensación de dolor no niega que un individuo la esté experimentando o que requiera tratamiento adecuado para el alivio del dolor"
TENSIÓN PSICOLÓGICA, TRABAJO Y DOLOR
"Buena parte de los dolores reportados por los pacientes que acuden a nuestra consulta está asociada a situaciones de estrés", es lo primero que menciona la doctora Nilqger García. "De hecho, los dolores de brazos, manos, piernas, columna, así como los lumbares tienen mucho que ver mucho con esto". La especialista agrega que el estrés también se relaciona con dolencias como la fibromialgia, la cual "se caracteriza por el dolor de muchos grupos musculares y por estar acompañada, por lo general, con trastornos del humor, del sueño, con problemas gástricos como estreñimiento, diarrea, síndrome de colon irritable y otra serie de síntomas asociados al estrés".
Algunos se preguntarán por qué,sobre todo los que todavía creen que lo psicológico no afecta el funcionamiento del cuerpo.
Las distintas manifestaciones del dolor también están siendo potenciadas por las condiciones de vida y el ritmo de trabajo de las grandes ciudades. "La gente -apunta la doctora García, pasa muchas horas sentada en un carro debido a las colas, o mucho tiempo frente a un computador y eso la expone a dolores causados por problemas de columna o por lesiones en manos y brazos producto de una mala posición o sobreuso de estas partes del cuerpo. Si a esto sumamos que la gente no tiene un sueño reparador y no se alimenta bien, la situación se complica porque se van generando contracturas musculares que acentúan otras lesiones dolorosas".
Esta especialista advierte, además, que algunas patologías dolorosas que antes estaban reservadas a personas de edad madura (mayores de 40 años) se están presentando en personas cada vez más jóvenes. "Muchos de nosotros hemos tenido que salir a trabajar a más temprana edad, lo que aumenta nuestra exposición a los factores desencadenantes del dolor. Por eso es muy común ver a pacientes jóvenes con lumbalgia o dolores en la zona lumbar".BENEFICIOSOS ANALGÉSICOS, PERO CONTROL
García asegura que ningún tipo de dolor debe ser desatendido o subestimado. "El dolor es el quinto signo vital, junto con la temperatura corporal, la presión arterial, las pulsaciones y la respiración. El dolor es una señal de alarma. Cuando un paciente manifiesta dolor en algún sitio, el organismo le está diciendo que algo no está funcionando de forma adecuada, que algo no está bien. Por eso, ante cualquier síntoma doloroso, la persona debe acudir al médico y éste debe establecer las causas y el tratamiento correcto para vencerlo".
Apunta, además, que la persona debe ser analizada con una óptica integral. "El trabajo médico debe ser multidisciplinario. Este tema no es asunto únicamente de los anestesiólogos o los terapistas del dolor, también debemos apoyarnos en psicólogos y psiquiatras".
El uso de analgésicos puede contribuir para hacer desaparecer el dolor o aliviarlo. "Existen los antiinflamatorios no esteroideos como el acetaminofén, el diclofenac y el ibuprofeno que son útiles en muchos casos. También contamos con analgésicos opiodes, en los que se incluyen la codeína o el tramadol", apunta la doctora García. "Y aunque son muy buenos y efectivos, no son inocuos. Su uso prolongado puede producir, a la larga, efectos colaterales no deseables, por lo que siempre depende del médico tratante ajustar o rotar el tipo de analgésico de acuerdo a la patología".
Las distintas manifestaciones del dolor también están siendo potenciadas por las condiciones de vida y el ritmo de trabajo de las grandes ciudades. "La gente -apunta la doctora García, pasa muchas horas sentada en un carro debido a las colas, o mucho tiempo frente a un computador y eso la expone a dolores causados por problemas de columna o por lesiones en manos y brazos producto de una mala posición o sobreuso de estas partes del cuerpo. Si a esto sumamos que la gente no tiene un sueño reparador y no se alimenta bien, la situación se complica porque se van generando contracturas musculares que acentúan otras lesiones dolorosas".
