sábado, 22 de marzo de 2008

QUE ES EBRIOREXIA?

La “ebriorexia”, grave fenómeno
Aqueja a jóvenes el desorden nutritivo y el abuso del alcohol

NUEVA YORK (Por Sarah Kershaw, de “The New York Times”).— Manorexia. Ortorexia. Diabulimia. Atracón...

Todas son variantes peligrosas de la anorexia y bulimia, y dan cada vez más de qué hablar en sitios web, blogs, televisión y reportajes en periódicos.

En tanto las revistas de celebridades hablan del glamour y el sufrimiento de quienes padecen esas condiciones, los terapeutas y un creciente número de investigadores tratan de atenderlas y comprenderlas.

El último vocablo en añadirse al lexicón de los males relacionados con la comida es la “ebriorexia”, resultado de una combinación perturbadora de conductas: inanición autoimpuesta o atracón y purga, mezclados con abuso de bebidas embriagantes.

La “ebriorexia” no es un término médico oficial, pero refleja un fenómeno problemático de la adicción y los desórdenes de alimentación. Entre aquellas personas descritas como “borrachoréxicos” están los universitarios que gustan de la juerga, por lo común mujeres, que se matan de hambre todo el día para compensar las calorías que consumen con el alcohol. El término también se asocia con severos desórdenes de la alimentación, en particular la bulimia, que con frecuencia involucra el atracón de comida —y alcohol— y la purga.

Los anoréxicos, debido a que restringen con severidad su ingesta de calorías, tienden a evitar el alcohol. Pero algunos beben para calmarse después de comer o reducir la ansiedad luego de una comida indulgente. Otros consumen alcohol como su única fuente de alimentación. Y otros usan drogas como cocaína y metanfetaminas para suprimir su apetito.

“Hay mujeres que tienen miedo de ponerse una uva en la boca, pero no tienen problemas para beber una cerveza”, advierte el doctor Douglas Bunnell, director de servicios clínicos ambulatorios en el Centro Renfrew con base en Filadelfia. La institución, como un reducido pero creciente número de espacios para tratar la adicción y el desorden de alimentación, tiene un enfoque dual en el abuso de sustancias y los trastornos de la comida.

Bunnell, ex presidente de la Asociación Nacional de Desórdenes de la Alimentación, dice que la obsesión con ser delgado y la aceptación social al consumo de alcohol y drogas —junto con la sensación de que entre las celebridades someterse a rehabilitación es casi una moda...— son en parte los culpables de la situación.

“Ambos desórdenes son conductas a las que se glorifica y refuerza”, advierte Bunnell. “Beber en exceso es casi 'alivianado' y perder peso y estar delgado es un imperativo cultural para las jóvenes estadounidenses. No es una sorpresa que se combinen ambos y se ha alcanzado un punto álgido en términos de alerta pública”.

Los psicólogos señalan que los desórdenes de la alimentación, como otras adicciones, con frecuencia surgen de la necesidad de alivia el dolor emocional con sustancias o la excitación asociadas con el atracón y la purga. Los desórdenes con frecuencia son disparados por traumas de la infancia, como abuso sexual, y otras fuentes de angustia mental.

Manorexia es la versión masculina de la anorexia. La ortorexia es una obsesión con lo que es percibido como comida saludable, sin grasas ni conservadores, por ejemplo. La gente con esta condición puede privarse de nutrimentos necesarios.

La diabulimia se refiere a los diabéticos que evitan tomar insulina, que puede causar un aumento de peso, para mantenerse delgados. A pesar del nombre, el desorden no involucra típicamente la purga. El atracón se refiere a la obsesión por comer de más, en especial alimentos altos en sal y azúcar, pero no involucra ejercicio en exceso o purga para compensar la ingesta de calorías.

Judy Van De Veen, de 36 años, se hizo anoréxica a los 24 años. Revela que se mataba de hambre y se obligó a comer pedacitos de comida baja en calorías durante dos meses. Entonces comenzó a darse atracones y purgarse: devoraba cajas completas de cereal, pizzas y comidas rápidas que le llegaban a costar 80 dólares al día.

Recibió tratamiento, tanto como paciente ingresada como ambulatoria, por su desorden durante varios años a finales de la década de 1990, con resultados ambiguos. En 2001, cuando aún lidiaba con la bulimia, comenzó a beber.

Si comía mientras bebía, se purgaba, pero entonces tomaba más alcohol para compensar la pérdida, porque quería seguir ebria...

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