jueves, 7 de mayo de 2009

Esperanza contra VPH


Esperanza contra
EL VPH

Según la Organización Mundial de la Salud, cada año seiscientos millones de personas -hombres y mujeres- se infectan con el Virus del Papiloma Humano (VPH). De ellas, quinientas mil mujeres enferman anualmente de cáncer de cuello uterino y trescientas mil mueren. ¿Puede esto evitarse? Por Irene Carrasquero. La Jolla, California

Los virus del papiloma son comunes en los animales (el hombre, entre ellos) y son específicos para cada especie. El que afecta a los humanos (VPH) tiene más de cien clases que difieren por el tipo de epitelio que atacan; algunos de ellos tienen preferencia por zonas cutáneas del cuerpo y otros por las mucosas.

La vía de transmisión del VPH es, principalmente, sexual y afecta tanto a hombres como a mujeres en todo el mundo, sobre todo en las segunda y tercera décadas de la vida. Las enfermedades asociadas, especialmente el cáncer de cuello uterino, tienen mayor incidencia en los países más pobres como los del sureste asiático, Europa oriental y Latinoamérica.

SUS CONSECUENCIAS

El VPH se asocia con múltiples enfermedades, tanto benignas como malignas, pues de los cien genotipos que existen, unos tienen capacidad oncogénica (o cancerígena) y otros no. Esto ha llevado a los investigadores a clasificarlos en dos grupos: de alto y bajo riesgo.

LA MÁS COMÚN
Entre las afecciones más frecuentes ocasionadas por el VPH se encuentran las denominadas verrugas genitales, formaciones de diferentes tamaños, semejantes a coliflores, que aparecen en la región genital tanto de hombres como de mujeres. También llamada condiloma acumulado, esta enfermedad es benigna, pero sumamente desagradable desde el punto de vista estético. Por fortuna puede ser tratada, si bien las verrugas suelen reaparecer para incomodidad de quien las padece.

Entre los de alto riesgo, los tipos 16 y 18 son responsables del 70 por ciento de los casos de cáncer de cuello uterino, una de las afecciones más frecuentes asociadas al VPH y que figura entre las dos primeras enfermedades oncológicas en mujeres en los países y regiones más pobres del mundo. Otros cánceres tales como los de vulva, pene, ano y la región bucofaríngea también se asocian de manera importante con este virus.

Específicamente sobre la relación entre VPH y cáncer de cuello uterino, el doctor Carlos Sattler, Director Senior de Vacunas para Adolescentes de la empresa farmacéutica Merck, Sharp & Dohme, aporta cifras determinantes:
• Cada año, según datos de la OMS, unos 600 millones de personas en el mundo se infectan con el VPH.

• Alrededor de 30 millones de estos casos resultan en verrugas genitales en mujeres.

• Igualmente, unos 30 millones resultan en lesiones de bajo grado que no progresan a cáncer.

• Más o menos diez millones se convierten en lesiones precancerosas o de alto grado que pueden llegar a ser cáncer.

• Finalmente, y lo que es más determinante, unas 500 mil mujeres al año enferman de cáncer de cuello uterino debido al VPH y cerca de 300 mil mueren por su causa.

"Cabe aclarar que los genotipos oncogénicos del virus son la causa necesaria de cáncer de cuello uterino. Es decir, si no hay infección por un tipo cancerígeno, no se desarrolla esta enfermedad", comenta el doctor Sattler.

Por su parte, los genotipos de bajo riesgo son responsables de otras enfermedades menos graves, especialmente las verrugas genitales, que constituyen el problema más común producido por el VPH y que se deben principalmente a los tipos 6 y 11.

Esta afección, también llamada condiloma acuminado, se caracteriza por formaciones de distintos tamaños, parecidas a pequeños coliflores, que aparecen en cualquier lugar de la región genital tanto de hombres como de mujeres y pueden producir molestias como ardor, dolor, sangrado o picazón.

Estas verrugas son benignas y no se asocian con mortalidad. Sin embargo, son muy desagradables desde el punto de vista estético tanto para quien las sufre como para su pareja y pueden tener un efecto devastador sobre la autoestima y la sexualidad. Además, se contagian fácilmente y a pesar de ser tratadas suelen asociarse con múltiples recaídas.

