martes, 3 de junio de 2008

Hidratarse sin riesgos


Hidratarse
sin riesgos


Estudios recientes
alertan contra la
moda de tomar agua
en demasía porque
puede ocasionar problemas para la
salud. Lo adecuado
es atender al mecanismo de la sed en individuos sanos y sumar
alimentos ricos en ella
a la ingestión diaria.
Carmen Isabel Maracara

El cooler, la nueva
cantimplora ambulante,
tomó desde hace varios

años no sólo los gimnasios sino también los parques, calles y hasta las frías oficinas. El tomar líquidos en abundancia se convirtió en una exigencia que transformada en moda, sin matices, ha conducido a muchos a la hiperhidratación, causando incluso la muerte en deportistas de alta competencia. Se habla de tomar entre ocho a diez vasos al día, de dos a tres litros o más, pero los especialistas apuntan a atender las necesidades diferentes de hidratación según las edades, condiciones ambientales y actividad física desarrollada.

Los riesgos de la hiperhidratación se agu-dizan en pacientes con problemas de salud. "Para los enfermos cardiópatas es una barbaridad, porque al final, lo que hacen es acabar con insuficiencia cardíaca o con líquido en los pies o en la tripa,
lo que llamamos edemas, y no tiene sentido que esos pacientes estén tomando diuréticos para extraer agua y sal, que es lo que no saben manejar bien, y sin embargo, estén tomando dos o tres litros de agua diarios… Si uno tiene los
riñones bien, el corazón bien y el hipotálamo, que es donde está el centro de la sed, también bien, debe de beber cuando tiene sed, ni una gota más ni una gota menos", afirma el doctor Juan José Rufilanchas Sánchez, cirujano cardiovascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid.

Cuando el consumo de agua es mayor que su eliminación se produce una dilución excesiva del sodio presente en la sangre; es difícil, sin embargo, hiperhidratarse, pues si la hipófisis, los riñones y el corazón están funcionando normalmente, un adulto tendría que beber más de 7,5 litros de agua al día para exceder la capacidad de excreción del organismo. Pero si los riñones no excretan normalmente el agua, como sucede en el caso de las enfermedades cardíacas, renales o hepáticas, sí hay riesgos.

Más aún, un estudio reciente de los nefrólogos Dan Negoianu y Stanley Goldfarb, investigadores de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, publicados en el Journal of the American Society of Nephrology en abril pasado, indica que tras examinar los efectos de beber ocho grandes vasos de agua (equivalentes a 2,3 litros) no se encontraron "pruebas definitivas" de que la práctica ayude a no aumentar de peso o mejore la salud de la piel. "No sabemos por qué estas creencias están tan extendidas", explicó Negoianu. "Muchas ideas probablemente son intuitivas: cuanta más agua se bebe más se orina, por lo que tiene sentido que aumente la eliminación de toxinas. Sin embargo, sabemos que muchas de estas intuiciones no siempre son verdad, por lo que es necesario un respaldo científico".

Para el nutricionista venezolano Marcos Arcano, "no hay una regla rígida acerca de cuanta agua debe consumir una persona, porque hay factores que influyen como su actividad física, dónde vive (lugares calurosos), etc. Pero los estándares más recomendables indican ingerir de dos a dos y medio litro por día". Pero ojo, Arcano aclara que esa cantidad incluye lo que se consume en zumos de frutas, tés, alimentos ricos en agua, así como algunas bebidas alcohólicas, tales como cerveza y vino, cuyos beneficios han sido examinados por la comunidad científica. "Se ha comprobado que una copa de vino al día o por lo menos tres veces por semana es casi milagrosa, porque contribuye a prevenir enfermedades coronarias, de tensión arterial, de accidentes cerebrovasculares, riñón, etc. Cuando mis pacientes me preguntan qué tipo de bebida pueden consumir, siempre le incluyo unas copas de vino semanal, eso sí, sin olvidar el agua mientras consumen vino".

Una dieta sana, con abundante consumo de frutas, vegetales, pescado, carnes blancas y con moderación en sal, carnes rojas y grasas saturadas, además de la ingestión adecuada de líquidos, acompañada por el ejercicio y buenos hábitos de recreación y descanso, hará mucho por su salud. Si consume sopas, jugos, batidos, leches, vegetales ricos en agua y ensaladas crudas, además de ingerir agua, difícilmente se deshidratará. Y si su rutina de ejercicios es muy intensa o rebasa una hora de duración, puede recurrir a bebidas isotónicas para reponer fluidos más efectivamente, lo que también aplica para momentos de mucho calor ambiental y gran sudoración.




