domingo, 15 de agosto de 2010

El momento es aquí y ahora




La mayoría de las personas viven como si fuesen pasajeros en un viaje en tren.

Un largo viaje lleno de incomodidades y sacrificios, esperando poder llegar al fin, a su destino ideal, en donde podrán tener todo lo que necesitan para sentirse felices y realizados. Mientras tanto, a través de las ventanas del tren, ven pasar bellos paisajes, sin poder disfrutar de las verdes montañas, de los niños que saludan, de los caballos pastando, de los sembradíos, de las nubes o de los pueblos que recorren en el camino, porque están concentrados en lo que desean conseguir y en lo que seguramente obtendrán, cuando lleguen a donde van.

En algún momento del viaje se darán cuenta de que no existe ese lugar o momento ideal, donde se den todas las condiciones que creen que necesitan para ser felices, porque, la verdadera felicidad, es el viaje mismo, el recorrido con todas sus experiencias.


El lugar ideal es sólo un espejismo que constantemente cambia y se deja atrás.

La mayor parte del tiempo vivimos en función de todo lo que tenemos que hacer o resolver cada día, librando continuas y duras batallas con nosotros mismos o contra otros, llenos de frustración e insatisfacción, lamentándonos por lo que nos ha tocado vivir y, peor aún, sintiéndonos mal por lo que tienen otros, quienes, desde lejos, parecen tener la vida que deseamos para nosotros, perdiendo, así, la posibilidad, de reconocer y resaltar todos los elementos buenos, agradables, mágicos, importantes y especiales que también forman parte de nuestra vida.

Por eso te sugiero que aprendas a disfrutar intensamente el presente, pues, en realidad, es lo único que tienes. Este es el mejor momento para hacer los cambios necesarios que te permitan disfrutar más la vida.

No permitas que el estrés por cumplir con tus metas materiales, las tareas pendientes y el exceso de responsabilidades confunda tus prioridades y te impida detenerte unos minutos para valorar y disfrutar de todo lo bueno que te suceda durante el día.

Sueña en grande, sin limitaciones ni temores, sé perseverante para que ningún obstáculo te detenga y fortalece la voluntad para que tengas la fuerza necesaria para trabajar hasta conseguirlos. Recuerda mantenerte abierto y atento para rectificar el camino que elegiste en caso de que sea necesario.

Cambia tu actitud, llénate de pensamientos y sentimientos positivos y de calidad, que te hagan sentir optimista. Deja de esperar y comienza a actuar, el camino se recorre paso a paso.

Toma la decisión de soltar los recuerdos negativos del pasado, vivir tu duelo y sanar emocionalmente, de manera que puedas vivir el presente, atento a reconocer y a valorar todas las oportunidades y las bendiciones que lleguen a tu vida.

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