viernes, 15 de mayo de 2009

Mira hacia

Dos amigos de infancia se volvieron a ver después de mucho tiempo. Uno estaba
en la más grande pobreza, mientras que el otro disfrutaba de una enorme riqueza. '¿Qué hiciste para tener tantas cosas?', le preguntó el amigo pobre al rico. 'Es que
he descubierto que poseo un don extraordinario. Observa', le contestó este último,
y al tocar con uno de sus dedos su ordinario reloj, éste se convirtió en oro macizo.
'Es tuyo. Considéralo un obsequio de mi parte'. 'Esto no me alcanza ni para solucionar la mitad de mis problemas', dijo el más pobre, en tono de queja. 'Ok',
le replicó su amigo rico, y tocó una silla, también convirtiéndola en oro, y, sonriendo, se la ofreció a su amigo. 'Esto tampoco alcanza para mejorar mi vida'. 'Pero, si esto
es una fortuna, ¿qué más quieres entonces?'. 'Lo que quiero en verdad -dijo
el pobre, mirándolo a los ojos- es tu dedo'".

La envidia se activa cuando nos comparamos con los demás, cuando pensamos equivocadamente que es más importante tener que ser, cuando el éxito y la felicidad de los otros despiertan en nosotros sentimientos negativos, cuando pensamos que otras personas tienen más de lo que merecen y en verdad somos nosotros quienes deberíamos tenerlo o cuando nos sentimos inferiores a otras personas… en cualquiera de estos casos el veneno de la envidia crecerá adentro.

En lugar de querer más -al dejarte llevar por la ambición y la envidia por lo que poseen otros-, aprende a reconocer tu valor y el de todo lo que tienes, para que puedas disfrutarlo y sentirte satisfecho con tu vida. Si piensas que necesitas algo más para complementar tu bienestar, búscalo con trabajo y determinación. ¡No permitas que el deseo de conseguir más te sabotee la posibilidad de disfrutar lo que ya tienes!

Siempre habrá alguien que tenga algo más que tú, lo que tú deseas, o que tenga alguna cualidad que no tienes. No por eso vas a sentirte frustrado, desanimado o rabioso contra esa persona o contra la vida.

Querer vivir en un nivel más alto del que te corresponde puede hacerte sentir irritable, insatisfecho y frustrado. Ajusta tu estilo de vida y comienza a disfrutar de las grandes riquezas que ella te ofrece como son tu familia, tus amigos y tu pareja…

Si todavía tus hijos son pequeños, deberías enseñarles a reconocer y a resaltar todo lo bueno que hay en ellos y en los demás como personas, para que nunca se sientan inferiores al resto y para que puedan disfrutar de todo lo que tengan sin inquietarse por lo que tienen otros. La autovaloración es la verdadera base de la satisfacción.

Para alejar la envidia

Nunca mires a los lados. Compararnos con personas que nos parece que tienen más bienes materiales, más éxito, gozan de un don especial o resultan más atractivos que nosotros, puede ser muy negativo porque hace que nos sintamos inferiores al creer que nunca tendremos aquello que admiramos en ellas.

No te dejes llevar por las apariencias. Muchas veces deseas algo que tienen otras personas que te parece que tienen más que tú, pero tú no sabes en realidad cuál ha sido su costo para conseguirlo, tal vez sacrificaron su familia, su tiempo libre, su bienestar. Concentra tu atención en reconocer todos tus tesoros esenciales y en darte la oportunidad de disfrutar de cada uno de ellos.

Alégrate por los éxitos de los demás. Cuando somos capaces de alegrarnos y celebrar los éxitos y la felicidad de otras personas, en especial de nuestros seres más queridos, a través de la generosidad del corazón, nos contagiamos de esos sentimientos, y la prosperidad, la abundancia y la sabiduría se hacen presentes en nuestra vida. Además, si estamos suficientemente abiertos, podemos aprender cuáles fueron las claves y las herramientas que usaron para conseguirlos.

Cambia tus ideas. Recuerda que no eres ni más ni menos que los demás, y que poseer cosas materiales no garantiza que seamos felices. Aprende a valorarte, y conviértete en tu propia fuente de motivación. Observar a una persona que admiramos por sus habilidades sociales o capacidades profesionales, para aprender a de ella, sin obsesionarnos o desear ser como ella, puede ser posit

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