Bebidas especiales
En Venezuela existen diversas marcas de bebidas isotónicas
o deportivas, comercializadas para el mercado de quienes entrenan activamente, aunque el público en general también las ingiere. Éstas producen
una gran capacidad de rehidratación, porque incluyen en su composición bajas dosis de sodio, normalmente en forma de cloruro de sodio
o bicarbonato sódico, azúcar
o glucosa y, habitualmente, potasio y otros minerales, componentes que ayudan a la absorción del agua. Su composición y función es similar a la del suero fisiológico, pero con una mejora en el sabor.

El sudor es un mecanismo de regulación del cuerpo para estabilizar la temperatura corporal, que se incrementa con la práctica deportiva, pero al sudar se pierden rápidamente agua y sales minerales, lo que hace que disminuya el rendimiento físico y que la recuperación del atleta sea más lenta. Las bebidas isotónicas contienen azúcares y sales minerales a la misma presión osmótica que la sangre. Por su composición, este líquido sale del estómago, pasa al intestino donde es absorbido y de ahí llega al torrente sanguíneo sin dificultad, lo que favorece la rápida asimilación de sus constituyentes y el rendimiento deportivo. Pero si su entrenamiento dura menos de una hora, aún cuando el ambiente sea caluroso, es suficiente con mantener una adecuada hidratación con agua. Y si está a dieta, debe verificar las calorías de estas bebidas, pues algunas pueden aportar
300 calorías por litro.

El nutricionista Marcos Arcano indica que su uso puede ser adecuado si no se cometen excesos. "Acerca de las bebidas energizantes, hay algunos que las apoyan como medio para la recuperación rápida por su alto contenido de carbohidratos y estimulantes, como la cafeína y la taurina. Pero hay otros que la rechazan por sus altas dosis de cafeína que es perjudicial para la salud si se abusa en su consumo. Hay especialistas que recomiendan que este tipo de bebidas sean ingeridos por deportistas de alto rendimiento, para mejorar sus capacidades de recuperación. Yo opino que hay otros medios que ayudarían después de una sesión de entrenamiento, como por ejemplo un plato de cereal integral con frutas y leche descremada".

¿Existen contraindicaciones para las personas que consumen estas bebidas?
"Sí las hay. El abuso de su consumo, a largo plazo, puede ocasionar graves problemas cardíacos y del sistema nervioso. Hay muchos riesgos últimamente con estas bebidas entre los jóvenes, porque tienden a mezclarlas con alcohol, creando estados elevados de ansiedad".

¿Quienes no deberían tomarlas?
Diabéticos, personas con problemas de hipertensión, problemas cardíacos, aquellos que sufran de alteraciones metabólicas y nerviosas.
¿Son un buen sustituto de un zumo natural, de agua, de una infusión?
"Para nada. Todo lo contrario. Aferrarse a lo natural como el agua o los jugos e infusiones es lo más indicado"


Hecho en casa
La comodidad de adquirir bebidas preparadas es indiscutible, pero también es bueno saber cómo preparar en casa bebidas que nos ayude a rehidratarnos en días de mucho calor, de práctica deportiva intensa o incluso cuando enfrentamos una diarrea.

La limonada alcalina tiene ingredientes que prácticamente están siempre a mano: un litro de agua hervida, una pizca de sal (1,8 g), una pizca de bicarbonato sódico, dos cucharadas soperas de azúcar (50g) y el zumo de un limón. Se mezclan todos estos ingredientes y se refrigera para irla tomando lentamente.

El agua de arroz forma también parte de las recetas de nuestras abuelas y posee una de las características deseables antes mencionadas: proporciona glucosa en forma de un almidón de asimilación rápida, mejorando la absorción del agua, por lo que se ha usado tradicionalmente para reducir las diarreas.

Y en los favores del trópico no se puede olvidar el agua de coco, que por su contenido nutritivo es un verdadero suero fisiológico natural. Tal como señalan Freites, Cifré y Bracho, "las raíces del cocotero, profundamente enterradas en el suelo, extraen sus minerales esenciales, que la planta procesa y almacena en su fruto. Así, el fruto del coco contiene potasio, sodio, calcio, magnesio, fósforo, azufre, cloro y silicio, siendo además rico en vitaminas del complejo B". Una panacea natural, de rico sabor, que se consigue fácil en el país tanto en comercios tradicionales, como en franquicias y supermercados.

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