jueves, 2 de abril de 2009

Vivir en armonía

El jefe indio Alondra Amarilla dijo: “Oh, Gran Espíritu, cuya voz oigo en el viento, cuyo soplo da vida al mundo, óyeme. Vengo a ti como uno de tus muchos hijos. Soy pequeño y débil. Necesito tu fuerza y tu sabiduría. Ojalá pueda caminar en la belleza. Haz que mis ojos puedan ver siempre el sol poniente rojo y púrpura.

Haz que mis manos respeten las aguas que has creado y que mis oídos estén atentos a tu voz.

Haz que sea bueno para descubrir lo que has enseñado a tus hijos, esas lecciones que has escrito en cada hoja y en cada roca.

Hazme fuerte, no para ser superior a mis hermanos, sino para combatir a mi mayor enemigo: yo mismo. Haz que cuando la vida decline como el sol poniente, mi espíritu pueda venir hacia ti sin sentir vergüenza ni pena”.

Nuestra felicidad está intrínsecamente ligada a la felicidad de los demás y si la humanidad sufre, nosotros de un modo o de otros, también sufrimos. Mientras más abiertos y altruistas seamos, más paz experimentaremos dentro de nosotros mismos. Por eso tal vez la religión universal debería ser la de la acción desinteresada
y su templo el corazón de cada ser humano.

Al vivir con nuestra atención colocada en los diferentes estímulos que recibimos del mundo exterior, se nos olvida lo que es verdaderamente esencial en la vida. Pero,
un cambio está ocurriendo en el mundo: la suma de las acciones individuales de personas que aportan su grano de arena desde el corazón, sin ningún interés personal, hará que se produzca una transformación en el interior del ser humano, ajustando sus valores y reafirmando su identidad. Con el trabajo dedicado, consciente y responsable de sembrar amor, bienestar, fortaleza, valoración personal y esperanza, podremos renovar la perspectiva que tenemos del mundo. Dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a suavizar y a enriquecer la vida de los demás, con nuestro trabajo, conocimiento, palabras, gestos, detalles… puede ser una experiencia muy gratificante. Además, este es un trabajo que nos recompensa de antemano.

Claves

Cuida tu cuerpo. En la medida en que te sientas bien físicamente, tendrás más energía y entusiasmo para aportar a las otras áreas de tu vida. Ponte manos a la obra, practica alguna actividad física con disciplina y regularidad, sin exigirte demasiado. Hazlo para estimular y aumentar tu bienestar.


Mantén buenas relaciones con los demás. Piensa en tus relaciones con la familia, los amigos y los compañeros de trabajos o estudio, como una oportunidad de crecer y enriquecerte como ser humano. Comparte con ellos lo mejor de ti y conviértete en un elemento pacificador que ilumine la vida de quienes están a tu alrededor.

Diviértete más.
Un exceso de responsabilidad y compromisos, generalmente nos impide disfrutar un poco más la vida. Recupera tu sentido del humor y siéntete dispuesto a compartir momentos de disfrute con tus seres queridos. Aparta tiempo para practicar algún hobbie.

Aprende a pedir. Atrevernos a expresar nuestras necesidades y deseos nos da la posibilidad de sentirnos más satisfechos en la vida. Hay personas que piensan que manifestar sus necesidades es una señal de debilidad, pero en realidad es una muestra de fortaleza y madurez.

Cuida tus pensamientos. Cuando uno actúa o habla dejándose llevar por una mente prejuiciada, confundida o negativa, generalmente lamenta haberlo hecho, porque tiene que asumir las consecuencias de su error. Pero, si uno lo hace impulsado por una mente clara, limpia y optimista, la consecuencia será la felicidad y el bienestar.

Aprende a fluir. A pesar de que nos parece que las diferentes áreas de nuestra vida no están conectadas, en realidad lo que hacemos en el trabajo repercute en nuestra vida personal, en la familiar y en nuestro contacto social. Por eso es tan importante intentar vivir en base a nuestros valores en todo momento y circunstancia.

Maneja tu tiempo. Tú eres quien realmente administra y decide qué hacer con su tiempo. Organízate cada noche, de manera que el día siguiente puedas cumplir con tus pendientes y disponer de un tiempo para las actividades que te relajan y suavizan tu vida.

Aprende de ti mismo. Conviértete en un observador atento e imparcial de tu persona. Evita juzgarte o criticarte duramente, trátate con gentileza y recuerda que puedes cometer errores y aprender de ellos, para no tener que repetirlos más. Conocerte hará que puedas manejar tu vida con conciencia y responsabilidad.

Pon corazón en lo que haces. El trabajo de cada persona es muy importante para todos nosotros. Sin importar que tan sencillo o humilde nos parezca, el trabajo hecho con responsabilidad, mística y entrega produce un efecto muy beneficioso para la sociedad.

Gracias por leer estos temas, pero tambien agradezco que hagan sus comentarios sobre cada tema, asi yo vere que les interesa...
Muchas Gracias
Jackie

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