viernes, 29 de mayo de 2009

El poder mágico de la comunicación

"Todos podemos ser maestros y discípulos a la vez, si estamos lo suficientemente abiertos y atentos para reconocerlo"

Cuando no logramos tener relaciones personales satisfactorias, casi siempre terminamos pensando que es por culpa de los demás. No nos damos cuenta de que, tal vez, sean nuestra actitud y comportamiento equivocados, lo que nos mantiene alejados de ellos. Asumimos que lo estamos haciendo bien, que somos muy competentes y que son las demás personas las que deben cambiar su postura.
¿Te sientes solo en medio de un mundo lleno de personas diferentes a ti? ¿Te parece que nadie te entiende? Cuando una situación se repite en nuestra vida más de un par de veces es porque todavía tenemos que algo que aprender a través de ella. Y si diferentes personas, en momentos y lugares distintos, nos hacen el mismo comentario negativo o se comportan con nosotros de la misma mala manera, es porque los atraemos a nuestra vida con nuestra actitud y nuestro comportamiento para resolver algún asunto pendiente, para aprender algo, para cambiar alguna creencia o programación mental o para soltar y pasar la página definitivamente. Todos podemos ser maestros y discípulos a la vez, si estamos lo suficientemente abiertos y atentos para reconocerlo; así, lograremos salir de las situaciones difíciles más fácilmente y sin que nos lastimen tan profundamente, habiendo aprendido algo nuevo.

Cuando te encuentres otra vez en la misma situación, pregúntate: ¿qué puedo aprender de lo que me está pasando? ¿Qué es lo que estoy haciendo para estar de nuevo en esta situación? Porque sólo entendiendo que somos parcialmente responsables de lo que vivimos, podemos iniciar un trabajo de autoobservación que nos lleve a encontrar aquellas actitudes, comentarios o comportamientos negativos que pudieran ser la causa de los problemas que tenemos con otras personas en el trabajo o en la vida cotidiana, para cambiarlos por otros que nos estimulen a tener mejores relaciones personales. Si actuamos con sinceridad, educación y buen humor, seguramente ampliaremos nuestro círculo de amistad.

Claves para mejorar nuestra comunicación
Elegir las palabras al momento de expresarnos. Tener claro el mensaje que deseamos enviar y escoger las palabras o las frases más adecuadas para hacerlo, evitará que digamos cosas sin pensar y que puedan ser interpretadas de una manera equivocada.

Cuidar el tono emocional en la voz. Es muy importante estar atentos para no acompañar nuestros comentarios con emociones negativas, cargadas con el estrés y la tensión de nuestros procesos personales. Recordemos que los demás no tienen nada que ver con lo que nos pasa en otras áreas de la vida.

Ser conscientes de la expresión corporal. Muchas veces la expresión de nuestro rostro dice más que muchas palabras. Relaja tu cara, afloja el entrecejo y aunque la conversación que vas a tener sea seria dibuja una media sonrisa en tu rostro para suavizar tu expresión. Relaja tu cuerpo y evita realizar movimientos involuntarios que delaten tu tensión.

Evita los comentarios personales. Si la conversación es sobre trabajo, evita mezclarla con comentarios personales. Cuídate de no usar frases ácidas o con un doble sentido. Es preferible encontrar un momento aparte para hablar con esa persona con la que tienes un desacuerdo, y solucionarlo directamente.

Revisa tu nivel de exigencia. A veces somos muy exigentes con nosotros mismos y con los demás. Es posible que sin ser conscientes de ello, les exijamos a las otras personas mucho más de lo que en realidad pueden dar. Por eso es importante reconocer y aceptar las características personales de los demás.

Acércate a los demás con una sonrisa. En lugar de esperar a que las otras personas tomen la iniciativa de acercarse a nosotros, usemos un comentario casual y positivo, una frase amable o un cumplido para propiciar un acercamiento. Recordemos que mantener una actitud positiva, optimista y entusiasta siempre nos ayudará a iniciar relaciones con más facilidad.

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