lunes, 4 de mayo de 2009

Cambiar de aire

De vez en cuando nos hace falta hacer un alto en la rutina acelerada que llevamos para recuperar el balance y el control de nuestra vida. Generalmente postergamos la posibilidad de hacerlo en el momento, diciendo: "Tengo la necesidad de relajarme un poco, ya no aguanto más la tensión y el cansancio… pero lo haré en las próximas vacaciones", sin darnos cuenta de que al llegar esos días seguiremos con el mismo nivel de actividad y con la misma tensión que teníamos, a menos que hagamos algo para cambiar nuestra actitud, soltar el estrés y desconectarnos de todos los asuntos pendientes y las preocupaciones que nos mantienen agobiados.

Por fin te ha llegado la oportunidad de tener las vacaciones tan deseadas… prepárate para cambiar de aire y olvidarte de todo lo que tienes en tu cabeza por un rato y disfrutar del tiempo libre. Tener vacaciones no significa necesariamente salir de casa para ir a otro lugar. A veces quedarse, pero cambiando la rutina que llevábamos, también nos permite descansar, divertirnos y disfrutar del tiempo libre.

En principio parece muy sencillo, pero si no puedes sacarte de la cabeza los temas pendientes del trabajo o de la casa, es imposible que logres disfrutar realmente de unas buenas vacaciones. Por eso, la mayoría de las veces, cuando se acaban, te preguntas al volver a tu casa si realmente pudiste descansar durante ese tiempo.

Para que puedas aprovechar tus próximas vacaciones, voy a compartir contigo algunas herramientas. Recuerda que todo dependerá de tu actitud y de cómo te plantees pasar esos días. ¡Disponte a disfrutar de las vacaciones!

Evita molestarte por las cosas inesperadas. Muchas veces lo inesperado se atraviesa en tu vida como, por ejemplo, algo por resolver a última hora, no encontrar los documentos que necesitas, la espera de un familiar que te acompañará… a pesar de lo molesto que puede resultar, no te dejes atrapar por el estrés, después de todo son cosas que no puedes cambiar así que no te queda otra alternativa que aceptarlas y tener la mejor disposición para resolverlas y continuar con tus planes. Cambia tu manera de ver las cosas, sé más optimista y flexible, así la pasarán mejor tú y los tuyos.

Mantén una actitud positiva en todo momento. En lugar de fijarte en las cosas negativas que se presentan, pon tu atención en todo lo bueno que sucede a tu alrededor. No permitas que nada ni nadie te quite la oportunidad de disfrutar junto a tus seres queridos. Aprende a transformar los inconvenientes en parte de la aventura que significa salir a pasear y hacer cosas nuevas y divertidas. ¡Relájate un poco!

No te conviertas en esclavo del deber. Ten presente en todo momento que estás de vacaciones y que todos los que te acompañan también. Es un buen momento para compartir y delegar las responsabilidades y no sentir que sigues cargando con las mismas obligaciones que en tu vida cotidiana. No te preocupes ni te aceleres si las cosas no se hacen como tú quieres. Recuerda ser lo suficientemente flexible como para permitir que todos participen a su manera. Bajar el nivel de exigencia durante esos días hará que todos se sientan más relajados y animados a colaborar.

Vuélvete más creativo y divertido. Para pasarla bien necesitas dejar salir un poco tu niño interior, potenciar el buen humor y estar dispuesto a hacer comentarios positivos y graciosos. Dale rienda suelta a tu entusiasmo, sonríe y disfruta de la presencia y de los comentarios divertidos de los demás. No quieras mantener el control de todo, permite que los demás también tomen algunas iniciativas y participa en ellas.

Simplifica tus días. No seas rígido al tratar de trasladar la misma estructura que mantienes en casa al tiempo de vacaciones. Las horas de las comidas se pueden ajustar, el tiempo en que cada uno desea hacerlo puede variar, los planes se pueden mover a menos que tengan compromisos sociales o económicos hechos con anterioridad. Una buena idea también consiste en repartir la responsabilidad de las comidas que se hacen en casa, dejando participar, inclusive, a los más pequeños. Deja espacio sin planificar para hacer lo que les provoque a todos en el momento. Descansar no es sinónimo de mantenernos en actividad constante, no hacer nada también puede ser muy relajante y reconfortante.

Administra bien tu tiempo. Si todo lo que planeas hacer en las vacaciones no cabe en la agenda que haces cada día, elimina algo. Puedes hacer menos cosas con más tiempo para que puedas disfrutarlas realmente. Cada vez que te sientas estresado por el tiempo que les toma salir del sitio para hacer una actividad afuera, respira profundo, siéntate unos minutos y espera con calma a que todos estén listos. Lo mejor durante las vacaciones es no estar tan pendientes del reloj.

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