Esta especialista advierte, además, que algunas patologías dolorosas que antes estaban reservadas a personas de edad madura (mayores de 40 años) se están presentando en personas cada vez más jóvenes. "Muchos de nosotros hemos tenido que salir a trabajar a más temprana edad, lo que aumenta nuestra exposición a los factores desencadenantes del dolor. Por eso es muy común ver a pacientes jóvenes con lumbalgia o dolores en la zona lumbar".BENEFICIOSOS ANALGÉSICOS, PERO CONTROL
García asegura que ningún tipo de dolor debe ser desatendido o subestimado. "El dolor es el quinto signo vital, junto con la temperatura corporal, la presión arterial, las pulsaciones y la respiración. El dolor es una señal de alarma. Cuando un paciente manifiesta dolor en algún sitio, el organismo le está diciendo que algo no está funcionando de forma adecuada, que algo no está bien. Por eso, ante cualquier síntoma doloroso, la persona debe acudir al médico y éste debe establecer las causas y el tratamiento correcto para vencerlo".
Apunta, además, que la persona debe ser analizada con una óptica integral. "El trabajo médico debe ser multidisciplinario. Este tema no es asunto únicamente de los anestesiólogos o los terapistas del dolor, también debemos apoyarnos en psicólogos y psiquiatras".
El uso de analgésicos puede contribuir para hacer desaparecer el dolor o aliviarlo. "Existen los antiinflamatorios no esteroideos como el acetaminofén, el diclofenac y el ibuprofeno que son útiles en muchos casos. También contamos con analgésicos opiodes, en los que se incluyen la codeína o el tramadol", apunta la doctora García. "Y aunque son muy buenos y efectivos, no son inocuos. Su uso prolongado puede producir, a la larga, efectos colaterales no deseables, por lo que siempre depende del médico tratante ajustar o rotar el tipo de analgésico de acuerdo a la patología".
El uso de analgésicos puede contribuir para HACER desaparecer el dolor... pero aunque son muy efectivos, no son INOCUOS |
Lo que preocupa a la especialista es que muchos de estos fármacos se venden sin prescripción y son tomados directamente del anaquel por las personas afectadas, lo que constituye un riesgo mayor del que muchos piensan. "Cada paciente es una caja de Pandora y aunque puede presentar un dolor similar al de otra persona, su constitución física y sus condiciones orgánicas son únicas, por lo que el uso indiscriminado de analgésico puede acarrear consecuencias. Lo ideal es que ante una situación de dolor determinada y recurrente, el galeno realice un examen exhaustivo, de manera de que el medicamento recetado dé mejores resultados y tenga los menores efectos adversos sobre el organismo. Además, el paciente debe ser estudiado muy bien, para saber cuál es la verdadera causa del dolor. No es lo mismo tratar una lumbalgia producto de una contractura muscular a tratar la lumbalgia de un paciente que tiene una hernia discal y una compresión nerviosa. Y eso no lo sabe el farmaceuta o quien esté detrás del mostrador del establecimiento; eso sólo lo sabe el médico luego de los exámenes".
TERAPIAS FÍSICAS Y RAHABILITACIÓN
Pero es importante y fundamental que usted no le deje todo a los fármacos. García también insiste en la necesidad de recurrir a otras técnicas terapéuticas como la estimulación eléctrica, calor o frío en las zonas afectadas, además de la fisioterapia. "Cuando se aplican pequeñas corrientes eléctricas a través de la piel en la zona afectada por el dolor, así como calor y frío, puede reducirse considerablemente el problema, sobre todo si se trata de dolores cervicales o lumbares". De hecho, un artículo publicado en el website de la Sociedad Española del Dolor habla precisamente de las bondades de las altas temperaturas a través de compresas calientes, rayos infrarrojos, etc.
