viernes, 29 de mayo de 2009

Cuando corren tiempos difíciles

Hay momentos en los que nos sentimos afectados por las circunstancias que rodean el conflicto que tenemos con otros hasta el punto que la tensión, la preocupación y la angustia trastornan nuestra manera de ser, convirtiéndonos en personas tan o más agresivas que aquellas a las que criticamos y juzgamos tan duramente por su comportamiento y actitud.

No podemos dejarnos atrapar por las emociones negativas, mucho menos por los comentarios que llevan la intención de encender en nosotros el miedo y la agresividad. No es con más violencia como vamos a recuperar el balance y la paz que tanto deseamos.
Hace falta poner un poco de distancia entre nosotros y la situación que nos afecta, de manera que podamos aquietar nuestras emociones y recuperar la claridad mental que nos permita observarla en su dimensión real, para manejarla y encontrar las herramientas que nos permitan resolverla y superarla.
Mientras más nos dejemos afectar y llenar de ideas y emociones negativas, más confusión tendremos al momento de analizar objetivamente la situación para resolverla, convirtiéndonos en víctimas inconscientes de aquellos que nos manipulan para su propio beneficio. ¡Mantengamos la calma! Recordemos que todo lo que sucede representa una oportunidad para aprender algo que necesitamos. Preguntémonos: ¿qué puedo hacer para aportar una idea o una acción concreta para darle solución a esta situación?
Detengámonos a tiempo de no seguir repitiendo actitudes y comportamientos que en lugar de ayudarnos a solucionar los conflictos y a recuperar la paz y el bienestar, contribuyan con el mantenimiento y la gravedad del mismo.

Herramientas para reconciliarnos
Libera las tensiones. Aprende a canalizar el estrés y la tensión. Realiza algún tipo de rutina física que te ayude en ese sentido. Aprende a establecer ciertos límites que protejan tu salud y bienestar. No tomes decisiones mientras te sientas afectado.
Escucha con atención. Aprende a escuchar las ideas o el punto de vista de otros sin engancharte emocionalmente y sin suponer o imaginar una doble intención. El juicio y la crítica afectan nuestra capacidad de análisis y de comprensión.
Expresa tus ideas. Anímate a compartir con otros lo que piensas, sin emoción, y con la intención de aportar claridad y solución a través de una buena comunicación. Cuida tus palabras y busca siempre establecer acuerdos.

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