viernes, 4 de septiembre de 2009

INVIERTE EN TI


Muchas personas creen que pensar bien de ellas mismas, valorarse y tomar en cuenta sus deseos y necesidades al momento de plantearse metas, tomar decisiones y establecer límites sanos en relación con otras personas, puede ser egoísta. Pero lo cierto es que si no se incluyen en la planificación diaria que hacen, y viven para complacer y permitirles a los demás que se aprovechen de ellas, no tendrán la posibilidad de cumplir sus sueños ni tampoco de tener una vida plena.

Mantener el balance en todo momento es determinante para no perdernos en la confusión que pueden causarnos, al momento de actuar, la necesidad, el temor, la ambición, la envidia y el verdadero egoísmo. Claro que es positivo compartir con los demás y actuar con desinterés y buena intención, pero también es necesario aprender a hacerlo con conciencia y respeto hacia nosotros mismos. Para lograrlo, es necesario apreciarnos; es decir, fortalecer nuestra estima para sentirnos a gusto con quienes somos, y tener la confianza de que seremos capaces de superar la dificultad para salir adelante, transformar nuestro estilo de vida y conseguir nuestros sueños.

El primer paso consiste en aceptarnos como somos, con nuestras limitaciones y cualidades, como si fuéramos un enorme paquete de regalo que contiene una serie de características personales que nos hacen únicos y especiales. Aceptarnos no significa que perdemos el deseo de superarnos ni que dejamos de estar conscientes de la importancia que tiene mejorar ciertos aspectos de nuestra personalidad, sino que renunciamos a la necesidad de compararnos y de buscar la aprobación de los demás.

Generalmente es en nuestra mente donde libramos la mayor batalla, pues la imagen empobrecida que tenemos de nosotros, la culpa y el resentimiento que guardamos, nos impiden reconocer y valorar nuestras cualidades, talentos y características positivas, convirtiéndonos así en el obstáculo más grande a vencer.

La mayoría de las veces, ni siquiera los cumplidos, el reconocimiento y las frases cariñosas que recibimos de los demás, logran que cambiemos esa imagen tan negativa que tenemos. Pensar bien de nosotros no tiene nada de malo si el producto positivo de lo que pensamos, sentimos y elegimos lo compartimos con los demás. Para experimentar un vida plena y disfrutar de relaciones más satisfactorias necesitamos saber quiénes somos; de lo contrario, la inseguridad y la necesidad de depender de otros hará que nos sintamos afectados por el comportamiento y las diferentes actitudes que puedan adoptar. Vivamos la sensación de tener la fuerza interior capaz de ayudarnos a cambiar o a superar cualquier situación de limitación que se nos presente en la vida.

Somos nosotros quienes les enseñamos a los demás cómo es que van a tratarnos. Empieza a respetarte, a valorarte y a tomarte en cuenta para que otros aprendan a hacerlo. Esto te llevará a considerar, respetar, aceptar y tratar bien a los demás. ¡No podemos dar lo que no tenemos y sentimos adentro!

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