Pero a pesar de que estas lesiones pueden ser comunes, el VPH no siempre produce señales y para muchas personas que lo padecen es totalmente asintomático.


EL RIESGO
Como toda enfermedad de transmisión sexual, la conducta promiscua es uno de los principales factores que facilitan la propagación del VPH. Específicamente:

• Mantener múltiples compañeros sexuales

• Tener intercambio sexual con desconocidos o con personas cuya conducta sexual pasada se desconozca

• Iniciar una vida sexual a temprana edad

Otros factores como consumir alcohol o cigarrillo y sufrir otras infecciones de tipo viral como VIH o herpes también pueden favorecer su transmisión.


LA PREVENCIÓN
Pero lo que en definitiva aumenta el riesgo de contraer el VPH (como tantas enfermedades de tipo viral y de transmisión sexual) es la desinformación y, muy ligada a ella, la falta de prevención.

Desafortunadamente, sobre los países en vías de desarrollo recae 80 por ciento de los casos de cáncer de cuello uterino en el mundo y, obviamente, las muertes por su causa.

"La infección por VPH afecta desproporcionadamente a mujeres en países en desarrollo". ¿Por qué esta diferencia? Sattler la atribuye a que en los países desarrollados los programas de prevención y despistaje son más efectivos y es más factible que se descubran las lesiones precancerosas antes de que se llegue a desarrollar el cáncer, momento en el que se puede aplicar el tratamiento adecuado.
"Lamentablemente, aunque en los países latinoamericanos está disponible (incluso a nivel público) la prueba del Papanicolau, ésta no tiene una cobertura tan amplia como en otros países".


Cabe aclarar que esta prueba es, por excelencia, la mejor manera de detectar células anormales en el revestimiento del cuello uterino antes de que éstas tengan la oportunidad de convertirse en precancerosas o cancerosas. Por ello, es una indicación para toda mujer durante su examen ginecológico, pues se ha comprobado que ayuda a salvar vidas.

LA VACUNA

Preocupados por la alta incidencia del VPH en las mujeres en el mundo y su relación con el desarrollo de cáncer de cuello uterino y otros cánceres de tipo genital, un grupo de investigadores se dedicó a buscar la forma de eliminar el riesgo de contagio por este virus. Y la respuesta parecía ser obvia: una vacuna.

Fue así como luego de años de investigación, análisis e innumerables pruebas nació Gardasil,
en cuyo desarrollo participó activamente el doctor Sattler.

Pero antes de hablar de esta alternativa, disponible ya en muchos países del mundo, es pertinente preguntarse por qué desarrollar una vacuna cuando existen programas de despistaje como el Papanicolau, relativamente sencillo y que ha demostrado una alta efectividad en la detección temprana y prevención de cáncer de cuello uterino. "Las pruebas de despistaje como el Papanicolau han sido muy exitosas -comenta el doctor Sattler-, pero solamente donde han sido aplicadas adecuadamente. Esto requiere su cumplimiento de por vida, lo cual implica costos muy elevados y es problemático en muchos países como, por ejemplo, los de América Latina. La vacunación parte del concepto de que es mejor prevenir que tratar y hemos visto que incluso en países donde la aplicación de la prueba del Papanicolau no ha sido efectiva, la vacunación sí lo ha sido".

A esto se suma que el VPH causa otros tipos de cáncer que no tienen forma de ser detectados a través de la prueba del Papanicolau, aun cuando ésta se haga de forma correcta y rutinaria. Aclarado el punto, vale la pena ahondar sobre esta novedosa alternativa.

MÁS SOBRE LA VACUNA
• Ésta ha sido aprobada y aplicada con éxito en más de cien países y territorios; en Venezuela se encuentra en proceso de aprobación por parte de las instancias de salud pública correspondientes.

• Su aplicación no previene enfermedades de transmisión sexual no asociadas con el VPH.

• Tampoco es útil como tratamiento para eliminar o mejorar los síntomas que ocasiona el VPH (sean verrugas genitales o cáncer de cuello uterino, entre otros).

