Diariamente somos bombardeados por todo tipo de ofertas comerciales que nos prometen bajar de peso, recuperar la juventud, evitar la calvicie, reducir el estrés, dejar de fumar, superar la depresión… inclusive nos ofrecen adquirir el amor y la felicidad, con sólo tomarnos una pildorita milagrosa. Sin ningún tipo de compromiso o esfuerzo de nuestra parte, sin cambiar nuestra actitud o estilo de vida.
Será que al final todos nuestros problemas se reducen simplemente a un desequilibrio químico o emocional y que sólo con algunas pastillas, cremas, aguas o polvos mágicos, solucionaremos cualquier problema fácil y rápidamente sin importar lo que sea...
Esto se debe a que muchas personas están en la búsqueda de una pócima mágica, que resuelva como por arte de magia todos sus problemas o necesidades sin la intervención de su voluntad o esfuerzo personal. ¿Crees esto posible?
Yo pienso, y me disculpo por desilusionarlos, que lamentablemente no hay atajos, este tipo de soluciones mágicas no son posibles, la vida es justa y, aunque nos duela oírlo, para bajar de peso, por ejemplo, sólo hay una fórmula: Reducir la comida y hacer mucho ejercicio. Tendremos que hacer un gran esfuerzo diario y continuo, cambiar nuestros viejos hábitos alimenticios, tendremos que fortalecer nuestra voluntad para trabajar y perseverar en el esfuerzo a pesar de que los resultados no sean inmediatos. El daño de tantos años no se puede remediar de un día para otro, tendremos que perseverar hasta hacer del buen comer y el ejercicio un hábito para comenzar a ver los resultados.
De esta misma forma tenemos que afrontar todas las situaciones que deseamos resolver o superar, el trabajo hay que hacerlo.
Trabajemos juntos, para hacer más fácil la convivencia en un mundo lleno de agobios propios de la existencia urbana, de su absurda velocidad, de la soledad, de competencia destructiva y desleal, de los desmanes del consumismo descontrolado, del sálvese quien pueda... Tenemos que rescatar los valores esenciales, buscar a alguien en quien creer, volver a la vida espiritual, al amor desinteresado, al perdón, al dar por el placer de dar, a sonreír, al disfrute de la naturaleza, de la vida en pareja, de la familia y de las cosas simples y esenciales que nos ofrece la vida para recuperar la alegría y las ganas de vivir.
Podemos hacer el trabajo
Acepta lo que no puedes cambiar: Acepta tu realidad, si no la puedes cambiar en este instante, deja de sufrir y pensar que no es justo lo que estás viviendo... Vamos, acepta y pregúntate: ¿Qué puedes hacer para resolverlo?
Cambia lo que esté en tus manos: Identifica tus metas, establece unos objetivos, qué harás primero y qué harás después. Comienza a trabajar, sólo tú puedes hacerlo y nadie lo va a hacer por ti. Con voluntad y constancia lograras bajar y mantener tu peso ideal, cambiar tu situación económica, recuperar tu salud y bienestar. Cambia tus hábitos y rutinas equivocadas, mejora tu actitud pero sin fanatismo... hazlo poco a poco pero sin detenerte y si fracasas, comienza de nuevo sin sentirte culpable.
Desconfía de las soluciones milagrosas: No te dejes manipular, investiga y pide garantías, estudia las posibilidades y recuerda, lo que no hagas por ti mismo nadie lo va a hacer por ti. Usa el discernimiento y no te dejes engañar producto de tu necesidad. Tal vez no sea tan fácil al principio, pero es posible lograrlo. No busques atajos, esfuérzate por conseguir tus propios objetivos. ¡Tú puedes hacerlo!
El destino está en tus manos: El futuro no ha llegado todavía, es una sucesión de momentos presentes. Serán tus decisiones y tu trabajo personal los que forjarán tu vida futura. Recuerda al cantor: "se hace camino al andar". Todo lo que haces el día de hoy transformará tu futuro en una mejor o difícil situación. Eres la causa que más tarde vivirá los efectos producidos por ti mismo.
Trata de ser feliz: Tu vida tiene un propósito y un significado, encuéntralo para que te realices y seas feliz. Relájate un poco, aprende a disfrutar de los aspectos positivos que también tiene tu vida, cultiva a los amigos, acércate y comparte con la familia, acéptate como eres y comienza a valorarte, recuerda de donde vienes, ten expectativas reales. No enfrentes los problemas solo, busca alguien en quien apoyarte, recuerda la fortaleza que te da la presencia de Dios en tu interior y conéctate a ella.
J :)
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