LA NECESARIA AYUDA PISCOLÓGICA
Existe consenso entre los especialistas sobre lo importante y fundamental que es el acompañamiento psicológico de los pacientes que sufren algún tipo de dolor, sobre todo si éste es recurrente o crónico, producto de lesiones orgánicas profundas, enfermedades más comprometidas como el cáncer o problemas degenerativos. "El dolor crónico -señala el estudio publicado en el website de la Universidad San Marcos de Perú, por lo general interfiere negativamente en las actividades habituales de la persona, exige altos costos económicos para el tratamiento, pérdida de horas de trabajo, elevada utilización de servicios sanitarios. Además, en lo personal, genera sentimientos de impotencia y desesperanza por la falta de solución a su problema después de haberse sometido a una variedad de tratamientos".
Este mismo estudio también indica que los efectos emocionales del dolor terminan generando un círculo vicioso que los psicólogos o psiquiatras deben atacar con sus conocimientos. "El fracaso en el control del dolor crónico lleva casi siempre a un estado de ansiedad y depresión que, a su vez, potencia las sensaciones dolorosas"
La psicoterapia, la racionalización de la situación del dolor, la hipnosis y la relajación se cuentan entre las opciones a las que un paciente puede recurrir como complemento al tratamiento médico farmacológico o físico. García cree que los pacientes con dolor pueden lograr mucho con el apoyo psicológico especializado. "Nadie puede vivir alegre o contento si tiene un dolor perenne. El dolor conlleva mal humor, te trae problemas con la familia, con los médicos y con el yo interno. Y por eso hay que ayudar a los pacientes a enfrentar su depresión, a sobrellevar el miedo al dolor, a mejorar sus relaciones interpersonales. En fin, a tratar de tener mejor calidad de vida".
TERAPIAS FÍSICAS Y RAHABILITACIÓN
Pero es importante y fundamental que usted no le deje todo a los fármacos. García también insiste en la necesidad de recurrir a otras técnicas terapéuticas como la estimulación eléctrica, calor o frío en las zonas afectadas, además de la fisioterapia. "Cuando se aplican pequeñas corrientes eléctricas a través de la piel en la zona afectada por el dolor, así como calor y frío, puede reducirse considerablemente el problema, sobre todo si se trata de dolores cervicales o lumbares". De hecho, un artículo publicado en el website de la Sociedad Española del Dolor habla precisamente de las bondades de las altas temperaturas a través de compresas calientes, rayos infrarrojos, etc.
LA NECESARIA AYUDA PISCOLÓGICA
Existe consenso entre los especialistas sobre lo importante y fundamental que es el acompañamiento psicológico de los pacientes que sufren algún tipo de dolor, sobre todo si éste es recurrente o crónico, producto de lesiones orgánicas profundas, enfermedades más comprometidas como el cáncer o problemas degenerativos. "El dolor crónico -señala el estudio publicado en el website de la Universidad San Marcos de Perú, por lo general interfiere negativamente en las actividades habituales de la persona, exige altos costos económicos para el tratamiento, pérdida de horas de trabajo, elevada utilización de servicios sanitarios. Además, en lo personal, genera sentimientos de impotencia y desesperanza por la falta de solución a su problema después de haberse sometido a una variedad de tratamientos".
Este mismo estudio también indica que los efectos emocionales del dolor terminan generando un círculo vicioso que los psicólogos o psiquiatras deben atacar con sus conocimientos. "El fracaso en el control del dolor crónico lleva casi siempre a un estado de ansiedad y depresión que, a su vez, potencia las sensaciones dolorosas"
La psicoterapia, la racionalización de la situación del dolor, la hipnosis y la relajación se cuentan entre las opciones a las que un paciente puede recurrir como complemento al tratamiento médico farmacológico o físico. García cree que los pacientes con dolor pueden lograr mucho con el apoyo psicológico especializado. "Nadie puede vivir alegre o contento si tiene un dolor perenne. El dolor conlleva mal humor, te trae problemas con la familia, con los médicos y con el yo interno. Y por eso hay que ayudar a los pacientes a enfrentar su depresión, a sobrellevar el miedo al dolor, a mejorar sus relaciones interpersonales. En fin, a tratar de tener mejor calidad de vida".
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