martes, 28 de abril de 2009

A VECES PARA VIVIR ... HAY QUE MORIR

Podemos darnos la oportunidad de volver a comenzar, retomar el control sobre nuestra vida y plantearnos nuevas metas que nos hagan sentir más motivados cada día. Sin importar lo que hayamos vivido, elijamos conservar el aprendizaje y todo lo positivo que nos dejó esa experiencia para enriquecernos como seres humanos.

Para tomar las riendas de tu vida

Asume el reto. Eres el único que puede cambiar tu estilo de vida. Deja de buscar culpables de todos los momentos difíciles que has vivido y asume la responsabilidad de lo sucedido. Recuerda que lo que pensamos, decimos y hacemos tiene una gran influencia en nuestra vida y en la de las personas que nos rodean. Al aceptar que eres tú quien crea tu mundo, tus horizontes se abren.

Reúne valor y fortaleza. Lo primero que tienes que hacer es alimentarte bien.
Come saludablemente y descansa lo necesario. Esto te dará la energía que
necesita tu cuerpo para acompañarte en el esfuerzo.

Practica algún tipo de rutina de ejercicios. Hazlo con disciplina y constancia
para fortalecer y mejorar tu condición física. Aprende a relajarte y a no asumir
más compromisos de los que en realidad puedes cumplir para bajar, así, tu nivel
de estrés. Date la oportunidad de deshacerte de las cosas que ya no necesitas
y que forman parte de ese pasado que quieres soltar.

A prende a quererte. Conviértete en tu mejor amigo y consejero. En lugar
de recordar y resaltar tus errores y limitaciones, reconoce tus cualidades y talentos.
Si no te sientes capaz de hacerlo, pregúntale a tu mejor amigo cuáles cree
que son tus cualidades. Seguramente te sorprenderá descubrir que tiene
una imagen muy positiva de ti.

Vive momento a momento.
Evita pensar en lo que pudiste hacer para que las
cosas ocurrieran de otra manera. Ya no pienses más en todas las cosas que
tienes pendientes por hacer o resolver y concentra tu atención en cada
cosa que haces, para que te salga bien.

Desarrolla la capacidad de poner atención. Acostúmbrate a escuchar sin interrumpir a los demás para que puedas comprenderlos y relacionarte con ellos de una mejor manera.

Reserva tiempo para ti. Planifica tu agenda tomando en cuenta el tiempo que necesitas para satisfacer tus necesidades personales y para realizar alguna actividad relajante o divertida que te permita descansar y renovar el entusiasmo por la vida, sobre todo si tienes que producir un equilibrio entre un trabajo que demanda gran parte de tu tiempo y atención y una familia que espera poder compartir contigo momentos de calidad. Reserva tiempo para escuchar tu música preferida, leer un poco o, simplemente, para quedarte solo un rato para reflexionar, sin sentirte culpable.

Construye una visión integral de tu vida. Es muy importante lograr el balance entre el lado espiritual y material de tu vida. Muchas veces la falta de planificación y metas personales hace que divaguemos perdiendo los recursos y las oportunidades necesarias para conseguir una mejor calidad de vida.

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