• Incluso después de habérsela aplicado, es importante que la mujer siga realizándose rutinariamente la prueba del Papanicolau, pues ésta puede detectar otras enfermedades no relacionadas con el VPH.

• Su formulación no contiene el DNA del virus y, por lo tanto, no es infecciosa.

Gardasil es una vacuna tetravalente recombinante contra los tipos 6, 11, 16 y 18 del VPH. La "selección" de estas cuatro clases del virus no es fortuita y responde a la alta carga de enfermedad que éstos traen consigo.

Los dos primeros están dentro del grupo de los no oncogénicos y son los causantes del 90 por ciento de los casos de verrugas genitales en el mundo. Los dos últimos, por su parte, son del tipo oncogénico y están asociados muy particularmente al cáncer de cuello uterino.

El tipo 16, según datos aportados por el doctor Sattler, es específicamente responsable por:
• 70 por ciento de los casos de cáncer de cuello uterino en Norteamérica y Europa

• 68 por ciento en África del Norte

• 57 por ciento en América Central y del Sur

• 52 por ciento en el sur de Asia

Asimismo, tiene una importante relación con el desarrollo de otros cánceres como de ano, de pene y, más recientemente, buco-faríngeo.

El tipo 18, por otro lado, aunque tiene menor incidencia sobre el desarrollo de cáncer de cuello uterino, no puede ser subestimado y también ha cobrado la vida de muchas mujeres en el mundo. Específicamente es el causante de:
• 26 por ciento de los casos de este cáncer en el sur de Asia

• 17 por ciento en África del Norte

• 15 por ciento en América del Norte y Europa

• 13 por ciento en América Central y del Sur

SEISCIENTOS MILLONES de personas
se infectan al año con el VPH

LAS CANDIDATAS
La vacuna contra el VPH está indicada específicamente para niñas, mujeres jóvenes y adultas en un rango de edad de entre 9 y 45 años. Su régimen de aplicación es de tres dosis intramusculares en un período de seis meses.

Cabe preguntarse: ¿por qué sólo en mujeres? Al respecto el doctor Sattler comenta que aun cuando la transmisión del VPH se da de igual manera desde hombres hacia mujeres y viceversa, es en ellas donde hay probabilidad de desarrollar cáncer de cuello uterino, la enfermedad más peligrosa y recurrente asociada a este virus.

En todo caso, la vacuna previene el contagio no sólo contra los tipos de virus que ocasionan este cáncer sino además contra los responsables por las verrugas genitales, comunes tanto en hombres como en mujeres, y al estar ellas protegidas también lo estarán sus parejas.

Y aquí una nueva interrogante: ¿por qué se indica a tan temprana edad? La inclusión de niñas en la prescripción de esta vacuna responde a la necesidad de protegerlas antes de que inicien se vida sexual, pues una vez que lo hagan ya están en riesgo de contagiarse.

Adicionalmente, es más común que las niñas vean a su médico con más frecuencia que las adolescentes y adultas y es una realidad que los jóvenes tienen unamejor respuesta a las vacunas que los adultos.

Más sobre EL VIRUS

• Aun cuando el VPH se transmite por vía sexual, no es necesario que haya penetración para que se produzca el contagio; cualquier intercambio genital puede propagar el virus.

• Cada nueva pareja sexual aumenta diez veces el riesgo de infectarse por VPH y puede contagiar con un tipo diferente del virus.

• Dos de cada tres personas que tienen contacto sexual con otra que tiene verrugas genitales también las desarrollarán.

• El hecho de sufrir de verrugas genitales no implica riesgo inminente a padecer cáncer de cuello uterino; de hecho, los tipos de virus que producen ambas condiciones son diferentes.

• En muchos casos, las verrugas genitales se curan espontáneamente; de lo contrario, el urólogo o el ginecólogo pueden dar su mejor recomendación para eliminarlas.

Coordenadas
• Doctor Carlos Sattler
Director Senior de Vacunas para Adolescentes de Merck, Sharp & Dohme,
participante en el Sexto Taller Anual de la Salud en Latinoamérica y El Caribe.
La Jolla, California, Estados Unidos

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